Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles

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Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles


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y el accidente son ambos accidentes de un mismo ser; o cuando el accidente tiene lugar en un ser; o, por último, cuando el ser, en que se halla el accidente, se toma como atributo del accidente.

      El ser en sí posee acepciones como categorías hay, porque tantas cuantas se distingan otras tantas son las significaciones dadas al ser. Pero, entre las cosas que abarcan las categorías, unas son esencias, otras cualidades, otras designan la cantidad, otras la relación, otras la acción o la pasión, otras el lugar, otras el tiempo: el ser se toma en el mismo sentido que cada uno de estos modos. Así pues, no existe ninguna diferencia entre estas expresiones: el hombre es convaleciente y el hombre convalece; o entre estas: el hombre es andante y el hombre anda. Lo mismo ocurre en el resto de los casos.

      Ser, esto es, quiere decir que una cosa es verdadera; no-ser, que no lo es, que es falsa, y esto se prueba en el caso de la afirmación como en el de la negación. Decimos: Sócrates es músico, porque esto es verdadero; o bien, Sócrates es no-blanco, porque esto también lo es. Pero decimos que la relación de la diagonal con el lado del cuadrado no se puede medir, porque es falso que lo sea.

      Por último, ser y siendo significan tan pronto la potencia como el acto de estas cosas de que hemos expuesto. Saber, es a la vez, poderse servir de la ciencia y servirse de ella; y la inercia se afirma de lo que está en reposo y de lo que puede estarlo; y lo mismo ocurre con las esencias. Afirmamos en efecto: el Hermes está en la piedra; la mitad de la línea está en la línea; y lo mismo: he aquí el trigo, cuando todavía no está maduro. Pero ¿en qué caso el ser existe en acto, y en qué caso existe en potencia? Esto lo analizaremos más tarde.

      Parte VIII

      Sustancia se dice de los cuerpos simples, tales como la tierra, el fuego, el agua y todas las cosas análogas; y en general, de los cuerpos, así como de los animales, de los seres divinos que tienen cuerpo y de las partes de estos cuerpos. A todas estas cosas se llama sustancias, porque no son los atributos de un sujeto, sino que son ellas mismas sujetos de otros seres. Desde otro contexto, la sustancia es la causa intrínseca de la existencia de los seres que no se refiere a un sujeto: el alma, por ejemplo, es la sustancia del ser animado. Se denomina así las partes integrantes de los seres a los que nos referimos, partes que los limitan y determinan su esencia, y cuyo aniquilamiento constituiría el aniquilamiento del todo. Así, la existencia del cuerpo, según algunos filósofos, depende de la superficie, la existencia de la superficie de la línea; y ascendiendo más, el número, según otra doctrina, es una sustancia; porque, aniquilado el número, ya no hay nada, siendo él el determinante de todas las cosas. Finalmente, el carácter propio de cada ser, carácter cuya noción es la definición del ser, es la esencia del objeto, su sustancia misma, de aquí se infiere que la palabra sustancia tiene dos acepciones: o designa el último sujeto, el que no es atributo de ningún ser, o el ser determinado, pero independiente del sujeto, esto es la forma y la figura de cada ser.

      Parte IX

      Identidad. En principio existe identidad accidental; y así lo hay entre lo blanco y lo músico, porque son accidentes del mismo ser; entre el hombre y el músico, porque el uno es el accidente del otro. Porque el músico es el accidente del hombre, y se dice: hombre músico. Esta expresión es idéntica a cada una de las otras dos, y cada una de estas a aquella; puesto que, para nosotros, hombre y músico son lo mismo que hombre músico, y recíprocamente. En todas estas identidades no existe ningún carácter universal. No es verdad que todo hombre sea la misma cosa que músico; lo universal existe de suyo mientras que lo accidental no existe por sí mismo, sino simplemente como atributo de un ser particular. Se admite la identidad de Sócrates y de Sócrates músico, y es porque Sócrates no constituye la esencia de muchos seres; y así no se afirma: todo Sócrates, como se afirma: todo hombre.

      Además de la identidad accidental, existe la identidad esencial. Se aplica, como la unidad en sí, a las cosas cuya materia es una, sea por la forma, sea por el número, sea genéricamente, así como a aquellas cuya esencia es una. Se observa, pues, que la identidad es una especie de unidad de ser, unidad de muchos objetos, o de uno solo considerado como muchos; ejemplo, cuando se dice: una cosa es idéntica a sí misma, la misma cosa es considerada como dos.

