Una historia sepultada. Felipe I. Echenique March

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rel="nofollow" href="#ulink_6df4bc68-aefb-508b-b70e-5895c126dd07">2 Cuando uso el término “derecha” no sólo me estoy refiriendo a los ultraclericales y los panistas, sino también a priístas y aún perredistas, petistas, verdeecologistas, morenistas, etcétera.

      3 Recuérdese la expresión de Karl Marx, en el análisis del modo de producción capitalista, “Todo lo estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado”, y que Marschall Berman expresó como “todo lo sólido se desvanece en el aire”. Karl Marx y Federico Engels, “Manifiesto del Partido Comunista”, en: Obras escogidas, Editorial progreso, Moscú, 1973. Vol. I, p.114; Marschall Berman, Todo lo solido se desvanece en el aire, México, Siglo XXI, 1982.

      4 El regreso del PRI no significó algún cambio respecto a la conducta panista en relación a los símbolos nacionales, ya insertos en la vorágine del mercado.

      5 Piénsese por ejemplo en el libro de Valentina Alazraki, México, siempre fiel, México, Editorial Planeta, 2013.

      6 Véase por ejemplo en nuestro siglo XX el movimiento llamado cristero en: Jean Meyer La Cristiada, la guerra de los Cristeros, México, Siglo XXI, 1994,14ª edición, ver entre otras p. XIII.

      7 Desde el siglo XIX la designación de la conformación político-social o cristalización conceptual de la naciente República, aún y con sus variantes, nadie dudó que el país, territorio y habitantes fuesen México, inclusive el EZLN al que se le acusó desde el principio de separatista, etc., no acarició en ningún momento la idea de renunciar a querer vivir en México, ser mexicanos a más de ser zoques, mames, choles, tzotziles, tojolabales, tzeltales, etc., y en tal sentido seguir viviendo y luchando para dignificar a México y los mexicanos.

      8 En el Congreso Constituyente de Apatzingán, el sustantivo México, que hasta entonces se empleaba en los círculos oficiales, aún en los independentistas, para señalar a la principal ciudad de la Nueva España, se comenzará a utilizar para adjetivar a la “América” que se referirá como “Mexicana”, según se puede leer en su “Decreto Constitucional” sancionado el 22 de octubre de 1814. Cfr., Las Constituciones de Mexico, edición facsimilar, México, D.F. Secretaría de Gobernación, 1957.

      9 Véase el libro de Ignacio Guzmán Betancourt (comp.), Los nombres de México, México, Miguel Ángel Porrúa, 1998, 525 pp., en especial los artículos de José Woldenberg e Ignacio Burgoa Orihuela p. 468 y 476 respectivamente.

      10 Existen organizaciones sociales y políticas que no operan dentro del marco gubernamental, que han expresado sus puntos de vista sobre lo que ha sido y debería seguir siendo México y los mexicanos. Son muchas y no por ello menos valederos en su accionar y legitimidad, por lo que es imposible mencionar a todos y menos aún sólo a algunos por lo injusto que ello sería; sin embargo, y para que se pueda entender lo que estoy pensando cuando escribo esto, menciono al EZLN, como el más visible, y que en cierta medida ayuda a ejemplificar mi pensamiento de movimientos ajenos a los gobiernos y a los partidos políticos para construir un proyecto político distinto al existente.

      11Cfr., Ignacio Guzmán Betancourt, op. cit., nota 21.

      12 Según el punto de vista de Guzmán Betancourt debería designarse como “Anáhuac”, op. cit., pp. 26-28.

      13 Ibidem, pp. 51-52.

      14 Ibidem, pp. 91-93; 167-169.

      15 Anales de Tlatelolco, paleografía y traducción de Rafael Tena, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2004.

      16 Véase Mitos e historias de los antiguos nahuas, paleografía y traducciones de Rafael Tena, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes 2002, (Cien de México). Contiene entre otros escritos los denominados: “Historia de los mexicanos por sus pinturas”; “Histoire du Mechique” y “Leyenda de los soles”.

      17 Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, Memorial breve acerca de la fundación de la ciudad de Culhuacan, edición de Víctor M. Castillo F., México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1991; Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, Primera, segunda, cuarta, quinta y sexta relaciones de las diferentes historias originales, edición de Josefina García Quintana, Silvia Limón, Miguel Pastrana y Víctor M. Castillo F. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003.

      18 Véase Felipe I. Echenique March, Fuentes para el estudio de los pueblos de naturales de la Nueva España, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1992, sobre todo la sección 5 y 6 “pictogramas o códices coloniales”, pp. 49-149.

      19 Fernando Alvarado Tezozómoc, Crónica mexicáyotl, traducción de Adrián León, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1998, 3a ed.

      20 Francesco Saverio Clavigero, Storia Antica del Messico, cavta da´migloria storica spagnuoli, e da´manoscritti, e dalle pintture antiche degl´indiani: Divisa in dieci libri, e corredata di carte geografiche e di varie fifure: e dissertazioni. Sulla terr, fugli Animali, e fugli abitatori del Meffico. Opera della Abate D. Francesco Saverio Clavigero, Tomo I y II in Cesena MDCCLXXX, Per Gregorio Biasi ni all´Insegna di Pallade, con licenza de Superiori; Pedro José Márquez, Due Antichi Monumenti di Architettura Messicana (1804), y la traducción del trabajo de León y Gama sobre las dos piedras; Rafael Landívar, Rusticatio Mexicana, Bolonia 1782; José Luis Maneiro, De vitis aliquot mexicanorum aliorumque qui sive virtute, sive litteris mexici inprimis floruerunt, Bolonia, 1791 y 1792, 3 vols.

      21 Este es el título tal como está escrito en el manuscrito ológrafo de Veytia. Los biógrafos de don Mariano cuentan que no acababa de morir cuando los oficiales reales ya estaban recogiendo el manuscrito para enviárselo al Cronista Mayor de Indias, Juan Bautista Muñoz, que residía en Madrid, España, y por lo cual hoy en día se localiza en la Real Academia de la Historia como parte de la Colección de Documentos de dicho cronista. Cfr., Real Academia de la Historia, Catálogo de la Colección de Don Juan Bautista Muñoz, Madrid, 1954, pp. LII y 11-28. Por otra parte, la primera edición se llevó a cabo en México, gracias a los esfuerzos de C. F. Ortega que lo mandó imprimir en el taller de Juan Ojeda, en la calle de las Escalerillas, número 2, en el año de 1836, bajo el título que hoy todos conocemos: Historia antigua de México. Muy posiblemente Ortega se valió de una copia que se conserva en la Biblioteca Nacional del Museo de Antropología e Historia y la cual carece de la portada y la introducción que elaboró el mismo don Mariano para su Historia. Así bajo esa ausencia y quizás influido por la publicación de la Historia de Clavijero por Ackermann, 1826, Ortega le haya dado aquel título y que no se ha corregido, aun y cuando ya se conocen gracias a la edición de las Antigüedades mexicanas, de Lord Kingsborough, en el vol. IX tanto el título como la introducción. Antigüedades mexicanas, ed. de Lord Kingsborough, México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1964. Estoy preparando una edición crítica de la misma,


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