Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento. Johann Pirela Morillo

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Perfiles del profesional de la información en la sociedad del conocimiento - Johann Pirela Morillo


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curriculares y líneas de investigación asociadas al perfil

       4.3Intersección del perfil profesional por competencias con componentes estratégicos

       Conclusiones

       Referencias

       Anexos

      Este trabajo tiene el propósito de mostrar los perfiles actuales que se han definido para la formación de los profesionales de la información. Tales perfiles se muestran a partir de resultados de estudios realizados en diversos países iberoamericanos, relacionados con la demanda de los mercados laborales para este tipo de profesionales, frente a los desafíos de las sociedades de la información y el conocimiento, una de cuyas características es la conformación de redes no solo tecnológicas, sino también sociales, de conocimiento y de aprendizaje, que potencian los procesos de creación, socialización y transferencia de los saberes.

      El libro presenta también resultados del proceso de evaluación y propuesta de un nuevo diseño curricular para la Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Universidad del Zulia, la cual además se inserta en un sistema de formación pregrado-posgrado e investigación y desarrollo. Las premisas que guiaron tales procesos apuntan a dos horizontes de sentido: 1) la necesidad de diseñar un camino propio para evaluar el impacto del diseño curricular vigente en la mencionada escuela desde 1995, y 2) el compromiso de generar una propuesta para la formación prospectiva, pertinente e innovadora del profesional de la información, considerando las tendencias proyectadas para las ciencias de la información en general, para la profesión en particular, y en sintonía con el modelo de desarrollo social, educativo, científico y cultural. Se busca que dicha formación, además, se expanda hacia el posgrado y la investigación institucionalizada, con miras a generar espacios de innovación y de reflexión permanente sobre el quehacer en las ciencias de la información.

      Cabe destacar la metodología utilizada, la cual estuvo orientada hacia la construcción y validación de una tecnología que denominamos curricular cooperativa; esta se entiende como un conjunto de procedimientos y técnicas para estructurar el perfil por competencias del profesional de la información y la generación de líneas y pautas para la gestión curricular del pregrado, posgrado e investigación institucionalizada. Esto se hace con el fin de configurar un sistema articulado para la formación del profesional de la información frente a las demandas y retos de las sociedades de la información y del conocimiento.

      La tecnología curricular cooperativa resultó del análisis documental y la comparación crítica de perfiles por competencias proyectados para los profesionales de la información, con la consulta a actores medulares que intervienen, participan activamente y son influenciados por los procesos formativos. Entre ellos se encuentran los estudiantes, los egresados, los profesores de la Escuela de Bibliotecología y Archivología y el sector empleador, representados por profesionales del área que tienen injerencia en la toma de decisiones relativas a la selección de personal en el área, para los diversos ámbitos que componen el sector informacional.

      El trabajo está estructurado en cuatro capítulos. En el primero se incluye la fundamentación teórico-conceptual del término tecnología cooperativa; el segundo trata sobre las bases epistemológicas, legales y axiológicas propiamente dichas de la tecnología cooperativa; el tercero se refiere a la caracterización de cada una de las fases en los procesos de investigación de profesionales de la información, y, finalmente, en el cuarto capítulo se alude a los productos derivados del proceso de concepción y diseño.

      Como resultado de la construcción y validación de la tecnología cooperativa, se tiene la definición del perfil por competencias del nuevo profesional de la información, organizado en función de establecer relaciones formativas con el posgrado y la investigación e innovación. Con ello se garantiza la superación del paradigma mecanicista y positivista que predomina en la concepción, diseño y ejecución del currículo, solo como plan de estudios, para así extender la perspectiva hacia un enfoque mucho más integrador, complejo y dinámico, que considere el currículo en el entramado de un sistema de relaciones que vincula las experiencias formativas del pregrado con el posgrado y la investigación institucionalizada.

      Se considera que la metodología para la evaluación y propuesta de nuevos perfiles se puede entender dentro de la tecnología cooperativa, diseñada como marco de referencia para emprender procesos de revisión, evaluación y diseño del currículo en ciencias de la información y en otras áreas de las ciencias humanas y sociales, en las cuales son importantes los procesos de interacción dialógica.

      Sobre las sociedades de la información y el conocimiento y la construcción del concepto de tecnología curricular cooperativa para la definición de perfiles de los profesionales de la información

      La demarcación de los conceptos sociedad de la información, sociedad de la comunicación y sociedad del conocimiento es de suma importancia porque frecuentemente aparecen en la literatura especializada como sinónimos, y en realidad existen diferencias importantes asociadas con el alcance de los conceptos de información, comunicación y conocimiento. Antes de caracterizar algunos rasgos estructurales que permiten hablar de una posible transición de la sociedad de la información —tal como fue definida por expertos durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta— a una sociedad del conocimiento, la comunicación y el aprendizaje, es importante partir de la premisa de que la información no es lo más importante si no lo que hacen con ella los actores en interacción dialógica (Galindo, 1998).

      En una primera aproximación es posible definir la sociedad de la información como aquella en la que se reconoce la convergencia entre la microelectrónica, la informática y las telecomunicaciones, y se asumen como prioritarias y estratégicas para el desarrollo, las actividades de procesamiento, almacenaje, distribución y venta de información. Según Pineda (1996), este concepto comenzó a utilizarse desde los sesenta en Estados Unidos, pero fue ampliado y diversificado en función de los enfoques de otros autores como Bell (1973), Galbraith (1967), Toraine (1971), quienes prefirieron utilizar el concepto de sociedades postindustriales; Jones (1963) y Baudrillard (1970), que utilizaron la expresión sociedades de consumo; Plassard-Scardigli (1984), con su concepto de sociedades digitales, y, finalmente, Nora Minc (1978) y Masuda (1980)1 quienes hablaron de sociedades informatizadas.

      A pesar de que se trata de conceptos diversos, en el fondo lo que se planteó con la definición de sociedad de información fue el producto de un estado del desarrollo de la humanidad, que evolucionó a partir del uso de materias primas extraídas de la naturaleza hasta la centralidad que el sector servicios e información adquirieron en la sociedad y la importancia estratégica de los flujos de datos globales y locales, como punto de partida para impulsar el desarrollo. Aún se sigue empleando este concepto para caracterizar la complejidad y dinamismo de la sociedad del nuevo milenio. Sin embargo, y partiendo del objetivo de esta tesis, existen importantes diferencias entre una sociedad que se centra en la información y una en la comunicación y el conocimiento, y más aún en el aprendizaje. La principal idea que fundamenta la diferencia entre la sociedad de la información y la de la comunicación se basa en el planteamiento de Pasquali (2003), según el cual la información no es el elemento que hace y construye la sociedad, sino corresponde, más bien, a la posibilidad de generar espacios para el encuentro, la interacción y el diálogo.

      Los seres humanos se realizan realmente en cuanto tales en la medida en que se reconocen como parte de un grupo social, del cual participan por medio del lenguaje; es decir, la comunicación —en sus múltiples modalidades y tipologías— es lo que hace a las personas seres sociales. Además, según Pasquali, la diferencia esencial entre información y comunicación está en la posibilidad de retorno y del reconocimiento de un


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