La transición española. Eduardo Valencia Hernán
Читать онлайн книгу.Josep Solé Barberà, Rafael Ribó, Miquel Sellarés, Jacint Humet, Francisco (Paco) Frutos, Joan Anton Sánchez Carreté, Ferran Fullá, Pere Portabella, Lluís Mª Xirinachs, Josep Mª de la Hoz, Joaquim Maldonado, Josep Trueta, Antoni Tàpies, Jordi Llimona, Antonio de Senillosa, Josep Pi i Sunyer, Jordi Trias, Isidre Molas, Xavier Cassasas, Joan Carrera, Albert Espunya, Carlos Santos, Joan Pere Viladecans, Alfons Carles Comín, Ricard Bofill, Félix Martí, Raimón Obiols, Monserrat Avilés, Albert Fina, Mª Aurelia Capmany, Jaume Vidal Alcover, Manuel Cruells, Carles Güell de Sentmenat, Carlos Ferrer, Joan Mas Cantí, Agusti Montal, Joan Granados, José Antonio González Casanova, Lluís Carandell, Joan Oliver, Marta Mata, Amadeo Cuito, Xavier Folch, Ovidi Montllor, Joan Obiols, Francisco Rodríguez Ocaña, Raimón, Francesc Pi de la Serra, Quintín Cabrera, Jordi Solé Tura, Josep Mª Espinás, Magda Oranich, Marc Palmes, Armand Carabén, Jaume Rosell, Carles Rexach y Mª del Mar Bonet. El abad de Montserrat y Salvador Espriu cursaron sus adhesiones. Seguidamente, al acabar las actuaciones, parte de los asistentes efectuaron marchas de protesta en dirección a la cárcel Modelo o por el centro de la ciudad.
En Barcelona por aquellas fechas tuvo lugar un relevo significativo en la cúpula del poder civil. Salvador Sánchez Terán,69 político representante del reformismo franquista, fue nombrado nuevo gobernador civil de la provincia. Junto a él, también fue elegido otro aperturista, Gabriel A. Ferraté, como director general de Universidades e Investigación. No obstante, a pesar del esfuerzo renovador ejercido desde el Ejecutivo, estos relevos fueron insuficientes ya que los cambios en las estructuras de poder de los gobiernos locales y regionales no se realizaron de hecho hasta bien acabada la Transición. Fue entonces cuando hizo aparición con más furor aquello que llegó a llamarse el “cambio de chaqueta”.
Sin duda el aperturismo del nuevo gobernador civil, del que dependían los estamentos locales, aceleró esa ambigüa situación de aparentar talantes aperturistas. En unas declaraciones efectuadas en un pleno del Ayuntamiento de Sabadell, el alcalde llegó a decir después de rechazar una propuesta de petición de amnistía: “No lo hice para no dividir al consistorio, a pesar de que yo soy demócrata y de izquierdas”. 70 Josep Benet comentaba al respecto:
“(...) Desde la desaparición del general Franco y el anuncio de elecciones, se ha producido un espectáculo esperpéntico: todos los políticos del antiguo régimen, ex ministros, ex subsecretarios, ex directores generales, ex censores, ex jerarquías del Movimiento, etc.- excepto el señor Blas Piñar y sus amigos-, han cambiado de camisa, han abandonado el correaje y vestido la modesta chaqueta democrática. Y se han declarado demócratas de toda la vida. Es la hora de los camaleones, ha dicho alguien. Es cierto, lamentablemente.”71
El 9 de enero de 1976, se presentó en Madrid, bajo esa estrategia de libertad simulada, el Consell de Forces Polítiques de Catalunya (CFPC). Según la crónica del periodista Ramon Pi, asistieron: Francisco Gordo Lorente, Joan Reventós, Jaume Casanovas, Heribert Barrera, Xavier Castellá, Albert Aleu, Ignacio Zabala, Joan Cornudella, Joan Ramon Colominas Companys, José Badía, Joan Colominas Puig, Antonio Gutiérrez, Pere Ardiaca, Josep Pallach, Amadeo Cuito y Francisco de Borja Aragay.
