Capitalismo, crisis y anarquismo en la novela de crímenes del siglo XXI en España. Gustavo Forero Quintero
Читать онлайн книгу.la periodista Luna, víctima de la crisis. Y, en este mismo apartado, dentro de las varias novelas de la escritora catalana Teresa Solana (1962) que rozan el tema de la crisis económica en clave de sátira, pueden señalarse: La hora Zen (2011) en la que el detective Borja, quien investiga junto con su hermano Eduard el asesinato de un médico homeópata, se ve obligado él mismo a participar en una operación de tráfico para sobrevivir a la crisis; y Materia gris (2017), donde, entre otros personajes, una jubilada soporta la precariedad alquilando parte de su piso a turistas.
Incluso las novelas inspiradas en otras épocas o contextos pueden brindar una perspectiva interesante para la explicación de la crisis económica que afecta a la sociedad española actual. B. T. (a la mierda) (2009), de Rafael Alcalde (1961), es una singular muestra de los secretos mercantiles de una empresa bastante reconocida en la historia nacional, “La Canadiense”, durante el régimen franquista, que demuestra las relaciones perennes entre los negocios y la represión. De un modo semejante, Marea de sangre (2010), de José Luis Muñoz (1951), alude a la sociedad española del año 1988 con problemas e inequidades comparables a las del siglo XXI, pues en ella los crímenes del pasado tienen que ver con los del presente; y Yonqui (2014), de Francisco Gómez Escribano (Paco Gómez Escribano) (1966), se desarrolla en Canillejas, Madrid, a la altura del año 1978, cuando la juventud tiene que enfrentar condiciones sociales muy desfavorables para su desarrollo. Estas novelas dan cuenta de un mundo en crisis que puede compararse con el actual, con sus propias diferencias sociales e injusticias económicas. A esta lista, se puede agregar Los banqueros de Franco (2005), de Mariano Sánchez Soler (1954), cuyo título puede sugerir una visión del origen del problema financiero en España. Según la reseña editorial, la novela habla de la habilidad de quienes supieron convertirse, con el cambio de régimen, en “demócratas de toda la vida” dispuestos a llevar en su actividad cotidiana la famosa máxima de José María Aguirre Gonzalo, ferviente partidario de la democracia orgánica: “El Gobierno gobierna, la Banca administra y el español trabaja”. La cuestión no resulta ajena a la historia de Mejor la ausencia (2017), de Edurne Portela (1974), que se ubica en un pueblo de la margen izquierda del Nervión durante las décadas ochenta y noventa del siglo XX cuando la violencia familiar es cotidiana. La recreación de lo ocurrido en otras épocas puede ayudar a entender los convulsos tiempos que se viven en el siglo XXI en el país.
Finalmente, resulta necesario subrayar el hecho de que, para hablar de la crisis económica del siglo XXI en España, la ciudad de Barcelona es un espacio privilegiado de inspiración. Su historia y sus conflictos han servido como materia prima para novelas donde la anomia social es la regla. Así, No abandonis quan el rastre es calent (2016), de Xavier Álvarez (1977), presenta una Barcelona inmersa en un ineludible ambiente de crímenes: tráfico de menores, prostitución, policías mercenarios o narcotráfico, que parece describir en pleno el sistema; y Tarde, mal y nunca (2009), de Carlos Zanón (1966), se desarrolla en un barrio donde los problemas con las autoridades, la crisis y el paro o la inmigración son cuestión de todos los días y un asesinato entre chicos marginales puede ser lo normal. Asimismo, en Los buenos suicidas (2012), de Toni Hill (1966), la crisis económica en la Ciudad Condal sirve de marco para la investigación de Héctor Salgado sobre el asesinato del director financiero de una compañía de cosméticos; y en Los amantes de Hiroshima (2014), del mismo autor, de nuevo la trama se desarrolla en Barcelona, en la primavera de 2011, en medio de la crisis, cuando un movimiento social denuncia la acción ilegal de los bancos y partidos políticos y unos okupas encuentran los cadáveres de una pareja desaparecida años antes. Estas perspectivas de la ciudad en crisis se pueden contrastar con la Barcelona de El ángulo de la muerte (2016), de Aro Sáinz de la Maza (1959), espacio donde pueden ocurrir dos asesinatos y una singular matanza de perros, tal como investiga Milo Malart; y Perro flaco (2005), de Leo Coyote (1958), donde la Barcelona actual es un espacio de encuentro de personajes inusitados y experiencias límite. A estas obras, se agregan La ciudad plácida (2014), de Jordi Bordas (1943), novela donde resulta necesario el ocultamiento de lo que ocurre alrededor de un presunto asesino en serie, pues en la “ciudad plácida” las apariencias son más importantes que la realidad; Subway Placebo (2014), de Rosario Curiel (1964), que habla de una Barcelona en crisis con efectos en un mundo de pesadilla; y Calles tomadas (2005), de Fernando Cámara (1969), novela experimental publicada inicialmente como blog, que retrata las calles de Barcelona como espacio de exclusión y miseria.
Con este breve panorama se puede afirmar que la novela de crímenes contemporánea constituye una perspectiva privilegiada para comprender la crisis del capitalismo y los excesos del modelo económico, que sirve de base para la organización política y social en España. En ella se perciben con claridad los límites de la democracia, donde las normas pueden reducir la libertad de los que no tienen privilegios.
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