Colombia. El terror nunca fue romántico. Eduardo Mackenzie

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Colombia. El terror nunca fue romántico - Eduardo Mackenzie


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COLOMBIA: SALUDABLE REPUDIO A LA INJERENCIA ABUSIVA DE LA ONU

       2 de marzo de 2020

      HE LEÍDO CON SORPRESA, PERO CON mucho agrado, las noticias sobre la actitud del gobierno del presidente Iván Duque ante la metida de patas del señor Alberto Brunori, agente de «derechos humanos» de la ONU en Bogotá y vocero oficioso del jefe socialista portugués Antonio Guterres. Admiro la posición asumida por la Casa de Nariño y sobre todo las declaraciones de Martha Lucía Ramírez, Vicepresidente de Colombia, y de Carlos Holmes Trujillo, ministro de Defensa de Colombia, quienes rechazaron las extrañas exigencias del señor Brunori en el sentido de que el Ejército Nacional no intervenga en la contención de las alteraciones al orden público, que la Policía Nacional sea adscrita al ministerio del Interior y no al ministerio de Defensa y que el ESMAD sea «transformado» en un grupo de monaguillos.

      En sintonía con la posición asumida por el jefe de Estado colombiano ante el insólito informe, los dos ministros refutaron el memorial de Brunori y explicaron que la organización interna de Colombia «no depende de ningún organismo multilateral». Fue una acertada respuesta a la acción excesiva del operador onusiano. Las declaraciones de Iván Duque, Marta Lucia Ramírez y Carlos Holmes Trujillo deben ser destacadas y saludadas.

      En mis largos años de observación de la vida política colombiana no recuerdo haber visto una actitud tan clara, enérgica y patriótica, de altos responsables gubernamentales, frente a organismos internacionales injerencistas y menos ante los pronunciamientos de las 26 oficinas que la ONU ha podido incrustar en nuestro país para dictarnos una conducta particular, copiada casi siempre de cenáculos socialistas, como si Colombia necesitara tales ordenanzas.

      La actitud habitual ante esas operaciones era la de la sumisión ante el extranjero, la del sometimiento y la de recibir palos en silencio. Lo que acaba de ocurrir ante la patanería de Brunori parece, eso espero, marcar el fin de esa actitud deshonrosa y humillante.

      Lo de Brunori fue una grave torpeza que sólo podía desatar réplicas severas. Su informe es un monumento de unilateralidad y ceguera, que adopta la tesis de los extremistas, sobre todo de los farco-santistas, de que el gobierno «no está implementando los acuerdos». Es un texto que retoma las invectivas de «Timochenko». Brunori es conocido por ser un fanático partidario de la JEP.

      A pocos les extraña que el único que sale a defender la impertinencia de Brunori sea el senador farco-madurista Iván Cepeda y los falsos senadores del pseudo partido Farc.

      Ninguna de las agencias onusianas ha ayudado ni combatido al lado de Colombia en los momentos más dramáticos, como los que Colombia vivió por culpa de los grandes carteles de droga, en los años 80 y 90, ni en los periodos de grandes riesgos y sacrificios sufridos por el país por cuenta de la guerra asimétrica de las bandas centralizadas del narco-comunismo. Por el contrario, los aparatos de injerencia «diplomática» buscaron siempre crear confusión y parálisis, sobre todo en el seno de las fuerzas de defensa de Colombia. El estallido de indignación de hoy es el resultado de años de presiones indebidas.

      Si Colombia existe todavía y no quedó fraccionada en dos o tres entidades territoriales como querían los enemigos del capitalismo y de la democracia representativa (tal era el propósito declarado de las Farc bajo la dirección de Alfonso Cano), es porque las fuerzas militares y de policía, el Estado y la sociedad colombiana, sin pedirle consejos a la ONU, estuvieron unidos y le hicieron frente a ese proyecto, como pudieron, sin importar los sacrificios y a pesar de sus debilidades económicas y de liderazgo, y lo derrotaron. La nación colombiana creció en medio de esas luchas y no puede seguir tolerando más, sin deshonrarse, la acción disolvente de burócratas arrogantes tipo Brunori, Michel Forst y compañía.

