Caída y ascenso de la democracia. David Stasavage
Читать онлайн книгу.la población libre poseía esclavos.
El objetivo principal de este capítulo es describir, más que explicar. Detallaré, empezando por la historia democrática de Atenas, las características de cinco democracias tempranas, seguidas de las de cinco autocracias tempranas. Al final del capítulo tomaré en consideración los datos de un mayor conjunto de sociedades: las 186 sociedades de la muestra transcultural estándar (SCCS, por sus siglas en inglés). Dejaré la tarea de explicar por qué algunos de los Estados tempranos fueron democráticos y otros no para los capítulos iii y iv. No obstante, a veces mencionaré características que apuntan a una posible explicación. La democracia temprana era más propensa a prosperar en entornos de pequeña escala, en casos donde los gobernantes carecían del potencial coercitivo que proporciona una burocracia estatal y cuando les resultaba difícil estar al corriente de la producción económica y los movimientos de la población.
el precedente ateniense
Los académicos suelen decir que Atenas tuvo un sistema de gobierno democrático a partir del 508 a. C. gracias a un conjunto de reformas introducidas por un aristócrata llamado Clístenes.2 La palabra demokratia no apareció hasta un tiempo después de esa fecha, ya que Clístenes se refería a la isonomía: leyes iguales para todos.3 La democracia perduró en Atenas, aunque con interrupciones, hasta que Macedonia conquistó la ciudad en el 322 a. C.
Aunque las reformas de Clístenes corresponden a un momento determinado, la democracia ateniense fue el producto de una larga evolución, en las mismas circunstancias de fondo que veremos fuera de Grecia. También es cierto que hubo muchas democracias antiguas en Grecia, además de en Atenas. Aquí me centraré solo en Atenas de entre los casos griegos por la razón práctica de que su historia es la mejor documentada.4
La primera circunstancia de fondo de la democracia ateniense fue el colapso de un orden político centralizado y autocrático anterior. En la Grecia de la Edad del Bronce, los reyes gobernaban los Estados desde sus grandes palacios, a través de burocracias, junto con una élite militar, y estos reinos eran más sofisticados que cualquier otra cosa que hubiese existido en Grecia antes de esa fecha.5 Esta civilización colapsó en algún momento en torno al 1200 a. C. El impacto en Grecia, en el contexto de la desaparición general de la civilización de la Edad en Bronce en el Mediterráneo oriental, fue particularmente acusado. Se vinieron abajo los Estados, al igual que la economía; desapareció incluso la escritura.6 Los habitantes alfabetizados de la Grecia de la Edad del Bronce empleaban un sistema de escritura que hoy conocemos como “lineal B”. Se trataba de un lenguaje cuyo uso estaba restringido a unos pocos profesionales, y probablemente en la burocracia casi de forma exclusiva.7
En los nuevos Estados griegos que surgieron después del colapso de la Edad del Bronce, los gobernantes carecían de burocracias y, en su lugar, se vieron obligados a gobernar mediante la consulta. Podemos ver posibles indicios de esto tanto en la Ilíada como en la Odisea.8 Algunos sostienen que estos dos textos, escritos para narrar los acontecimientos de la Edad del Bronce, llevan la huella de la sociedad en la que fueron redactados, tal como era en torno al 700 a. C. En ellos se cuenta que los griegos pensaban que los cíclopes no estaban civilizados porque no celebraban reuniones, consejos o agorai. En otro ejemplo, los ancianos se reúnen, proponen decisiones y la gente común expresa sus opiniones.9
Atenas se convirtió en una polis que ocupaba toda la península del Ática (unos dos mil quinientos kilómetros cuadrados). Era un tamaño muy grande en comparación con el de la mayoría de las demás ciudades-Estado de Grecia, cuya superficie media era de cien kilómetros cuadrados, pero aun así el territorio gobernado por Atenas era pequeño comparado con otros Estados fuera de Grecia.10 Su geografía compacta favoreció el desarrollo de la democracia temprana en Grecia como lo haría más tarde en otros lugares: antes de la llegada del transporte moderno, el simple hecho de llegar a una reunión podía ser una tarea onerosa.11
Dentro de la polis ateniense, eran los aristócratas que ocupaban sus cargos por nacimiento quienes gobernaban. Había un ejecutivo, elegido de entre la aristocracia, con nueve arcontes que ejercían durante mandatos de un año, así como un consejo, conocido como el areópago, compuesto por los que antes habían sido arcontes.12
Hacia el año 594 a. C., Atenas se enfrentó a una grave crisis económica unida a una lucha de clases. Según la tradición, la élite ateniense nombró a Solón para proponer reformas. Solón abolió el sistema de esclavitud por deudas y creó un nuevo consejo, la bulé (el Consejo de Cuatrocientos), que rivalizaría con el areópago. La bulé preparaba el orden del día para una asamblea de ciudadanos más amplia, conocida como ekklesia. Después de las reformas de Solón, todos los ciudadanos varones y adultos podían participar en la ekklesia, pero solo los ricos podían ser miembros de la bulé.
