Violencias en la educación superior en México. Angélica Aremy Evangelista García
Читать онлайн книгу.2014). Se expresa también en desigualdades en la matrícula, titulación, becas y puestos de dirección ocupados por mujeres y hombres, entre otras muchas formas de discriminación de género, sexismo y homofobia en el mundo académico (Palomar, 2005). No se trata de situaciones aisladas porque, como precisan Buquet et al. (2013) y Méndez, Martínez y Pérez (2016), forman parte de una cultura institucional que excluye de manera sistemática a las mujeres por el solo hecho de serlo.
Sin embargo, la violencia directa genera otras dinámicas de acoso en las interacciones que se establecen entre las y los actores escolares (estudiantes, personal docente y administrativo), pues tanto hombres como mujeres pueden convertirse en víctimas o perpetradores de actos violentos, si bien entre los hombres se puede reportar mayor frecuencia. Dado que no se pretende victimizarlos, es necesario aclarar que la violencia de género contra las mujeres se sustenta en estructuras patriarcales que no respaldan de la misma manera la que sufren los hombres. Conviene recordar que las mujeres son las principales víctimas de la violencia de género, que se presenta por el hecho de ser mujeres y por ser consideradas objetos y propiedad de los hombres; de ahí que enfrenten más riesgos de sufrir agresiones físicas o de ser asesinadas por un hombre, que con frecuencia es un miembro de la familia o su pareja íntima (Heise y Gottemoeller, 1999).
Reconocer que las jóvenes están sobrerrepresentadas entre las mujeres que mueren a manos de sus parejas o exparejas significa aceptar que tratar de salir de dicha situación supone en algunos casos un riesgo de muerte (Díaz, 2009). En cuanto a los hombres, hay más probabilidad de que mueran o resulten heridos en una guerra o en actos violentos relacionados con la juventud y pandillas, o que sufran agresiones físicas o sean asesinados en la calle por un extraño, de que lo sean a manos de una mujer; además, es común que el hombre sea el perpetrador de la violencia sin importar el sexo de la víctima (OMS, 2002). Por lo tanto, la violencia o acoso escolar sí está basada en el género, porque los símbolos que involucra para unas y otros tienen sus raíces en formas diferentes que el patriarcado establece para mujeres y hombres, como se verá más adelante.
Resultados y discusión
Los datos que se presentan en este trabajo forman parte de la investigación “Violencia de género y bullying en universidades públicas y privadas de México”, e incluyen resultados obtenidos de una encuesta aplicada a 1073 estudiantes (581 hombres y 492 mujeres) de universidades públicas y privadas de Sinaloa (80 hombres y 115 mujeres), Chiapas (225 hombres y 142 mujeres), Estado de México (90 hombres y 52 mujeres) y Ciudad de México (186 hombres y 183 mujeres).
Tipo de violencia escolar
Los resultados muestran que 90% de la población estudiantil encuestada ha sufrido alguna manifestación de violencia por lo menos una vez en su estancia educativa: 92.5% cuando estudiaba primaria, 94.7% secundaria, 92.6% preparatoria y 81.9% durante sus estudios universitarios; en algunos casos, las diferencias entre mujeres y hombres son significativas. Estos porcentajes superan en mucho lo reportado por estudios como los de Velázquez (2005), Aguilera, Muñoz y Orozco (2007), Román y Murillo (2011) y Carrillo (2015a y 2015b), entre otros, aunque se coincide en que los hombres dicen haber vivido más violencia que las mujeres (Buquet et al., 2013; Bermúdez, 2014; Carrillo, 2015a y 2015b).
De acuerdo con la frecuencia3 en que ocurrieron los hechos violentos, aproximadamente la mitad del alumnado responde a las variables “frecuente” y “muy frecuente”. Como se observa en la Gráfica 1, la mayor frecuencia de violencia es reportada por los hombres cuando estudiaban el nivel secundaria, seguidos de los niveles de primaria y preparatoria. Las mujeres registraron menores porcentajes de violencia frecuente y muy frecuente, aunque casi la mitad de ellas la señalan.
