Psicología política y procesos para la paz en Colombia. Omar Alejandro Bravo

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Psicología política y procesos para la paz en Colombia - Omar Alejandro Bravo


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desde formas de hacer que permiten resolver la autonomía alimentaria, territorial y política como alternativa al poder arrogante, tanto de las instituciones políticas como del conocimiento que circula en la academia ensimismada en el aula, que pocas veces coincide con las alternativas al poder que viven las comunidades desde sus tejidos de acciones colectivas y vínculos relacionales para sanar los dolores de las estrategias y consecuencias de la guerra.

      Una de las propuestas del capítulo étnico consagra a los pueblos como objetores culturales. ¿Cómo vamos a tramitar esta apuesta de transición como marco de referencia fundamental que va más allá de las alternativas de los partidos políticos y nos permite caminar con el «sentipensar» y formas de vida en cuidado y armonía con los territorios que defienden los pueblos? La práctica de la teoría hecha de los pasos y de las experiencias concretas de inspiración, asimismo, de las formas de ir creando experiencias, reinventándolas en intersecciones entre el conocimiento al servicio de los pueblos y sus territorios de vida.

      Descolonizar la psicología implica desindividualizar los procesos psicológicos, pues los dramas trascienden lo personal e implican un replanteamiento de las relaciones patriarcales, coloniales, sexistas, racistas, que pueden reconocer los procesos de dolor-duelo y sanaciones, y se orientan por prácticas colectivas reparadoras. En lugar del discurso de lamentación que imputa pobreza y vulnerabilidad a las comunidades, «ha llegado el momento de celebrar su autoafirmación y la enorme diversidad de la riqueza cultural, ecológica, artística, tecnológica e intelectual que las comunidades han fomentado a lo largo de los milenios» (Nandy, citado en Botero, 2013, p. 7). En este sentido, la complicidad disciplinar mantiene prácticas sutiles de despojo y de colonialidad de las subjetividades. ¿Cómo constituye la disciplina psicológica la verdad sobre el sujeto vulnerable, el desplazado, la víctima? ¿Cuál es el significado de palabras como «desarrollo» y «progreso» en el ámbito disciplinar? ¿Qué significa psicología (del desarrollo) cuando se aplica al desarrollo del niño o niña, a la vida familiar en las instituciones escolares y en las políticas macro? (Nandy, 2013).

      La psicología política descolonial se encarga de desentrañar contrapoderes de control y de despojo racista, sexista, patriarcal, clasista, ecocida, corrupto en las estructuras de poder institucionales y en la vida cotidiana de la gente del común, al identificar métodos invisibles en el control político, los imaginarios de naturalización de las relaciones de poder subordinantes y las formas sutiles de aniquilación de la vida; la manipulación mediática. Por este mismo camino, los relatos que compartimos en este capítulo permiten ampliar los significados de la psicología política desde las formas como comunidades y pueblos crean sus propios espacios de reparación más allá de la intervención profesional. Más bien sus apuestas desde las prácticas-teóricas nos desjerarquizan y vinculan a la defensa de la vida, a compartir experiencias y aprender de otras formas de configurar tejido colectivo.

      En este mismo sentido, descolonizar la psicología implica desenmascarar las estructuras de poder oficiales, que permean su propio discurso cuando tramitan una sola versión del mundo, bajo los presupuestos del desarrollo dominante; de allí que ampliar sus marcos de referencia desde las prácticas de las teorías socioterritoriales posibilitaría la tramitación de novedosas formas de habitar el mundo, desde mundos y realidades plurales y de afirmación de las políticas de vida, y así desnaturalizar formas de poder sedimentadas, lo que permite la movilización de imaginarios y prácticas altermundistas (Leyva, 2018).

      Los movimientos sociales y resistencias cotidianas se constituyen en referentes de transformación y creación de instituciones emergentes; de igual manera las comunidades, pueblos y subjetividades en resistencias autonómicas, porque, además, figuran marcos de referencia de otras formas de vivir en el mundo, restableciendo los vínculos primarios entre pueblos, tierra y territorios.

      Finalmente, vale la pena puntualizar: la construcción teórica bajo el narcisismo academico al que asistimos reproduce el mito de Occidente, que termina por citar autores y un nuevo paradigma teórico más de la descolonialidad, mientras que borra, omite y descuida la contundencia de palabras y conceptos en movimiento que se reinventan en territorios, sin pasar por la formación academica.

      Los atentados que viven día a día mujeres, mayores, lideresas corresponde a una estrategia de exterminio de los pueblos y de recolonización de los territorios, con proyectos militares y de expertos que imputan necesidades que no corresponden a las prácticas que reinventan las comunidades desde procesos autonómicos de reparación propios.

      La versión oficial disciplinar, indeterdisciplinar y transdisciplinar mantiene marcos de referencia cientificistas que terminan por restringir la versión del mundo a la economía de cash, los proyectos del desarrollo y las intervenciones para civilizar y alcanzar el progreso o mantener el modelo normalizante y tecnocientífico de la intervención por fuera de la escucha de las luchas. En contraste, una perspectiva indisciplinar y de teorías socioterritoriales en movimiento amplía los campos semanticos de las teorias disciplinares y se contrapone a la reproducción del mito de Occidente, que sostiene que los pueblos tienen prácticas-experiencias y las universidades académicas interpretan con conceptos. Ampliar la mirada desde un discurso no institucionalizado del relato transgredería la arrogancia institucional, como parte de las luchas de los pueblos en la tarea de descolonización del conocimiento. Una de las urgencias a las que nos mueven colectivos, mujeres, jóvenes, mayores y movimientos sociales consiste en descurriculizar los currículos, aprender colectivamente desde los territorios, rompiendo con las lógicas sutiles de reproducción de las lógicas extarcitvas y corruptas institucionales. La tarea para la propia emancipación de la disciplina psicológica consiste en abandonar los cánones cientificistas e institucionales, para trabajar con los pueblos y sus marcos de referencia existenciales en defensa de las políticas de vida y de la esperanza.

      Referencias bibliográficas

      ALMENDRA, VILMA. (2017). Entre la emancipación y la captura. Memorias y caminos desde la lucha Nasa en Colombia. Barricadas, México.


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