La transición española. Eduardo Valencia Hernán
Читать онлайн книгу.Tele/eXpres, 22-09-1975.
461. Tele/eXpres, 2-10-1975.
La muerte de Franco y el postfranquismo. 20 de noviembre de 1975
El 23 de octubre de 1975 los diarios nacionales anunciaron que la «Marcha Verde» avanzaba lenta y desordenadamente en dirección a la frontera norte del Sahara Español con el propósito de traspasar la frontera entre el 3 y el 4 de noviembre. El gobierno, previniendo acontecimientos, había recomendado el día anterior a la población civil el abandono de El Aaiún.
Mientras tanto, en la península todo comentario político se hacía en función del estado físico de Franco que se deterioraba cada día más. El 25 de octubre, la generalidad de los titulares informativos decían algo así como: «Se acentúa la gravedad de Franco»; dos días después se anunciaba una ligera mejoría dentro de la gravedad para decaer al día siguiente con la persistencia de la gravedad a causa de diversas hemorragias.
Entre el 29 y el 30 de octubre, el conflicto en el Sahara Español volvió a la palestra informativa, dando la impresión de que el gobierno había tirado la toalla. Ya no se hablaba de autodeterminación del pueblo saharaui y, mientras existía el toque de queda en la zona, las reuniones diplomáticas en Madrid se acentuaban con la posibilidad de llegar a un acuerdo favorable a las tesis marroquíes. El mismo día 30, coincidiendo con la detención en Guernica de dos comandos de ETA y de veinte presuntos terroristas, los medios de comunicación ya anunciaban la desaparición del último vestigio colonial español con la evacuación de la zona prevista en tres fases.
Sin duda, se vivieron momentos desalentadores y el desánimo era generalizado cuando se supo que las fuerzas españolas iban abandonando sigilosamente los puestos fronterizos. Mientras tanto, en Madrid, en medio de unas aceleradas negociaciones, el príncipe Juan Carlos volvía a la Jefatura del Estado en funciones, presidiendo definitivamente el Consejo de Ministros462.
En Cataluña, la Asamblea presentó el 29 de octubre una declaración contundente denominada «Per una Catalunya Democrática» en la que se afirmaba, en vista del relevo inminente e irreversible, que Juan Carlos no era la solución:
«Solo el rechazo del continuismo juan carlista y la revocación de las Leyes Fundamentales del franquismo y de todos los órganos e instituciones que la han configurado, o que intenten perpetuarlo, es decir, solo la ruptura democrática, puede ser el inicio del camino para satisfacer las exigencias populares y nacionales.»463
Comenzó así un relato continuo de noticias basado en la crónica de una muerte anunciada que concluiría tres semanas después con el comunicado de la muerte del Generalísimo.
El primer día de noviembre la salud del dictador aún se calificó como estacionaria, mientras el conflicto africano se ralentizaba con la salida del contingente español. El día 3, en una visita sorprendente, el príncipe Juan Carlos tomó el té en El Aaiún anunciando que «España cumplirá sus compromisos y tratará de mantener la paz (…) Se hará cuanto sea necesario para que nuestro ejército conserve intacto su prestigio y el honor»464.
El día 5 se contabilizaron los primeros muertos en el Sahara por enfrentamientos entre el Frente Polisario y los marroquíes, al haber cruzado alguno de ellos la frontera. Mientras tanto, el monarca alauita seguía inflexible en sus intenciones viendo que, conforme pasaba el tiempo, la coyuntura internacional le era favorable, desoyendo así las peticiones que le llegaron de la ONU. Esta presión sobre el gobierno español continuó hasta el día 10, cuando unilateralmente el rey de Marruecos ordenó el fin de la Marcha Verde, especulándose un pacto secreto entre Madrid y Rabat, aunque los desmentidos eran continuos.
El propio jefe de las Fuerzas españolas en el Sahara, Federico Gómez de Salazar, comentó: «La Marcha terminará en la frontera. Si vienen, dispararemos», repitiendo dos días después que el Sahara no había sido invadido465. No obstante, en vista de lo que estaba ocurriendo, la prensa reaccionó ante la falta de consideración, expresando su malestar por la desinformación y los problemas que se creaban a los periodistas y a las agencias de prensa para poder acceder a las zonas de conflicto, incluso la misma Asociación de Prensa emitió un comunicado protestando por la falta de información.
