Por qué se suicida un adolescente. Héctor Gallo
Читать онлайн книгу.de un permiso, de una fuerte discusión con ellos o con la pareja, cuando están desesperados, angustiados o tristes, o porque las cosas les han salido mal. Algunos adolescentes indagados en consulta por la función en ellos de la cortadura, señalan que ver fluir la sangre por la muñeca de su mano los tranquiliza e incluso les produce una inevitable sensación de placer.
Las lesiones provocadas a sí mismo, dice Freud que generalmente son el efecto de un compromiso entre un empuje a la autoaniquiliación y
[…] las fuerzas que todavía se le contraponen, y aún en los casos en que realmente se llega al suicidio, la inclinación a ello estuvo presente desde mucho tiempo antes con menor intensidad, o bien como una tendencia inconsciente y sofocada. (16)
Cotidianamente, los clínicos observamos que bajo un estado de alteración afectiva hay jóvenes que a veces salen a la calle en busca de alguien que les dé el menor motivo para hacerse golpear, hacerse matar o matar; es común que después de una discusión con los padres o la pareja, salgan en un vehículo o en una motocicleta a toda velocidad y se estrellen; (17) también los hay que se embriagan y no dejan que otros conduzcan, así que se empecinan en manejar a sabiendas del riesgo que corren. Otros se suben embriagados o drogados a lugares altos, y empiezan a caminar por donde hay posibilidad de caer y sufrir heridas mortales en el cuerpo.
Cuando hay guerra, vemos que no pocos jóvenes se ofrecen como voluntarios y parten entusiasmados al campo de batalla, sabiendo que pondrán en juego la integridad personal. No es del todo cierto que a niños y adolescentes los obliguen a entrar a hacer parte de bandas delincuenciales o de grupos armados ilegales. Sabemos también que no todos los que engrosan las filas del ejército lo hacen obligados por el cumplimiento de un deber patrio, pues no pocos, como se dice en el argot popular, “se regalan”, y lo hacen a sabiendas que pueden ser enviados a zonas de alto riesgo. Una vez ingresados, a no pocos les gusta ser tenidos en cuenta para hacer “vueltas”, si se trata de la banda, o ir a zonas en donde exista “movimiento”, si se trata del ejército. En conclusión, el empuje a la autoaniquiliación es algo que suele estar presente inconscientemente en no pocas acciones humanas que conducen al daño de así o del otro. La pulsión autodestructiva busca satisfacerse en los seres hablantes por las vías menos esperadas y aparentemente accidentales.
1- Émile Durkheim, El suicidio, Madrid, Akal, 1982, p. 12.
2- Sigmund Freud, La etiología de la histeria, vol. 1, Madrid, Biblioteca Nueva, 1972, p. 314.
3- Ibid.
4- Ibid.
5- Durkheim, El suicidio, op. cit., p. 13.
6- Sigmund Freud, Múltiple interés del psicoanálisis, vol. 5, Madrid, Biblioteca Nueva, 1972, p. 1853.
7- Durkheim, El suicidio, op. cit., p. 13.
8- Ibid.
9- Freud, Psicopatología de la vida cotidiana, op. cit., p. 178.
10- Ibid., p. 179.
11- Ibid.
12- Ibid.
13- Ibid., pp. 867-868.
14- Ibid., p. 177.
15- Ibid.
16- Ibid., p. 178.
17- En una emisora nacional se emitió la noticia de que, en la Ceja, Antioquia, un joven se estrelló en su motocicleta contra otra en la que viajaban sus padres y murió instantáneamente, mientras ellos resultaron gravemente heridos. Aparentes casualidades como esta son las que, a juicio de Freud, involucran una intención inconsciente, con el agravante de que el joven no se estrelló contra una moto cualquiera, sino contra la de sus propios padres que transitaban por el mismo lugar. Otras muertes en moto, anunciadas ese mismo día, fueron por golpearse contra un poste o una baranda de seguridad, o sea que no se trató de nada del orden del azar, sino de exceso de velocidad e imprudencia de los conductores, factores que indican la búsqueda inconsciente de un daño a sí mismos.
Pasaje al acto: entre clínica y teoría
Introducción
En este capítulo, la reflexión se orienta a una primera formulación teórica y clínica, tanto del pasaje al acto como del acting-out, la cual se irá profundizando cada vez más a medida que se avanza en el análisis del problema. Se enfatiza en la íntima relación del pasaje al acto con la pulsión y del acting-out con el Otro, y de igual manera se alude a las motivaciones psíquicas diversas que son puestas en juego en cada situación en donde el movimiento de la emoción se introduce de una forma que puede ser más o menos trágica.
La íntima relación del pasaje al acto con significantes como “impulsión”, “impulsividad”, “ansiedad”, “brutalidad”, “inmotivación”, “ruptura”, “caer”, “arrojarse”, “ser arrojado” o “verse arrojado” y la evocación de una discontinuidad con respecto al modo como se ha vivido implica que, desde las primeras aproximaciones a dicho concepto, se evidencia la puesta en acto de una pulsión en escenas demostrativas. De acuerdo con estas connotaciones preliminares propias de la urgencia implicada en el pasaje al acto, “la orientación clínica será por tanto reinstalar al sujeto en su relación con el Otro simbólico”. (1) Aquí, “reinstalar” quiere decir involucrarlo a partir de la localización de los significantes amo que le han servido de ordenamiento en el campo subjetivo y social, aquellos que le han servido de protección subjetiva.
Dice el colega Pablo Muñoz que Jacques Lacan realiza una subversión “de la noción criminológica y psiquiátrica de pasaje al acto”, (2) que resume en cuatro puntos:
1. Le da consistencia clínica en oposición a su función “descriptiva de conductas desviadas, violentas, criminales, delincuenciales […]”. (3)
2. Si bien no rompe con la dimensión brutal que lo caracteriza, en lugar de reducirlo a una conducta desviada o desadaptada, precipitada por una relación estímulo-reacción, se pregunta por el lugar del sujeto en juego, por el objeto y el Otro.
3. El aspecto más original del abordaje lacaniano del pasaje al acto es el del “estrecho e íntimo vínculo con la angustia […]”. (4)
4. Es gracias al vínculo con la angustia, que “el pasaje al acto como concepto psicoanalítico pierde sus referencias criminológicas, morales y psiquiátricas”. (5)
De la orientación inconsciente hacia el daño de sí
Dice Sigmund Freud que el
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