Las Extraordinarias Aventuras De Joshua Russell Y De Su Amigo Robot. Antonio Tomarchio

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Las Extraordinarias Aventuras De Joshua Russell Y De Su Amigo Robot - Antonio Tomarchio


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vivo. Intentaré ir lo antes posible a salvarte.»

      « ¡No! Es demasiado peligroso, ¿qué puede hacer un chaval contra dos robots?» dijo casi llorando.

      « ¿Dónde está la base? ¿Dónde se encuentra?» preguntó Joshua.

      «Está dentro del lago, en el centro del bosque, donde nos hemos encontrado.»

      « ¡Malditos! ¿Cómo habrán conseguido construir tres robots en tan poco tiempo?» pensó el muchacho mientras corría hacia su casa.

      Habría querido conectarse con el nuevo autómata para ir a salvar a su amigo pero tenía que una nueva conexión pudiese desconectar la anterior.

      En cuanto llegó al interior de la casa subió corriendo las escaleras, cogió el teléfono móvil y llamó a Lucas.

      «Tengo un robot alienígena para ti. Lucas, ven corriendo.»

      «Estoy en la cama, estaba durmiendo, ¿no podemos dejarlo para mañana?»

      «»

      «No, ven corriendo o no lo tendrás jamás.»

      «Vale, ya voy» dijo Lucas saltando de la cama y comenzando a vestirse.

      Pasaron unos pocos minutos y el amigo llegó despeinado y con las señales de la almohada sobre la cara.

      « ¿A qué viene tanta prisa? ¿Quieres decirme qué ha sucedido?» preguntó Lucas bostezando.

      «Dos robots alienígenas han atado y raptado a mi amigo Raptor, lo están llevando al lago, me debes ayudar»

      « ¿Cómo?»

      «Ven conmigo» dijo Joshua invitando al amigo a seguirle al otro lado de la casa donde se encontraba todavía tumbado el robot que había irrumpido en su habitación.

      Se acercó al autómata e, indicando un punto en el habitáculo, exclamó:

      «Debes tocar ese cuadrado verde delante del asiento»

      Lucas obedeció y, después de acercarse al robot, metió el dedo índice a través de la fisura para tocar el cuadrado del interior del habitáculo. Una corriente como la que había golpeado a Joshua le hizo perder el sentido. El pequeño genio intentó de todo para que recobrase la consciencia en el menor tiempo posible.

      « ¡Despierta, Lucas! ¡Despierta!» gritó ahora ya preso de la desesperación.

      El amigo se recobró lentamente y parecía un poco confuso, los ojos del robot se habían encendido, por lo tanto la conexión había tenido éxito.

      « ¿Consigues controlarlo?» le preguntó al, cada vez más confuso, amigo.

      «Espera, está haciendo una conversión. OK, ahora sí, está listo.»

      «Rápido, tenemos que irnos» gritó Joshua.

      Lucas hizo que el robot se levantase y junto con el amigo comenzó a correr hacia el bosque. El autómata corría muy rápido y enseguida desapareció de su vista.

      «No han debido de ir lejos, ellos no pueden correr mientras transportan a Raptor y no tienen ningún motivo para pensar que son perseguidos» dijo el joven genio.

      Vio con los ojos de su amigo metálico las ramas de los árboles y entendió que habían llegado al bosque. De repente oyó unos ruidos y vio explotar, golpeado por un rayo láser en la espalda, al robot alienígena que mantenía a Raptor por los pies. El otro, en cambio, lo había soltado y se había enzarzado en un combate con el nuevo juguete de Lucas.

      Los árboles del bosque eran maltratados por los golpes que los dos robots se intercambiaban y el láser iluminaba la oscuridad entre la espesa maleza. Después de algunos minutos de encuentros estrepitosos uno de los dos contendientes cayó, irremediablemente dañado, al suelo. El otro había quedado en pie y miraba sin moverse a los muchachos que, mientras tanto, habían llegado al bosque y liberado a Raptor de las ligaduras que lo inmovilizaban.