Lo mismo ocurría con el estado de salud de Franco, donde lo único que se sabía es que resistía transfusión tras transfusión. Sin embargo, esta situación de incertidumbre en el alto nivel de la política nacional no afectó en lo más mínimo a la acción represora de las fuerzas de seguridad del Estado, que continuaron efectuando detenciones. El día 4 de noviembre fue desarticulado un comando del PC (m-l), siendo militantes del PSAN los detenidos al día siguiente. Una semana después también fueron detenidos en Navarra algunos militantes de la rama político-militar de ETA (V Asamblea) y 37 miembros de la Joven Guardia Roja y Bandera Roja, demostrando así la plena actividad de un régimen dando sus últimos coletazos ante la caída del dictador.
Por otro lado, en aquellos días se publicó en el Boletín Oficial del Estado el decreto sobre el uso de las lenguas regionales, por el que se podía hablar en catalán en los plenos municipales, excepto cuando se tratase de propuestas que motivaran acuerdos a constar en el acta.
Sin duda, ya era innegable que un ciclo que había durado cuatro décadas se acercaba a su fin. Incluso empezaron a notarse los primeros indicios de cambio. Véanse como ejemplo el incremento de las publicaciones de nuevos periódicos y revistas de carácter político que aparecieron de repente ante la inminente llegada de la democracia. De esta forma salieron a la luz diarios tan emblemáticos como El País, El Periódico de Cataluña y Diario 16. Por el contrario, no ocurrió lo mismo con la prensa del Movimiento que, a falta de apoyos, decaía bajo un nuevo organismo denominado Medios de Comunicación Social del Estado (MCSE).
El 17 de octubre, el gobierno aprobó la inscripción del Grupo Prisa en el Registro de Empresas Periodísticas, siendo José Ortega Spottorno, Carlos Mendo y Darío Valcárcel los socios fundadores. El periodista y escritor, Juan Luis Cebrián, con experiencia en el diario Pueblo, TVE e Informaciones, fue elegido director del diario El País el 16 de noviembre de 1975. A partir de aquel momento, la importancia de los medios de comunicación fuera de los órganos del Movimiento tuvo una valoración muy superior a la anterior etapa franquista, ya que, a falta de partidos, la prensa protagonizaba las diferentes corrientes de opinión crítica que empezaban a resurgir en España.
El mes de noviembre de 1975 también resultó complicado en cuanto a conflictos laborales se refiere. En el Baix Llobregat, el día 14 se realizaron 22 despidos en una de las empresas que, por su resistencia al sistema, sería muy popular por esas fechas. Se trataba del conflicto en la empresa Laforsa en Cornellá de Llobregat, llegando a su punto más álgido con el despido total de su plantilla y el consecuente agravamiento de la situación social en la zona.
El día 15, Franco resistió una tercera operación quirúrgica sin éxito, ya que tres días después fue hibernado para controlar sus constantes hemorragias. Y mientras la agonía se alargaba artificialmente, al otro lado del Atlántico, el embajador Jaime de Piniés anunciaba desde la ONU una administración tripartita en el Sahara Español entre Marruecos, Mauritania y La Yemaa, anunciando que España se retiraría el 28 de febrero del año siguiente.
La oposición, ante el inminente fallecimiento del dictador, incrementó sus acciones de protesta, aunque algunos ya preparaban la nueva etapa sin Franco ampliando sus relaciones internas tanto como externas. Alfonso Guerra relata en sus memorias como cinco días antes del fallecimiento del Caudillo, fueron invitados al congreso del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) celebrado en la ciudad de Manheim por expreso interés de Willy Brandt, dado el trágico momento político que se vivía en España. Lo extraño del caso fue que tanto Felipe González como él solicitaron sendos pasaportes, siendo concedidos para solo un viaje y un país, la República Federal Alemana466.
Por su parte, la Asamblea también amplió su presencia mediática mediante propuestas como que por la tarde de ese día nadie cogiera el autobús en Barcelona; el eslogan decía así: «¡El divendres, día 7 de novembre, NO PUGES ALS AUTOBUSOS!»467, complementándolo con