La transición española. Eduardo Valencia Hernán
Читать онлайн книгу.de raíz estatal, sobre todo si consideramos las fuertes discrepancias existentes entre este y la Federación Socialista Catalana que representaba al PSOE en Cataluña. Este razonamiento se confirma de nuevo cuando el Moviment Socialista, ya transformado en Convergencia Socialista de Catalunya (CSC), intenta formar parte de la Conferencia Socialista Ibérica y es vetada su incorporación por el PSOE, o más claramente cuando se ponen de manifiesto dentro de la Asamblea las contradicciones entre ambos proyectos socialistas: por un lado la apuesta de CSC favorable al Estatuto de Cataluña y a la transversalidad identitaria inherente a la Asamblea desde su inicio; y por el otro, la FSC-PSOE, que era contraria a esta posición, pues mientras el primero lo consideraba esencial para la lucha democrática y socialista, el segundo simplemente lo contemplaba como desfasado.
En segundo lugar, tampoco es razonable aceptar que la influencia y el protagonismo de ambas organizaciones socialistas dentro de la Asamblea fuese algo más que testimonial ya que entraría en contradicción con la constante participación de sus representantes en ella aunque fuese evidente que muchas de las propuestas aportadas a la Asamblea, sobre todo por la Federación Socialista, eran sistemáticamente derrotadas y no tenidas en consideración en el órgano de dirección de la Comisión Permanente de la Asamblea de Cataluña (CPAC), pues existía lógicamente una disparidad de criterio entre los objetivos de los representantes del PSOE en Cataluña y la dirección del ente unitario. Sin embargo, lo que fue sorprendente fue que esa notoria discrepancia surgida dentro de la Asamblea entre los representantes socialistas desapareciese casi en su totalidad en ambas direcciones ejecutivas de los partidos, que no en sus bases de militancia, conforme se acercaban los primeros comicios democráticos después de casi cuarenta años.
Así pues, había llegado el momento en que el interés partidista prevaleciese sobre el ideológico acabando tanto el MSC como la FSC-PSOE y otras organizaciones socialistas por unirse, lo que algunos llamaron la unión del socialismo, en un único partido de carácter catalanista, el Partit Socialista de Catalunya (PSC), consiguiendo así uno de sus objetivos más importantes como representantes de la izquierda democrática en Cataluña que era desplazar al PSUC a un segundo plano en las primeras elecciones democráticas.
Estas dos organizaciones unidas bajo las siglas del PSC obtuvieron el 30% de los votos; consiguiendo así el objetivo principal de ser el referente mayoritario de la izquierda socialista catalana. Esta maniobra electoral diseñada por los dirigentes socialistas de federarse entre ellos no condujo a buena parte de sus votantes hacia el catalanismo, hecho que aún padecemos hoy en día, aunque sí los encuadró en un sistema de partido catalán489.
Los años han demostrado que de esta confrontación de ideas surgió un claro perdedor: los identificados con las tesis llamadas «españolistas»; no obstante, esta situación de incertidumbre que podría haber ocasionado incluso la ruptura dentro del partido fue relativamente breve. De nuevo, el entorno provocado por la lucha antifranquista y la afirmación de la identidad catalana conocida como el «problema nacional catalán», se entrelazaron sorprendentemente entre sí con un claro interés electoralista de tal forma que constituyeron ambas el marco natural de la lucha reivindicativa en Cataluña490.
482. COLOMER, Josep Mª, op. cit., p. 7.
483. FERRAN, Joan, op. cit., p. 27.
484. El País, 4-5-1976. «El país que queremos» Opinión, Juan Luís Cebrian.
485. PUJOL, op. cit., p. 140.
486. ARROYO, Francesc, «Antoni Gutiérrez Díaz: L’Assemblea en el record», L’Avenç, n.º 208, 1996, p. 8
487. ANC, «Informe del Comité Central», Fondo PSUC, n.º 230, 1973, pp. 16-17. Véase también Parras, entrevista.
488. MHC, «ASSEMBLEA», op. cit., Presentación.
489. Para ampliar información en PUJOL, Jordi, op. cit., pp. 311-312.
490. Véase, Assemblea, op. cit., pp. 60-61. Ibid., p. 164. También BATISTA, op. cit., p. 121. GUERRA, op. cit., pp. 301-303. Hoja del Lunes, 23-2-1976.
