Psicología política y procesos para la paz en Colombia. Omar Alejandro Bravo

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Psicología política y procesos para la paz en Colombia - Omar Alejandro Bravo


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São Paulo: Brasiliense.

      PÉCAUT, D. (2013). La experiencia de la violencia: los desafíos del relato y la memoria. Medellín: La Carreta Histórica.

      RABOTNIKOF, N. (2013). Política, memoria y melancolía. Fractal, 29 (VII), 83-85.

      RIEFF, D. (2012). Contra la memoria. Barcelona: Random House.

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       Psicología política y crítica desde una perspectiva descolonial y las resistencias autonómicas. Pasos, voces y teorías socioterritoriales en movimiento *

      PATRICIA BOTERO GÓMEZ Centro de Estudios independientes, Color Tierra.

      El presente texto lo escribo como herramienta de construcción de memoria colectiva desde las voces y luchas por el cuidado de la vida que practican pueblos en resistencias y autonomías ancestrales, urbano-populares y urbano-disidentes. En un primer momento narraré las marañas de la guerra en el contexto del posacuerdo y la reproducción de teorías que hacen parte del modelo de aniquilación y exterminio de los pueblos. En segundo momento, explicitaré el entrecruzamientos de campos semánticos de la psicología política tales como el psicoanálisis crítico, las teorías post y descoloniales y, entre estas, las luchas teórico-praxicas de autonomías de los pueblos, con su crítica existencial como fuente contundente y urgente para suturar los tejidos sociales rotos.

      Contexto de luchas teóricas como luchas políticas

      Enfrentar la tarea escritural alfabética implica contar la historia que no coincide con las versiones del mundo de tiempos milenarios, territorios ancestrales y urbano-populares (en selvas, campos y ciudades). En este documento conversaremos desde el pensamiento descolonial latinoamericano y con teóricos poscoloniales y del psicoanálisis crítico que han puesto el dedo en la llaga al interrogar y generar autocrítica a la tradición de Occidente; será a través de los sentidos de la psicología política, como campo de conocimiento que reconoce las formas de poder cotidiano, institucional y geopolítico en las afectaciones concretas de la vida de la gente y sus territorios de existencia.

      Más allá de una crítica cognitiva, las comunidades, movimientos, colectivos y subjetividades en resistencia hacen una crítica existencial a las formas en que los proyectos de tecnificación del saber-poder afectan a la gente, la tierra y los territorios. Sus prácticas y narrativas de afirmación crean mundos sub-alter-nativos frente a cualquier forma de reducción humana y no humana.

      En el contexto del posacuerdo, reivindicaremos el debate sobre las prácticas de sanación y reparación propias y autonómicas1 de las comunidades ancestrales, urbano-populares y urbano-disidentes, mediante la formulación y resolución de las siguientes preguntas construidas desde la psicología politica: ¿cómo se vincula la práctica del buen vivir, entendida como la resistencia a las políticas de desarrollo y como luchas desde las filosofías milenarias alternativas, a la globalización? ¿Cómo enfrentar la globalización desde las propias políticas de la vida comunitaria? ¿Cómo afecta esta perspectiva a la psicología y, específicamente, a la psicología política, comunitaria, social y crítica, indisciplinando la disciplina hacia la descolonización de la psicología?

      Es importante advertir la desesperanza, por no decir el desespero, con la que comprendemos hoy el ejercicio disciplinar, normativo y teórico-discursivo del texto escrito, al ser testigo tanto de la infamia que siguen padeciendo las comunidades negras, indígenas, campesinas y urbano-populares en contextos de guerra en medio del posacuerdo como de la complicidad y obsolescencia de la academia (que mantiene su mirada ensimismada y colonizada por la teoría misma), en el sistema actual universitario, para aportar a los procesos de co-determinación que construyen pueblos y colectivos.

      La crítica teórica, ciega a las apuestas de las comunidades en la defensa de las políticas de vida, solo tiende a mantener el discurso de inclusión multiculturalista, tramitado con la financiación de grandes presupuestos de investigación por parte de entidades estatales, multinacionales y cooperativas internacionales, que devuelven en regalos lo que han despojado con sus proyectos de desarrollo mediante cualquier adjetivación con la que puedan jugar: desarrollo sostenible, desarrollo humano, desarrollo ambiental.

      En efecto, la colonialidad de la psicología se perpetúa en el discurso disciplinar y parametral del desarrollo humano y social, con marcos de referencia ajenos a las luchas, no meramente políticas, sino ontológicas y epistemlógicas, que las comunidades han realizado por años. Así, por ejemplo, la oficialidad académica de la política pública y los medios de comunicación mantienen una versión racista que hace persistir en el imaginario la vulnerabilidad y la pobreza como realidades deshistorizadas, restringidas y solicitantes de mayor intervención estatal y presupuesto del «desarrollo colonial» (Nandy, 2004, p. 6).

      Como plantean las comunidades: en vez de estar evaluando la calidad de vida de la gente, atribuyendo pobreza con sus indicadores del desarrollo, ¿por qué no focalizar la mirada en las raíces y prácticas del empobrecimiento que en medio del despojo crean los macroproyectos del capital desde la minería, la agroindustria y la infraestructura gentrificante? (PCN et al., 2018). Una realidad atribuida y acrítica frente a las formas de vivir y habitar los territorios, que funciona con la premisa de lo suficiente, en contraposición a la premisa de la escacez propia de la disciplina económica (Esteva, 2017).

      Las políticas de vida, filosofías milenarias y experiencias concretas que cargan pueblos, comunidades y personas en intersección academia-activismo, algunas veces en procesos de colaboración con un conocimiento al servicio de las resistencias y re-existencias de los pueblos, vindican este ejercicio, más que para estudiar, para formar parte de sus luchas, mediante una investigación que posibilite reparar deudas históricas por la dignidad y la afirmación del ser en sus territorios de vida.

      Mencionaremos algunas reflexiones sobre las prácticas autonómicas, pensándonos desde Latinoamérica, a partir de formas de hacer, sentir y pensar compartidas con el Proceso de Comunidades Negras (PCN), en diferentes encuentros autónomicos en el marco de los 25 años de la Ley 70 y en el contexto del


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