Gráfica 1. Violencia escolar por nivel educativo, sexo de la víctima y frecuencia
Fuente: Elaborada con base en la Encuesta Universidades Públicas y Privadas, 2015.4
Según los tipos de violencia, la que más reportaron fue la verbal, seguida de la psicológica, física, económica, ciberacoso y violencia sexual. En comparación con las mujeres, los hombres registraron más casos de violencia física de forma frecuente, y ellas reportaron mayor frecuencia de la sexual respecto a los varones. Lo preocupante es que en todos los casos casi la mitad del estudiantado ha sufrido alguna manifestación de violencia. Por sexo, las diferencias más significativas se encuentran en relación con la violencia sexual, en la que las mujeres superan en 11.3 puntos lo reportado por los hombres; mientras que en la violencia física los hombres registran 10.1 puntos más que las mujeres (ver Gráfica 2).
Gráfica 2. Violencia general por tipo, sexo del alumnado y frecuencia
Fuente: Elaborada con base en la Encuesta Universidades Públicas y Privadas, 2015.
La presencia de mayor violencia sexual entre las mujeres y física entre los hombres se relaciona con las identidades y estereotipos de género que se promueven en sociedades de estructura patriarcal, como la mexicana. El control de la sexualidad y del cuerpo son expresiones del machismo, según el cual se considera a las mujeres como objeto sexual, mientras que otras expresiones como el uso de la fuerza, las riñas o las demostraciones de fuerza física son de la misma manera promovidas por las masculinidades hegemónicas.
A continuación, analizamos con detalle las manifestaciones de violencia experimentadas por el alumnado con información desagregada por tipo de violencia.
Violencia física
La violencia física la han experimentado más los hombres que las mujeres, con mayor frecuencia en la educación secundaria, seguida de la primaria, la preparatoria y la universidad. En cuanto a los casos reportados como frecuentes y muy frecuentes, fue en la primaria donde los hombres registraron porcentajes más elevados, y una proporción muy similar en secundaria; en las universidades se presentan menos casos, aunque 7.6% de los estudiantes varones dijeron sufrir este tipo de violencia. Entre las mujeres, solo 3.7% ha participado en ella.
Los resultados coinciden con estudios como el de Aguilera, Muñoz y Orozco (2007), quienes concluyeron que 17% del alumnado de sexto grado de primaria manifestó haber sido lastimado físicamente durante el ciclo escolar, mientras que en secundaria lo reportaron 14.1%. Por su parte, la SEP y UNICEF (2009: 105-106) señalan que 66.1% de niñas y 72.5% de niños de sexto de primaria dijeron haber sido agredidos o agredidas por alguna persona relacionada con la escuela, sea compañeros, compañeras, personal docente y directivo o conserjes. En el caso de estudiantes de secundaria, el mismo estudio encontró que 55.4% de mujeres y 65.4% de varones han sido agredidos físicamente (ver Gráfica 3).
Gráfica 3. Violencia física por nivel educativo, sexo de la víctima y frecuencia
Fuente: Elaborada con base en la Encuesta Universidades Públicas y Privadas, 2015.
Cabe subrayar que tanto en estudios previos (Aguirre y Jacinto, 2015; Carrillo, 2015a y 2015b) como en los resultados de la presente investigación, se observa que es mayor el número de hombres (en comparación con el de mujeres) que mencionaron haber recibido agresiones físicas, lo cual puede deberse a los estereotipos de género que se promueven culturalmente. La violencia prevalece porque existe un alto grado de aceptación de prácticas violentas, que se justifican como medidas para educar (Leñero, 2010) sobre todo a los hombres; ellos la asocian con la masculinidad tradicional hegemónica, uno de cuyos atributos debe ser la fuerza y el uso de la violencia para demostrar virilidad.
Las manifestaciones de violencia física más recurrentes entre el alumnado