      Las coerciones de Brunori y Forst no están desligadas de las intrigas de Michelle Bachelet —cuya actuación como presidente de Chile dejó sembrada la semilla de odio que hoy destroza a ese país—, quien está ahora tratando de imponerle al presidente Duque, de la manera más dictatorial, una de sus favoritas. Bachelet no acepta enviar la terna que le pide el presidente colombiano para escoger el sucesor de Brunori pues quiere asignarle la quechua-peruana Tarcila Rivera Zea. ¿A que vendría esa agitadora? ¿A soliviantar aún más las comunidades indígenas?

      Espero que esto que vimos este 28 de febrero no sea flor de un día sino que corresponda a una toma de conciencia de los peligros que del exterior le caen a Colombia y a un deseo auténtico de recuperar la libertad del país en materia internacional y diplomática y de hacerlo saber a todos. Esta libertad supone ponerle fin a la presencia onusiana para que ese armatoste —así llamaba el General De Gaulle a la ONU—, quede libre de decir lo que quiera de Colombia pero desde Nueva York y Ginebra. Desde allá, podrá ver las cosas como son y no como dicta la nube de abejorros que llenan sus oficinas en Bogotá.

       5 de marzo de 2020

      RECOMIENDO LA EXCELENTE ENTREVISTA CONCEDIDA POR la abogada Ángela Vélez Escallón al exministro Fernando Londoño Hoyos, director del programa radial La Hora de la Verdad. Este 5 de marzo, la líder pro-vida de Colombia, hizo importantes declaraciones en esa conversación. Ella evocó el reciente asesinato de Juan Sebastián, bebé no nato perfectamente viable, cometido por Profamilia, una agencia pro-abortos de Popayán. También comentó lo ocurrido la semana pasada: la Corte Constitucional no se atrevió a llegar al extremo de legalizar, sin condición alguna, el aborto hasta las 16 semanas de gestación, como algunos magistrados habían hecho saber. «Pero seguimos en la misma tragedia», detalló la doctora Vélez, en vista de que esa corte dejó intactas las discutibles tres causales del aborto que están permitiendo el asesinato legal de miles de niños no natos en Colombia. «La situación sigue siendo muy delicada y hay que seguir en la lucha», subrayó la doctora Vélez.

      Amplios sectores de la ciudadanía han expresado su repudio por el aborto monstruoso cometido por la mamá de Juan Sebastián y están pidiendo la abolición pura y simple de la doctrina de la Corte Constitucional (la cual es una aberración pues carece de respaldo constitucional y legal) que le está dando un barniz de legalidad a esa masiva atrocidad.

      Ángela Vélez Escallón alertó a la opinión pública sobre «la embestida que prepara» en estos momentos el agresivo lobby del aborto para continuar su labor criminal, tras la ola de repudio que sacudió al país luego de la eliminación infame del bebé Juan Sebastián. Explicó que con el pretexto de velar por la salud de la madre la agenda abortista está llevando a la muerte a miles de bebés viables no natos.

      Ángela Vélez Escallón denunció que el cuerpo del niño asesinado no ha sido entregado a su padre. Este intentó en vano impedir la muerte de su hijo en el vientre de la madre. La oficina abortadora que cometió ese crimen no ha querido entregarle el cuerpo del niño y no quiere dar explicación alguna sobre la atrocidad cometida. La jurista dice que no se puede excluir que Juan Sebastián haya nacido vivo, como ocurre en muchos casos de abortos tardíos. Se pregunta si Profamilia lo dejó morir en una caneca, como ocurre en los abortaderos de Estados Unidos. ¿Por eso es que no quieren entregar el cadáver de Juan Sebastián?

      La abogada explicó que conoce el caso abominable de un bebé no nato que tenía aparentemente, según los médicos, «un problema en una mano». A pesar de que la anomalía no fue confirmada, alguien interpuso un recurso de tutela y con esa excusa el bebé viable, de casi nueve meses, fue ultimado. Ese crimen execrable, como, tantos otros, sigue en la impunidad total.

      Fernando Londoño señaló que algunos de los patrocinadores del aborto utilizan el pretexto de «mantener la pureza de la raza», tema tomado del discurso de Adolf Hitler, lo que muestra el hecho gravísimo de que el país está regresando a estados de barbarie y de deshumanización asombrosos.

      La líder pro-vida se preguntó qué tipo de sociedad estamos construyendo en Colombia cuando, sin trabas, hay campañas en las universidades que buscan suscitar en las jóvenes


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