Mitología griega. Javier Tapia
Читать онлайн книгу.al Averno por no poder encerrarlo en el Tártaro, y con quien seguirá teniendo problemas y diferencias a lo largo del tiempo.
Los olímpicos, Atenea, Hera, Apolo, Hefestos, Artemisa y Afrodita, encabezados por Zeus fijan su hogar en el Olimpo para reinar sobre Gea, madre y Tierra a la vez.
Zeus toma como esposa a Hera, pero tiene relaciones y descendencia con todas las diosas y titánidas que puede.
Y así pasan milenios en franca armonía.
Zeus, Dios de dioses
¿Quién es Zeus?
Los mitos y leyendas sobre Zeus que han ganado popularidad a lo largo de los siglos, son aquellas que nos lo presentan mujeriego, promiscuo, bisexual, zoofílico, incestuoso, cruel, iracundo, necio, poderoso, indiferente muchas veces a las necesidades humanas, dueño y amo de vidas y haciendas, impune, rijoso, violento y una serie lindezas como las anteriores, con las que algunos han justificado, asimilado o emparentado a la figura de Zeus con lo peor del patriarcado y de las jerarquías humanas o formas de gobierno en general, es decir, han visto en Zeus al poder ciego masculino que ha dominado al mundo por miles de años.
La figura de Zeus va más allá de las leyendas populares, entre otras cosas porque la misma palabra “Zeus”, Dios, es la que se utiliza en medio mundo para significar lo sagrado y la divinidad, incluso entre los vedas con gran influencia en el mundo indoeuropeo gracias a las aportaciones del reino micénico a la escritura copta (siglo XVII antes de nuestra era), por lo que el origen de la palabra es muy antiguo y posiblemente anterior a su forma escrita, que se puede leer como “buena luz”, “apartador o recolector de nubes”, o simplemente Dios.
Sus atributos simbólicos y esotéricos son el Rayo (Fuego), el Toro (Tierra), el Águila (Viento) y el Roble (Madera, que contiene al agua y a la naturaleza entera), siendo él mismo la quintaesencia, donde nada de lo humano ni de lo divino le es ajeno.
La humanización de Zeus, por tanto, esconde los secretos velados del Universo, lo que no se entrega a los hombres como don o como regalo, sino por la vía del estudio y el descubrimiento, aunque sí se les dota con la inspiración y la intuición, el alma y el espíritu, y el afán de saber y conocer, la filosofía misma como fuente de aprendizaje y discernimiento.
Zeus Tronante, Dios de dioses
Desde el punto de vista romano, Zeus Padre es Ius Peter, es decir Júpiter, y no cualquier otro Zeus de los que en el mundo antiguo han sido, ya que, dependiendo de la época y del ámbito geográfico, Zeus tiene características diferentes, potencias propias de la situación y de la cultura de cada uno de los pueblos.
Así, como las vírgenes católicas, Zeus tiene un sinfín de advocaciones, templos donde se le rendía culto, y representaciones propias de sus dones, y es Dios, de una u otra cosa, dependiendo del pueblo donde se le adoraba, por ejemplo:
-Zeus Tinia, entre los etruscos, señor del poder y el conocimiento.
-Zeus Baal, entre los cananeos, protector contra las plagas y los infortunios.
-Zeus Panhelénico, dios de dioses y de todos los helenos.
-Zeus Tronante, dueño de las tormentas y los vientos.
-Zeus Taleo, señor del sol y de los cielos.
-Zeus Xenio, dios de la hospitalidad, protector de los peregrinos y los extranjeros.
-Zeus Padre, creador de los humanos y señor de los dioses, las nubes y los cielos.
-Zeus Justo, Juez u Horquio, dios de las leyes y los juramentos.
-Zeus Amante, dios del amor trascendental, protector de sus hijos y de sus obras,
-Zeus del Ágora y del Comercio, protector del intercambio justo.
-Zeus Terrible o Egioco, que infundía el terror en los enemigos de los egeos.
-Zeus Labrador, protector de los campos, las siembras y las cosechas.
-Zeus Eleuterio, el que libera y salva a los pueblos oprimidos.