1.11. Significado de la Asamblea de Cataluña
A lo largo de este trabajo he encontrado variadas interpretaciones sobre este asunto, algunas tan llamativas como equipararla al propio pueblo de Cataluña en lucha o considerarla como el resultado de un proceso unitario que recogía una realidad sociológica que ya estaba en marcha en Cataluña. Sin duda, si comparamos estas reflexiones con el momento actual quizás podríamos encontrar ciertas similitudes con la estrategia seguida por los actuales dirigentes de la ANC. Mi opinión es que sobre esta cuestión sigue habiendo cierta confusión en no diferenciar claramente la sensibilidad identitaria de una minoría dirigente, aquellos que por comparar dirigirían en la actualidad la nueva ANC, con el verdadero sentimiento de lucha mayoritaria que surgió contra la dictadura491 en la etapa transicional o contra la crisis política y económica por la que estamos pasando en la actualidad. Sin embargo, cometeríamos un error si dejáramos pasar por alto los conceptos e ideas que se fraguaron dentro de este ente unitario formado a partir de un catalanismo popular antifranquista e influenciado por una ideología cuyas directrices provenían desde el PSUC y cuya finalidad política iba en concordancia con los partidos participantes en la CCFPC. Por lo tanto, es evidente que la Asamblea también recogía una inquietud sociológica en Cataluña que buscaba las libertades democráticas mediante el retorno de las instituciones políticas catalanas desaparecidas al final de la Guerra Civil. En el fondo, de lo que se trataba entonces era de cómo enfocar la llamada «cuestión nacional catalana» que incluía: el modelo de Estado, el papel de Cataluña en él y las posibles alianzas políticas futuras en la perspectiva de una Reconciliación Nacional que suponía la cancelación de posibles responsabilidades penales y políticas de las fuerzas represoras, una idea fomentada tanto por el PCE como por el PSUC492. Actualmente sabemos que la participación sindical, mayoritariamente de CC.OO., influyó de forma determinante tanto en la constitución como en el propio desarrollo de la Asamblea. En ella, curiosamente los sindicatos procuraron defender los intereses de la clase obrera bajo una estrategia peculiar: Por un lado tratando de vincular esta plataforma unitaria con importantes sectores de la población y por el otro, conseguir el respaldo y la identificación de la población inmigrante y trabajadora a las reivindicaciones nacionales, algo parecido a lo que ocurre en nuestros días con la provocación constante de sus dirigentes haciendo acto de presencia en manifestaciones independentistas. El resultado no fue el esperado por su dirección ya que lo que se consiguió fue más bien un rechazo al régimen dictatorial que no a la adopción de otros anhelos identitarios493. En base a estos argumentos creo que existen suficientes respuestas para definir a la Asamblea de Cataluña como el movimiento unitario más importante de toda la historia de la Cataluña contemporánea, superando incluso hasta la Solidaridad Catalana. Es por eso que la responsabilidad histórica me ha obligado a cuestionar algunos de los planteamientos iniciales de lo que hasta ahora conocemos de ella. Esta tesis está apoyada por nuevos actores que estuvieron presentes en los mismos escenarios y que han permitido augurar una duda razonable sobre lo escrito hasta la fecha y, en consecuencia, podríamos afirmar que la influencia transmitida por la Asamblea hacia la clase trabajadora en Cataluña fue difusa, entre otros motivos porque el fin de este movimiento político no buscaba la solución de sus problemas laborales inmediatos. Recordemos que fue la propia Asamblea la que admitió la autocrítica de su poca difusión entre el pueblo y los trabajadores, al menos hasta octubre de 1973, aunque eso no interfiriera en el significado