      Se denominan heterogéneas las cosas que poseen pluralidad de forma, de materia, o de definición; y en general la heterogeneidad es lo contrario a la identidad.

      Diferente se denominan las cosas heterogéneas que son idénticas desde algún punto de vista, no cuando lo son bajo el del número, sino cuando lo son bajo el de la fortuna, o del género, o de la analogía. Se denominan también lo que pertenece a géneros diferentes de los contrarios, y de todo lo que posee en la esencia alguna diversidad.

      Las cosas semejantes son las sujetas a las mismas modificaciones, entre las que hay más relación que diferencia, y las que poseen la misma cualidad. Y por contrarias que puedan aparecer, si el mayor número de los caracteres o los principales se parecen, solo por esto existe semejanza.

      En cuanto a lo semejante, se toma en todos los sentidos contrarios a lo semejante.

      Parte X

      Lo contrario u opuesto se denomina de la contradicción, de los contrarios y a la relación; de la privación y de la posesión; de los principios de los seres y de los elementos en que se resuelven; esto es, de la producción y de la destrucción. En una palabra, en todos los casos en que un sujeto no puede admitir la coexistencia de dos cosas, decimos que estas son opuestas o contrarias, opuestas en sí mismas, o bien contrarias en cuanto a sus principios. Lo pardo y lo blanco no coexisten en el mismo sujeto, y así sus principios son opuestos.

      Se llaman contrarias las cosas de géneros diferentes que no pueden coexistir en el mismo sujeto; y las que se diferencian más dentro del mismo género; las que se diferencian más en el mismo sujeto; las que se diferencian más entre las cosas sometidas a la misma potencia; por último aquellas cuya diferencia es considerable, ya absolutamente, ya genéricamente, ya bajo la relación de la especie. Las demás contrarias son llamadas así, las unas porque tienen en sí mismas los caracteres de que hablamos, las otras porque admiten esos caracteres, y otras porque, activas o pasivas, agentes o pacientes, toman o dejan, tienen o no estos caracteres y otros de idéntica naturaleza.

      Ya que la unidad y el ser se entienden de muchas maneras, se infiere de aquí necesariamente, que sus modos se hallan en el mismo caso; y entonces es necesario que la identidad, la heterogeneidad y lo contrario varíen en las diversas maneras de considerar el ser y la unidad.

      Se denominan cosas de especies diferentes, aquellas que, perteneciendo a idéntico género, no pueden sustituirse mutuamente; las que siendo de idéntico género, poseen una diferencia; y aquellas cuyas esencias son contrarias. Existen también diferencia de especie en los contrarios, ya en todos los contrarios, ya solo en los contrarios primitivos, e igualmente en los seres que tienen la última forma del género, cuando sus nociones esenciales no son las mismas. Así el hombre y el caballo son en verdad indivisibles por el género, pero hay diferencia entre sus nociones esenciales. Finalmente, los seres cuya esencia es la misma, pero con una diferencia, pertenece a especies diferentes.

      La identidad de especie se entiende de todos los casos contrarios a los que acabamos de enumerar.

      Parte XI

      Anterioridad y posterioridad se denominan en ciertos casos a la relación con un objeto considerado en cada género como primero y como principio; es el más o el menos de proximidad a un principio determinado, ya absolutamente y por la naturaleza misma, ya relativamente a alguna cosa, sea en cualquier punto, sea bajo ciertas condiciones. Así por ejemplo, en el espacio lo anterior es lo que se encuentra más próximo a un lugar determinado por la naturaleza, como el medio o la extremidad, o tomado al azar; y aquello que se halla más distante de este lugar es posterior. En el tiempo, lo anterior es en primer lugar lo que se encuentra más lejano del instante actual. Así ocurre respecto a lo pasado. La guerra de Troya es anterior a las guerras médicas, porque se halla más lejana del instante actual. Después entra lo que está más cercano a este mismo instante actual. El porvenir está en este caso. La celebración de los juegos Nemeos será anterior a la de los juegos Picos, porque se encuentra más próxima al instante actual, tomando el instante actual como principio, como cosa primera. Con relación al movimiento,


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