Cómo entender tu género. Alex Iantaffi

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Cómo entender tu género - Alex Iantaffi


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quieres o usar un cuaderno para llevar un registro de tus pensamientos y respuestas a las actividades a medida que avances. Sabemos que cada persona tiene una forma diferente de aprender y por eso hemos procurado dar distintas opciones a lo largo de todo el proceso. ¡Incluso puedes crear tu propio sistema! Si estás leyendo este libro en grupo o en clase, podéis utilizar las actividades y los momentos para la reflexión como oportunidades para compartir vuestra trayectoria con el resto si os parece bien.

      Tampoco tienes que trabajar en las actividades si no quieres. Puedes leer el libro y ya está. Si se trata de tu primera aproximación a estas reflexiones sobre el género, tal vez prefieras empezar por el principio e ir haciendo tu propio camino. Si el tema te resulta familiar, quizá quieras ir directamente a una sección o subsección concreta y también está bien. Si lo haces así, pero en algún momento la terminología te resulta confusa, te invitamos a volver a la sección 1, donde introducimos muchas de las palabras y definiciones que se usan en el libro. Al final de cada sección, además, apuntamos otros recursos disponibles que pueden ser útiles si quieres profundizar en algún tema específico.

      El género es un asunto muy personal y, según nuestra experiencia, a menudo afloran sentimientos cuando se habla de ello. Por ejemplo, algunas personas sienten una profunda tristeza por la pérdida de un tiempo en sus vidas en el que no podían expresar su género de una forma con la que estuvieran a gusto. Hay quienes se emocionan y se colman de esperanza por las posibilidades que se abren ante sus ojos o por lo que están descubriendo sobre su propio yo y sobre el resto mediante la exploración de su género. Otras personas sienten miedo, e incluso rabia, ante las transiciones de género que ven por ahí —o de gente que conocen— porque les resulta extraño, porque les genera pensamientos incómodos sobre su identidad o porque creen que es moralmente incorrecto.

      Te invitamos a fijarte en lo que te sugiere todo esto a ti a medida que vas leyendo. Intenta mantener la curiosidad y, al mismo tiempo, ser indulgente, sin juzgarte por lo que puedas pensar, sentir o experimentar. Te animamos a acercarte a este tema con benevolencia, hacia ti y hacia el resto, incluyéndonos a nosotres, les autores. Nuestra intención no es en absoluto dar un reglamento, sino compartir contigo lo que hemos aprendido a lo largo de muchos años de experiencia personal y profesional; y, por supuesto, puede haber cosas con las que no estés de acuerdo o que vivas de forma distinta.

      Hay palabras, vivencias, historias o lugares que desencadenan una intensa respuesta emocional porque evocan nuestras propias experiencias individuales, sociales y culturales. ¡El tema del género puede ser sin duda un desencadenante! Aunque no hemos incluido advertencias en el libro, somos conscientes de que cualquier parte de su contenido puede ser un desencadenante para alguien, en algún lugar. Te aconsejamos que vayas despacio, que te fijes en cómo reaccionas ante el material presentado, que te trates bien y que no dudes en pedir ayuda cuando lo necesites.

      Para ayudarte a trabajar con este libro de una forma grata y abierta, hemos intercalado algunos recordatorios para que no corras demasiado, respires, seas consciente de la experiencia, te tomes un descanso si lo necesitas y mantengas una actitud de curiosidad y sin prejuicios, al menos en la medida que te sea posible. A veces son solo breves invitaciones a hacer una pausa en la lectura y respirar, y otras veces hay recordatorios a toda página con sugerencias para hacer algo específico. Eres libre de decidir lo que te funciona y lo que no. Solo son propuestas que, esperamos, pueden resultarte útiles.

      El primer recordatorio está en la página siguiente…

      Recursos adicionales

      Aquí tienes una selección de libros escritos por algunas de las personas mencionadas en esta introducción:

      Collins, P.H. (2002) Black Feminist Thought: Knowledge, Consciousness, and the Politics of Empowerment. Nueva York: Routledge.

      Crenshaw, K. (1995) Critical Race Theory: The Key Writings that Formed the Movement. Nueva York: The New Press.

      hooks, b. (2000) Feminist Theory: From Margin to Center. Londres: Pluto Press.