      Los dos autómatas se miraban fijamente preparados para luchar pero, de repente, la voz aguda de Lucas gritó:

      « ¡No, no lo ataques, es el mío, es Buby!»

      Antes esas palabras Joshua, a pesar de que estaba conmocionado, cansado y asustado, rompió en una sonora carcajada, incluso los robots, los árboles y los grillos del bosque, parecía que reían con él. Al momento entendió porqué, a pesar de querer bien a su amigo, no conseguía abrirse con él, era realmente un niño.

      « ¿De qué te ríes? Buby era el nombre de mi chihuahua, pobrecito, se murió el año pasado» exclamó Lucas, realmente asombrado.

      El joven genio había acabado por el suelo, con las manos se apretaba el estómago, reía y lloraba al mismo tiempo.

      « ¡Basta! ¡Basta, no lo llames más Buby o voy a morir de risa!»

      « ¡Ya vale!» dijo el joven amigo que mientras tanto se había cruzado de brazos y puesto mala cara.

      Joshua había parado de reír y se sentía un poco culpable con respecto al amigo que lo había salvado.

      «Perdón, gracias por haber salvado a Raptor, has luchado como un tigre hace nada destruyendo tus dos primeros robots enemigos.»

      «Yo no he hecho nada, solamente he dicho a Bu… a mi robot que salvase al que estaba atado y que destruyese a los otros dos.»

      «Esta historia debe acabar. Ordena también al tuyo… que ataque la base» exclamó Joshua mientras impartía la misma orden a Raptor.

      Los dos robots, sin dudar un segundo, corrieron hacia el lago y se zambulleron desapareciendo en la oscuridad. Unos relámpagos de luz y unas explosiones provenientes del fondo del lago comenzaron a iluminar las aguas oscuras mientras la superficie bullía a causa de los muchos hombrecitos verdes que saltaban afuera hacia el bosque para encontrar un escondite. Después de unos minutos de relámpagos y de ruido regresó el silencio y la oscuridad. Dos figuras negras que brillaban a la luz de la luna emergieron del lago dirigiéndose hacia los jóvenes que estaban esperando ansiosos.

      El muchacho oyó la voz de su amigo Raptor resonar en su cabeza.

      «Se ha acabado, hemos destruido la base y las naves espaciales, ahora no pueden hacer más daño a nadie. Hemos intentado no matarlos, sin su tecnología son inofensivos y sin sus naves espaciales no podrán conseguir más, excepto que consigan llegar a pie hasta la Amazonia. Por desgracia no he conseguido encontrar a su jefe, él sí que se merece una lección.»

      Tiraron en el lago los trozos de los dos robots destruidos y se dirigieron hacia casa.

      « ¿Qué le dirás a tu padre para justificar la presencia de Buby?» preguntó Joshua.

      «No lo sé, algo inventaré. Podría decirle que tú me habías construido uno también para mí esperando que participase en el torneo. Tú, en cambio, deberías devolverme el tuyo para que no sospechen tus padres.»

      «Diré a mi padre que el robot se ha dañado un poco en los combates del torneo y que por lo tanto he decidido pagártelo y quedar con él, total tu padre te ha comprado ya otro.»

      « ¡Somos unos genios!» exclamaron casi al mismo tiempo mientras chocaban las cinco.

      « ¡Mierda! ¿Las tejas rotas y la cama destrozada cómo las justifico? Démonos prisa en llegar a casa antes de que vuelvan mis padres» exclamó preocupado Joshua.

      En cuanto llegaron a la casa pusieron en orden la habitación, esperarían al día siguiente a que sus padres saliesen para comprar un colchón y una almohada. Para justificar las tejas rotas decidieron que contarían que habían hecho subir al robot sobre el tejado para recuperar un gatito. Estaban muy satisfechos de su capacidad de contar mentiras.

      Se despidieron con un abrazo y luego Lucas se alejó dirigiéndose hacia su casa junto con su nuevo amigo Buby.

      Joshua se fue a la cama cansado y muy agitado por la enésima aventura. Esta vez hubiera querido dormir tranquilo ya que el


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