-Zeus Impetuoso, o Memactes, inspirador de la rabia, el valor y la violencia despiadada en los ejércitos.
-Zeus Pan, dios de dioses, señor de los Cielos y la Tierra, todopoderoso, omnipresente y omnipotente, con don de lenguas y ubicuidad, capaz de transformarse en todos los seres y todas las cosas, señor de los ejércitos, padre celestial de la humanidad, destructor y restaurador del mundo, el que todo lo sabe, el que todo lo tiene, el que todo lo da, el que todo lo entiende, el que perdona y redime, señor de las nubes y los relámpagos, padre de las cosechas y de los pingües ganados, hermoso, poderoso, bondadoso, semejante al hombre, justo, recto, firme, virtuoso, misericordioso, Señor Dios en una sola palabra.
Muchas de estas condiciones o advocaciones de Zeus aparecen en la Ilíada y la Odisea, pero tanto por la falta de explicaciones como por las múltiples traducciones y adaptaciones que han sufrido las obras homéricas, el concepto de la amplitud divina queda opacado, oculto o diluido, dejándonos un simple Zeus caprichoso y superficial, personaje atractivo, pero sin fondo, de los mitos y leyendas de Grecia.
Zeus, por tanto, parece ser más antiguo que la propia mitología que lo arropa situando su nacimiento en Creta, como tercer hijo de Urano y Rea.
Su padre, Urano (el Saturno romano y también el propio Cronos griego que se genera a sí mismo), tras los primeros y horribles partos de Rea, acostumbra a matar a sus vástagos, y cuando Rea le da los primeros hijos aceptables, decide devorarlos por temor a ser derrocado por ellos.
Rea, al ver cómo devora a Hades y a Poseidón (Plutón y Neptuno en Roma), esconde a Zeus para salvarle la vida.
Zeus, auxiliado por las tres Moiras (una hila, otra mide y otra corta la vida), logra engañar a Urano y le da a beber un vomitivo para que expulse a sus hermanos. Urano los vomita, y cuando se sienta a descansar el esfuerzo, Zeus toma una hoz y lo castra, acabando así con su reinado, simbolizando con ello que todo lo que empieza, acaba, incluso para los dioses.
Zeus vivió una existencia de lujos y placeres, burló toda vigilancia y toda limitación para lograr sus objetivos. A la luz de nuestra moral, su vida sexual fue más que licenciosa, lujuriosa y promiscua; se convirtió en ave para seducir a su hermana Hera, en ganso para poseer a Leda, en toro para raptar a las Europas, en hormiga para medrar en Egina; tuvo amantes de todos los sexos entre dioses, titanes y humanos, regando su simiente divina por todos lados. Al mismo tiempo, impuso leyes para que los humanos no hicieran lo mismo que él, argumentando que él, como dios que era, podía asumir las consecuencias de sus actos, así como responsabilizarse de sus hijos y de sus obras, algo que no podían hacer los humanos por sus imperfecciones y defectos, su falta de honor, su ausencia de poder y su corta vida.
Las tres Moiras o Parcas
Hera, o las esposas y descendientes de Zeus
Cuando Zeus desposa a Hera (la Juno romana), última representante del matriarcado, simboliza la llegada del patriarcado al mundo, un patriarcado que se va a ver minimizado en muchas ocasiones por el matriarcado que queda dentro del hogar y del matrimonio.
Hera es hija de Rea y Urano, por tanto hermana de Zeus, y aunque no es la primera mujer en la vida del dios, sí se convierte en su pareja de vida y esposa oficial, denotando el eterno femenino que hace contrapeso a los atropellos de la masculinidad, con las armas y los dones que tiene a mano.
En su juventud y antes de casarse, Hera fue la diosa de las vírgenes en varias regiones cretenses, como en Argos, donde las doncellas casaderas renovaban la certificación de su virginidad anualmente, hasta que se convertían en esposas.
Una vez casada, fue la diosa del hogar, la maternidad y el matrimonio, esposa casta y fiel, amante de su esposo, y obediente en muchos casos, pero nunca sumisa y siempre con criterio y peculio propio, perfectamente capaz de salir adelante a pesar del abandono o la viudez,