Entre los diferentes mensajes aportados en la posterior conferencia de prensa, fue destacable la alusión al presidente de la Generalitat en el exilio, entendiéndose más como el reconocimiento simbólico hacia un sistema de libertades que como la búsqueda de un líder. Días después el Consell, representado por 11 formaciones políticas, también se presentó en París ante los medios internacionales. Éstas eran: Joan Cabré (PCC), Joan Cornudella (FNC), Joan Colominas (PPC), Anton Canyellas (UDC), Jaume Casanovas (Esquerra Democrática), Xavier Castellá (Esquerra Republicana), un miembro del PSAN, Gregorio López Raimundo (PSUC) y Heribert Barrera (Reagrupament Socialista i Democrátic de Catalunya). En referencia a este último partido cabe decir que a finales de 1974, una fracción numerosa de ERC, encabezada por Barrera, se integró en el Reagrupament Socialista i Democrátic de Catalunya de Pallach, separándose del otro sector dirigido por Andreu Abelló, más proclive al pacto con los comunistas y que acabó incorporandose al PSC (C). Sin embargo, en mayo de 1976 Barrera y su grupo volvieron a ERC para reconstruir de nuevo el partido.72
Después de la presentación oficial, una serie de partidos y organizaciones intentaron formar parte de esta nueva organización nacionalista; no obstante, algunos lo consiguieron y otros no. De hecho, al finalizar el primer mes de 1976 había claramente varias estrategias políticas bien definidas. El CFPC, que alternaba la negociación como un bloque unitario según el foro elegido; los partidos que lo componían, que actuaban por separado según conveniencia; la Generalitat en el exilio, con la estrategia dirigida por Tarradellas de descrédito total por la Asamblea; el sector pujolista; el comunista y, finalmente la Asamblea, que actuaba a veces de comparsa de la auténtica negociación, ya que los protagonistas eran los mismos.
Uno de esos foros de debate fue el celebrado en el monasterio de Cura (Mallorca) reuniéndose el CFPC, JDE, el Consell Valenciá y otras instancias unitarias, incluidos los partidos de las Islas Baleares. La reunión se celebró el 31 de enero asistiendo 89 personas, entre ellas siete periodístas y “dos agentes de la Brigada Social”, estos últimos de incognito. El comunicado final hizo referencia a la ruptura democrática, a la coordinación y al intercambio de experiencias.73
En el ámbito estatal, la Democracia Social Cristiana se presentó en Madrid en coalición con la Federación Popular Democrática, presidida por José Mª Gil Robles. En Cataluña, sus representantes eran Antoni y Pau Miserachs.
El 30 de enero de 1976, Convergencia Socialista de Cataluña (CSC) se presentó a los medios de comunicación en el sótano de un bar del barrio del Port en Barcelona con una representación muy amplia de militantes entre los que destacaban: Joan Prats (profesor universitario), el payés Josep Vidal, ex miembro del BOC y del POUM y miembro de la Unió de Pagesos, Celestí Martí (ex miembro del PSUC), Jesús Salvador (abogado), exmilitante del FOC-FLP, detenido con los 113 de la Asamblea, el andaluz Juan Alamillo, Josep Parcerissas (estudiante), Anton Canals (administrativo), miembro de la A.C. de Lleida, Xavier Guitart (obrero de la industria química), Eduard Galcerán (químico y profesor despedido), Joan Reventós (abogado) y el exmilitante del FOC, Pascual Maragall (economista y profesor universitario), excusando su asistencia Rafael Madueño y Jordi Parpal.
Convergencia Socialista surgió de la fusión del MSC como grupo promotor, del Moviment per l’Autogestió i el Socialisme (MAS), fundamentalmente obrero, de Reconstrucción Socialista formada por militantes de USO, de grupos independientes y exmilitantes del FOC y del Front Socialista Federat (FSF). Cabe destacar que los llamados intelectuales del CSC formaban parte en su mayoría del Centre d’Estudis Socialistes. Uno de sus representantes, Raimon Obiols, opinaba en aquellos días que la transición al socialismo debería pasar por la vía democrática y pacífica mediante una alianza popular que expresara el sentido mayoritario del pueblo en la construcción del socialismo.74
Mientras tanto, la Asamblea seguía en plena actividad aumentando su representación en el territorio con el ingreso de nuevos socios. Uno de ellos fue la Asamblea del Alt Empordà, formada por una treintena de militantes que representaban a: Reagrupament Socialista, CSC, PSUC, PSAN y Unió de Pagesos. Las Juventudes Comunistas de Cataluña (JCC), que apoyaban el CFPC, también pedían el ingreso en la Asamblea junto con la Asociación de Vecinos del Turó de la Peira. En definitiva podríamos decir que estas tres organizaciones tenían en común la búsqueda de un mismo objetivo que era formar parte de una gran organización y conseguir así cierta notoriedad muchas veces inmerecida.
El Reagrupament per la Unitat Socialista Catalana, que formaba parte del Consell, también hizo referencia a la Asamblea, reafirmando la voluntad de seguir trabajando para el fortalecimiento y dinamización del CFPC así como en la reivindicación de la Generalitat, manifestando su apoyo a toda movilización popular pacífica y responsable que persiguiera la consecución de una democracia política destacando en este sentido el papel de la Asamblea como órgano de movilización popular. En el comunicado se solidarizó con Xirinachs y con los procesados por ser miembros del Front d’Alliberament Català (FAC): Manuel Cruells, Blanxart y Jordi Duch Continas.
Desde principios de año, no había semana que no se presentara públicamente