Las reformas posteriores de Clístenes no solo representaron un cambio político, sino también una profunda reorganización de la sociedad ateniense. Clístenes reorganizó Atenas en 139 demos (divisiones de entre ciento cincuenta y doscientas cincuenta personas).13 Además de pertenecer a un demo, los ciudadanos se asociaban a una de las diez nuevas “tribus” creadas artificialmente, y cada una de ellas mandaba ahora a cincuenta personas, elegidas por sorteo, al Consejo de los Quinientos, que administraba los asuntos cotidianos de la ciudad. Los demos que componían una tribu determinada no procedían, a propósito, de la misma región geográfica del Ática. Esto creó lo que los politólogos llamarían un “clivaje transversal”.
La estructura de las tribus atenienses guarda un parecido asombroso con la estructura de los clanes hurones e iroqueses: uno podía ser miembro del mismo clan que otro sin vivir en la misma localidad. Este modelo transversal parece una buena estrategia para unir mejor a la sociedad.
Un aspecto por el que Atenas está en consonancia con algunas de las democracias tempranas, pero no con otras, era la completa ausencia de las mujeres en la política oficial, incluso al nivel del demo.14 Volveré a la cuestión de la participación política de las mujeres en otros puntos de este capítulo.
La evolución crítica y decisiva de la democracia ateniense tuvo lugar varias décadas después de las reformas de Clístenes. En el 462 a. C. un nuevo conjunto de reformas otorgó a las clases bajas atenienses una mayor influencia dentro de la ekklesia.15 Antes de esa fecha, los tetes, como se los conocía, podían participar de forma pasiva en la asamblea, pero no podían ocupar cargos públicos.16 Ahora su participación era mucho más directa, ya que podían intervenir y acceder a cargos públicos.
Las reformas del 462 a. C. se produjeron en un momento en que la élite de Atenas necesitaba a su pueblo. La lógica de conferir a los tetes una mayor voz política la expuso un observador ateniense que pasaría a la posteridad como “el Viejo Oligarca”. No era un defensor de la democracia, pero la veía necesaria por la siguiente razón:
Es justo que los pobres y la gente común allí [en Atenas] tenga más poder que los nobles y los ricos, porque es la gente común quien se encarga de la flota y da a la ciudad su poder; ellos proveen los timoneles, los contramaestres, los subalternos, los vigías y los carpinteros de ribera; son [todas] estas personas las que hacen que la ciudad sea mucho más poderosa que los hoplitas y los ciudadanos nobles y respetables. Siendo así, parece justo que todos compartan los cargos públicos por sorteo y por elección, y que cualquier ciudadano que lo desee pueda hablar en la asamblea.17
Antes de su enfrentamiento militar con Persia, los conflictos militares de Atenas requirieron en su mayor parte un pequeño número de soldados de infantería pesada, conocidos como los hoplitas. Desde los inicios del conflicto con Persia, la fuerza naval, compuesta por trirremes, cobró mucha más importancia. La armada ateniense requería abundantes recursos humanos: quince mil personas, según un cálculo.18 Aunque buena parte de los remeros eran esclavos, muchos otros procedían de la población libre del Ática.
Atenas pudo ser única, pero las condiciones que dieron lugar a la democracia ateniense no lo fueron: las veremos una y otra vez. La primera fue su pequeña escala. Atenas podía ser grande en relación con otras ciudades-Estado griegas, pero era pequeña comparada con otros vecinos de la región. Además, desde las guerras médicas