Violencias en la educación superior en México. Angélica Aremy Evangelista García
Читать онлайн книгу.y golpes con el puño y la mano (ver Cuadro 1). Como se observa, el orden y la frecuencia varían según el nivel educativo y el sexo; por ejemplo, en la violencia sufrida por los hombres se utiliza más la fuerza física que en la experimentada por las mujeres. Resultados similares fueron reportados por la SEP y UNICEF (2009) para los niveles básicos, instituciones que han señalado que son más frecuentes las patadas, puñetazos y empujones entre los hombres, y empujones y jalones de cabello entre las mujeres.
Cuadro 1. Violencia física por tipo de agresión, según nivel educativo y sexo
Fuente: Elaborado con base en la Encuesta Universidades Públicas y Privadas, 2015.
Es a través de este tipo de violencia como los hombres “hacen valer su superioridad” y demuestran su fuerza, no solo contra las mujeres sino contra otros hombres, incluso estimulados por los mismos compañeros y compañeras. En el caso de las mujeres, está permitido (aunque mal visto) que entre ellas puedan llegar a los golpes, aunque se debe reconocer que en estos casos las mujeres también son capaces de ejercer el poder de manera despótica y agresiva (Carrillo, 2015a).
Violencia psicológica
La violencia psicológica suele considerarse como más sutil e invisible porque no deja huellas físicas y en muchas ocasiones ni la propia víctima la identifica dado que es asumida como parte de la cotidianidad, como convivencia entre compañeros y compañeras; o se está tan acostumbrado o acostumbrada a vivir con ese tipo de violencia que es difícil reconocerla. Como se observa en la Gráfica 4, los hombres reportaron ligeramente mayor violencia psicológica que las mujeres, principalmente en el nivel de secundaria, mientras que en la universidad se registró el menor porcentaje.
Gráfica 4. Violencia psicológica por nivel educativo, sexo de la víctima y frecuencia
Fuente: Elaborada con base en la Encuesta Universidades Públicas y Privadas, 2015.
En cuanto al acoso psicológico frecuente y muy frecuente, encontramos que en primaria lo reportaron igual número de mujeres y hombres, aunque el mayor porcentaje en relación con los hombres se registró en secundaria. Este tipo de violencia se reportó más que la violencia física entre las mujeres, lo cual está relacionado con los estereotipos de género, de tal modo que acciones como burlas, discriminación o comparaciones son permitidas y motivadas por las propias mujeres.
Las manifestaciones de violencia psicológica más frecuentes fueron: menosprecios, ignorarlos, ignorarlas o la exclusión de grupos, ridiculizaciones, burlas, juicios negativos sobre sus figuras como considerarlas poco atractivas o atractivos o hacerlos objeto de mentiras, entre otras. Cabe aclarar que el orden de frecuencia cambia según el nivel educativo y el sexo, aunque se trata de las mismas opciones.
Nuevamente estos resultados coinciden con los presentados por la SEP y UNICEF (2009: 101-102) para educación básica, y revelan que las burlas representan la agresión psicológica más común.
También se observa que los hombres se sintieron más agredidos por ser juzgados como poco atractivos o feos, sobre todo en la preparatoria y en la universidad, lo cual puede estar relacionado con la etapa de adolescencia y juventud, en la que por lo común se procura la aprobación del aspecto físico y se busca pareja. Lo relevante es que lo expusieron en mayor medida los hombres, cuando según los estereotipos de género los cánones de belleza están asignados principalmente a las mujeres. Sin embargo, como señalan Bourdieu y Passeron: “la escuela reproduce no sólo los esquemas de socialización establecidos, sino que, además, impone y legitima la segregación social y la diferencia de clases” (1977: 18), que también estimula el racismo, desde donde se valora la belleza física. Ejercen actos que son invisibles, precisan Evangelista y Bermúdez (2017), pues se expresan a través de la subordinación a patrones culturales y económicos impuestos por grupos de poder y hegemónicos, cuyos efectos pueden producir tanto o más daño que la violencia física.
Cuadro 2. Violencia psicológica por tipo de agresión, según nivel educativo y sexo
Fuente: Elaborado con base en la Encuesta Universidades Públicas y Privadas, 2015.
Violencia verbal
Es una de las expresiones de violencia más comunes en la escuela. Nuevamente es en la secundaria cuando se presenta con mayor frecuencia, seguida de la preparatoria, la primaria y la universidad, con diferencias significativas entre mujeres y hombres de p<0.05 en todos los niveles educativos, siendo los hombres quienes más la reportaron.
Según el tipo de agresiones verbales, las más frecuentes, aunque en diferente orden de acuerdo con el nivel educativo y el sexo del alumnado, fueron: insultos, sobrenombres, burlas, groserías y palabras altisonantes, como se observa en el Cuadro 3. No sorprenden los resultados si se considera que una forma de “socializar” entre el estudiantado es “llevarse pesado”, es decir, hacerse bromas o hacerlas sobre otros compañeros o compañeras. Por ello, se reconocen como formas “normales” de relacionarse y no como insultos, salvo cuando la intención es causar daño. Asimismo, el lenguaje soez ha sido permitido e incitado principalmente entre los hombres, aunque es cada vez más utilizado por mujeres como parte del lenguaje cotidiano. En la violencia de este tipo se puede ver lo complicado que resulta diferenciar los actos violentos de aquellos que no lo son, pues una mala palabra puede ser interpretada como un saludo amigable o como un insulto. En el caso de los sobrenombres, hay quienes los aceptan y a quienes les gusta ser identificados o identificadas por ellos en lugar de su nombre de pila, por lo que no sienten el agravio, mientras otros u otras lo consideran un acto de discriminación o violencia.
Cuadro 3. Violencia verbal por tipo de agresión, según nivel educativo y sexo
Fuente: Elaborado con base en la Encuesta Universidades Públicas y Privadas, 2015.
Entre las mujeres sobresalen casos relacionados con inventar o contar chismes, rumores y reírse de ellas. En otros estudios, como los de Mingo (2010) y Ruiz, García y Pérez (2014), también se reporta este tipo de violencia mediante chismes, burlas e insultos, por ejemplo cuando las alumnas pasan al pizarrón y buscan detalles para burlarse por la ropa, por no estar bien peinadas, por estar gordas o flacas o por pertenecer a un grupo indígena. Al ser formas tan comunes y “naturalizadas” en la convivencia escolar, incluso pueden percibirse como normales, como bromas o “carrilla”.5
Gráfica 5. Violencia verbal por nivel educativo, sexo de la víctima y frecuencia
Fuente: Elaborada con base en la Encuesta Universidades Públicas y Privadas, 2015.
Violencia económica
Respecto a la violencia económica,6 patrimonial o hacia sus pertenencias, se destaca que por lo menos tres cuartas partes del alumnado la ha reportado; los casos frecuentes y muy frecuentes se presentaron en secundaria, especialmente con hombres. El acto violento que más se enfrenta es el robo de algún objeto o dinero.
Estos resultados coinciden con los reportados por Aguilera, Muñoz y Orozco (2007), quienes preguntaron a estudiantes de primaria y secundaria: “¿[…] te han robado algún objeto o dinero dentro de la escuela?”. A esta pregunta, 46.4% del alumnado de primaria y 43.6% de secundaria contestaron haber sido víctimas de robo en la escuela,