Experiencias del dolor. David Le Breton

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Experiencias del dolor - David Le Breton


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forma exclusiva como hace con las cosas muertas,

      mediante autopsias y cortes microscópicos…

      En consecuencia, todavía falta, entre la idea que

      nosotros nos hacemos del dolor y su realidad,

      todo el campo inexplorado de aportes de lo individual.

      René Leriche, Cirugía del dolor

      Introducción

      No hay dolor sin sufrimiento

      Habla -Sin embargo no separes del Si al No.

      Da también significado a tu palabra:

      Dándole sombra.

      Paul Celan, Habla tú también

      El propósito consiste justamente en determinar los lazos entre el dolor y el sufrimiento, y paralelamente comprender por qué algunos dolores carecen de sufrimiento, o están incluso asociados a la auto realización o al placer. Por ejemplo el dolor buscado o vivido por medio de conductas de riesgo o de escarificaciones es de otra naturaleza al que produce la enfermedad. El deportista extremo o simplemente el deportista en competencia o durante el entrenamiento es un hombre o una mujer que acepta el dolor como materia prima de sus performances, trata de domesticarlo, de contenerlo, sabe que si no “pone todo” será mal visto. En cuanto a la persona que se suspende con ganchos por el pecho, más bien busca el éxtasis o una experiencia espiritual. En otro registro, la experiencia del parto manifiesta una fuerte ambivalencia, algunas mujeres lo viven como un sufrimiento intolerable y otras como una sensación inolvidable que no está unida al dolor. Por otro lado, hay quienes incluso buscan el orgasmo por medio de diversos ejercicios de crueldad en las prácticas sadomasoquistas. El dolor parece un conjunto de muñecas rusas, donde al abrir una, aparece otra y otra más. Brevemente, las figuras del dolor son innumerables y mi deseo es confrontarlas para tratar de comprenderlas mejor porque, si bien ciertas experiencias dolorosas destruyen a la persona, otras, a la inversa, la construyen.

      A menudo se siente dolor sin una lesión detectable y a la inversa, hay lesiones graves que no se sienten. Si bien advierte de una amenaza para la integridad corporal, no siempre es proporcional al daño que anuncia. Aunque a veces es útil para denunciar un proceso patológico, por lo general está ausente cuando se trata de indicar el progreso de una enfermedad grave descubierta demasiado tarde, y es común que se incremente fuera de toda necesidad de protección para desmantelar la existencia. Por lo general, es el dolor mismo la enfermedad a combatir. “¿Para qué le sirve a una persona que está muriendo por un cáncer, ese espantoso dolor que solamente con humor negro podríamos llamar función de defensa? ¿Para qué pueden servir un ataque de migraña, una neuralgia del ciático o del trigémino?” (Sarano, 1965, 111). ¿Para qué el dolor de un miembro fantasma, cuya paradoja es hacer sufrir por un miembro perdido y por otro lado reavivar el sentimiento moral de la mutilación, o el que persiste después de la cicatrización del tejido? En otras palabras, el dolor es una enfermedad, aunque participe del diagnóstico, urge aliviarlo.


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