Sueño contigo, una pala y cloroformo. Patricia Castro

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Sueño contigo, una pala y cloroformo - Patricia Castro


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res

      Alexandra

      ¿Seguro?

      Júlia

      Los tíos son imbéciles, Alexandra

      Alexandra

      ¿Me lo dices o me lo cuentas?

      Júlia

      Es que no ho entenc

      Alexandra

      Es todo un giro inesperado de guión

      Júlia

      …

      Alexandra

      ¿Júlia? Perdona si te ha molestado la broma

      Júlia

      Ah no, tranquil·la, no et preocupis cari, no em molestes

      Alexandra

      Perdona

      Júlia

      No, en serio, no molestes mai, Alexandra

      Alexandra

      Bueno, que sepas que estoy aquí para lo que necesites, ¿vale?

      Júlia

      Ho sé

      Alexandra

      Bien

      Júlia

      M’he follat a un gilipolles

      Alexandra

      ¿¡Cómo!?

      Júlia

      I no sé perquè t’estic dient això, però t’ho volia dir, ara pensaràs que sóc una boja que et ve amb els seus problemes i totes aquestes coses

      Alexandra

      Júlia, ¿estás bien?

      Júlia

      Sóc imbècil, tia

      Alexandra

      No, no lo eres, dime, ¿estás bien?

      Júlia

      Necessito sortir d’aquí

      Alexandra

      ¿Dónde estás Júlia?

      Júlia

      És que sempre em passa això, em penjo de capullos. Necessito una abraçada…

      Alexandra

      Si estuviera allí te daría todos los abrazos del mundo

      Júlia

      Ho sé, ets molt bona amb mi. Alex, yo quería que me abrazase

      Alexandra

      ¿Cómo? No entiendo

      Júlia

      El capullo ha marxat després de follar. Jo què sé

      Alexandra

      Júlia, yo te abrazaría y no te soltaría nunca, lo sabes ¿no?

      Júlia

      No et mereixo, cuca

      Alexandra

      Bueno, eres colega, a las colegas se las cuida. Si estuviera en Barcelona iría a tu casa a buscarte, te daría ese abrazo y luego, si quisieras, iríamos a partirle las piernas al capullo ese.

      Júlia

      Ets massa bona, Alex

      Alexandra

      Te digo lo que siento. Y luego nos iríamos a Marina a beber, porque no te dejaría sola en toda la noche

      Júlia

      Què cony he fet per trobar-te? No et mereixo

      Alexandra

      Calla, no seas idiota. Me sabe mal estar a 600km de allí y dejarte sola

      Júlia

      No estic sola, estic parlant amb tu, no saps com curen les teves paraules

      Alexandra

      Se me va a apagar el móvil y encima esta zona casi no tiene cobertura, llego en una hora

      Júlia

      Sense problema cari, no et preocupis

      Alexandra

      Te hablo en cuanto lo cargue un poco, ¿vale?

      Júlia

      Gràcies cuca

      Alexandra

      Gracias a ti, Júlia, por confiar en mí

      Júlia

      A tu, sempre a tu, vigila el trosset que et queda si us plau. Molts petons

      Alexandra

      Muchísimos más para ti, preciosa

      Me he follado a un gilipollas. Esa fue la jodida frase con la que me enamoré de ella, con la que le cogí cariño y quise empezar a cuidarla. Mi perdición. Ahora lo veo como la guadaña de la muerte. Ahí estaba yo, con complejo de salvadora de cachorros, recogiendo a todos los perros apaleados que encontraba por la calle. Tengo un puto problema con eso.

      Júlia, te juro que lo único que quiero hacer contigo es ir a tu puta casa y arrastrarte de los pelos por media Barcelona para que todo el mundo se entere de lo zorra que eres. Te puedes follar a quien quieras pero luego no te quejes de que no te han abrazado. Para eso tenías a tu señor. Hasta que el tío se largó cuando se enteró de todo.

      Ella era así, iba picando por todos lados y jodiéndole la vida al prójimo. Os recuerdo que me enamoré tras meses de persecución por su parte. Ella era el cazador y yo su la presa. Todo esto sin saberlo. Iba feliz como un conejo por el campo hasta que, ¡zas!, la muy puta me vino con aquello de que no la habían abrazado después de follar y que se había pasado por la piedra al gilipollas ese. Lo sé, la más gilipollas de toda esta historia no es el capullo de Adrià o la zorra de Júlia, sino yo, la ilusa que tiene un ego de aquí a la luna creyendo que la gente puede cambiar por amor.

      Por amor a mí, claro, porque soy rubia, divina y llevo gafas de sol negras como Godard.

      Ahora creo que lo del abrazo era mentira y me lo dijo para que estuviera pendiente de ella. Caí como la imbécil que soy. Adrià no era el único amante que había tenido Júlia; que tuviese amantes no me escandalizaba pero me jodía que lo justificara con sus chapas feministas y luego me soltara que la prostitución estaba de puta madre y el porno empoderaba a las mujeres. Claro, porque eso de que fuese un negocio de miles de millones de euros que sometía a la mujer a la voluntad del hombre, que nos cosificaba y nos trataba como simples objetos al placer de los salidos de turno, eso no. ¿Luchaba contra alguna injusticia? Pues vaya feminismo el suyo. Para eso molaban más los franceses. Para ellos divorciarse y tener amantes era como para nosotros la Guerra Civil; en todas las pelis francesas siempre hay alguien divorciado o divorciándose o que al final acaba rompiendo con su pareja; no importa que la película sea de acción, comedia o drama, qué más da, lo importante es ser infiel. Coño, de eso sí que saben. Pero Júlia no es francesa —ni estaba cerca de serlo—, por aquél entonces era una indepe aspirante a clase media que hablaba de Judith Butler dándome lecciones cuando jamás había leído un libro suyo. “Em fa bola” me decía. Y yo solo quería comerle el coño.

      Lo que tenía que aguantar por un polvo y un poco de amor.

      En la lista de tarados también estaba un intelectualoide de la burguesía catalana, un músico frustrado reconvertido en filósofo que predicaba por las teles, radios y diarios lo mucho que su polla molaba y como de idiotas eran todos los que no le comprendían. Gerard Germà se llamaba el anormal. Este tipo había sido amante de Júlia y, de regalo, le había pegado una bonita gonorrea.

      Nunca entendí qué veía en los tíos que se follaba ni por qué iba detrás de esos misóginos de manual. Supongo que eran los únicos que le hacían


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