      Tómate un momento para fijarte en dónde estás.

      ¿Estás a gusto, o al menos no a disgusto, en ese lugar? Si no, ¿necesitas hacer algún cambio? ¿Podrías estar un poco más a gusto en este momento? ¿Qué necesitarías cambiar para aumentar tu grado de comodidad en un uno por ciento ahora mismo? Tal vez quieras cambiar de postura, respirar despacio durante unos segundos o beber un sorbo de agua.

      Una vez te hayas instalado en un lugar cómodo, párate a observar lo que te rodea.

      Si captas algo agradable —tal vez un color, una forma, un sonido, una textura o un olor—, tómate tu tiempo y déjate llevar por esa experiencia placentera.

      Date tiempo para notar cómo tu cuerpo entra en contacto con el sillón o con el suelo, según dónde estés, y dedica unos minutos más a acomodarte.

      Respira. Cuando quieras, empezamos…

      1 Steinmetz, K. (2014) «The transgender tipping point». Time, 29 de mayo.

      En esta sección hablaremos un poco del lenguaje, sobre todo para definir algunos de los términos que utilizamos en el libro. Luego nos centraremos en el significado de la propia palabra «género» y en aquello que la diferencia o la asemeja a otros conceptos relacionados, como «sexo» y «sexualidad». Después, analizaremos si el género es algo biológico, psicológico o social (te destripamos el final: ¡es una combinación de las tres cosas!). Por último, exploraremos distintas dimensiones del género: cómo lo identificamos, cuáles son nuestros roles de género, cómo lo expresamos y cómo lo sentimos.

      En los últimos años ha habido una oleada de palabras relacionadas con el género. Por ejemplo, mencionábamos en la introducción que Facebook ya ofrece más de cincuenta términos distintos para identificar nuestro género cuando creamos un perfil, mientras que antes solo daba dos opciones: «hombre» o «mujer».

      Todo este nuevo lenguaje puede hacernos sentir que perdemos pie y que nos adentramos en aguas peligrosas. Puede que nos angustie pensar en qué palabras debemos utilizar, por si nos equivocamos, sobre todo si alguien que forma parte de nuestras vidas nos ha pedido que usemos un lenguaje diferente respecto a su género. Da igual lo familiar que te resulte el tema; incluso quienes firmamos estas páginas metemos la pata alguna vez y tenemos que disculparnos con alguien por haber usado el nombre o pronombre equivocado.

      El lenguaje cambia muy rápido a medida que las personas y las comunidades descubren lo que resulta más apropiado, por lo que a veces nos damos cuenta de que un término o un acrónimo que antes era la mejor opción de pronto ya no lo es. Además, distintas palabras pueden ser más o menos apropiadas en distintos contextos. Por ejemplo, durante un tiempo mucha gente de las comunidades trans utilizó la forma «trans*» con la idea de que este era un término más inclusivo, pues el asterisco sustituía las varias terminaciones posibles. Sin embargo, ahora la mayoría coincide en que «trans» (sin asterisco) es el término general más inclusivo. Por otra parte, cada cual prefiere una versión diferente de las siglas LGBTQ (lesbianas, gais, bisexuales, trans, queer) y mucha gente añade otra T y otra Q (de Two-Spirit, dos espíritus, y questioning, quienes se cuestionan su identidad), así como las letras A para asexual e I para intersexual. Otras personas han empezado a utilizar GSRD (diversidad de género, sexual y de relaciones) para evitar esa sopa de letras en constante expansión. Donde vive Alex, en Estados Unidos, el término preferido en muchos lugares para hacer referencia a las personas racializadas es POC (de People of Colour, «personas de color»), o también POCI (de People of Colour and Indigenous people, «personas de color e indígenas»), mientras que en Reino Unido —donde vive Meg-John— hay quienes usan estos acrónimos y quienes prefieren BAME (de Black, Asian and Minority Ethnic, «personas negras, asiáticas y de minorías étnicas»), pero otros colectivos consideran que la palabra «negro» por sí sola es un término político importante que engloba a las mismas comunidades. Todos estos términos pueden volver a cambiar en el futuro porque el lenguaje es un fenómeno vivo, dinámico y relacional. Muchas veces verás que no hay una terminología «correcta»


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