El desafío crucial. José Antonio Bustamante

Читать онлайн книгу.

El desafío crucial - José Antonio Bustamante


Скачать книгу
se podrá notar deja aprisionados “dentro de la caja” a los especialistas. Una versión más flexible indica que el experto “rastrea” la verdad del modo de ser del mundo en un dominio determinado, pues tiene cierta competencia para ello, evitando cometer errores y descubre ciertas certezas, pero sus predicciones sobre el futuro son limitadas. También la justificación podría estar dada por “virtud intelectual”, es decir que haya sido originada por una habilidad, disposición o competencia bajo determinadas circunstancias y se asocia, con frecuencia, al llamado conocimiento práctico. En este contexto es posible visualizar la importancia que tendrá, cuando avancemos en la construcción del modelo guía, la introducción de una estrategia de pensamiento que deje entre paréntesis los supuestos a priori que están detrás de nuestras creencias y nos abramos a la idea de cuestionar y formular las hipótesis que requieren evidencia y prueba.

      Definido el marco conceptual de por qué estamos siempre detrás del saber, es necesario decir que conocimiento es una palabra compleja que denota numerosas acepciones. A lo largo de siglos de civilización, los seres humanos nos hemos preocupado del mismo pues, como planteamos anteriormente, intuimos o suponemos que nos entrega la posibilidad de “dominar la Creación” y saber de la naturaleza de las cosas. Este significado se relaciona entonces, en mayor o menor medida, con leyes del universo y dependiendo de si esta búsqueda es mística, religiosa o incluso filosófica, mantiene una indudable cercanía con capturar la luz o alcanzar la iluminación. Conocer, del latín cognoscere, implica que la mente del hombre puede tener acceso, por el ejercicio de sus facultades intelectuales, a la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas, entender las causas y las leyes que rigen el mundo, es decir, éste se le torna inteligible. Para dejar claro cuál será el sentido y contenido en que usaremos el concepto de conocimiento, será necesario definir otras acepciones de este término que abarcan temas diversos y que han ido derivando en un uso amplio del vocablo, alejándose del uso original ya señalado. Por ejemplo, “conocido” es una persona con quien se tiene algún trato, pero no amistad. Perder o “recobrar el conocimiento”, es una expresión usada cuando una persona se desmaya o vuelve a estar consciente. Otro uso de la palabra ocurre para afirmar una facultad legítima, por ejemplo el juez “conoce” del juicio, este sentido está asociado a información. O como una manera de experimentar algo, por ejemplo “el equipo conoció la derrota”. En este caso puede haber un germen de conocimiento genuino que surge de la experiencia y la posibilidad de un aprendizaje que servirá en una próxima oportunidad, como le ocurre a un niño pequeño que por “no saber” introduce un dedo en una toma de corriente eléctrica y “aprende” desde dicho evento. En una forma aún más alejada de su significado original, el concepto se utiliza como asociado a valoración: “Fue reconocido como el empleado del mes”. O en el sentido inverso, “no se reconoce su aporte”. Otra acepción de la palabra conocimiento relevante de identificar y distinguir del sentido original del vocablo, tiene una orientación más ética, asociándolo a la capacidad de discernir, de entender la diferencia entre lo bueno y lo malo, lo conveniente y lo inconveniente, como cuando una madre expresa: “Qué poco conocimiento tiene este hijo mío”. Adicionalmente, el verbo “saber” y su sustantivo “sabiduría”, tienen una indudable cercanía también con el término conocimiento y se confunden o se usan como si fueran sinónimos. No obstante lo anterior, será necesario distinguirlos, en especial cuando sus usos se alejen de la definición original, como ocurre en el siguiente ejemplo: “Sé que estás interesado” por “me da la impresión que estás interesado”, o “tengo información de que estás interesado”. En estos casos el saber apunta a una forma cotidiana de expresar opiniones o compartir una información obtenida desde la propia interpretación o indirectamente desde otras fuentes informativas. Otro ejemplo de estas similitudes pero también de las diferencias, se ejemplifica al decir “Teresa conoce el portugués” y “Teresa sabe portugués”; son expresiones que pueden ser tomadas como iguales, sin embargo, “Julio conoce el programa” y “Julio sabe el programa” ya introduce elementos diferenciadores. Podemos decir, en cambio, que “Pedro conoce a Francisca”, pero no que “Pedro sabe a Francisca”.

      El anterior recorrido por los diferentes significados y uso del término conocimiento, tiene un propósito fundamental para comprender en mejor forma los objetivos y metodología que se irá develando a medida que avancemos en nuestra propuesta, pues en este amplio espectro de definiciones, tenemos que distinguir lo que será el sentido del conocimiento que desarrollaremos y éste se relaciona con la acepción original: es decir el conocimiento como la búsqueda de la verdad, de descubrir y de generar valor que derive de dicho conocimiento para sí mismo, para un grupo, para determinadas organizaciones o para la sociedad en su conjunto. Como reflexiona poéticamente el filósofo español Fernando Savater: Quiero dar respuesta a mil preguntas sobre mí mismo, sobre los demás, sobre el mundo que nos rodea, sobre los otros seres vivos e inanimados, sobre cómo vivir mejor.

      Con el paso de los años, el conocimiento humano se ha ido sistematizando en diferentes disciplinas, artes o ciencias. San Isidoro de Sevilla, en el siglo VII, elabora un compendio de todos los saberes conocidos hasta esa fecha. En sus Etimologías presenta las disciplinas (artes) liberales de su tiempo: gramática, retórica, dialéctica, aritmética, música, geometría y astronomía. La aparición de la ciencia como tal y los grandes avances tecnológicos han permitido que esta sistematización crezca de manera exponencial pero, si bien está disponible, no necesariamente es usada para generar nuevo conocimiento o puede resultarnos algo que existe en nuestra experiencia a pesar de su almacenamiento en grandes reservorios en internet. Lo anterior implica que, a nivel individual y de las organizaciones, se requiere algo diferente para obtener valor de este activo intelectual, en una relación muy estrecha, interactiva, dinámica y evolutiva con los tres grandes conceptos relacionados: creencia, verdad y justificación, que se definieron hace dos mil quinientos años.

      Según muchos estudiosos, ni Platón ni Aristóteles tienen escritos específicos sobre la teoría del conocimiento, sin embargo ello puede deducirse de algunas de sus obras más significativas, como son la Apología de Sócrates, los Diálogos o Metafísica. ¿Qué se dice en sus teorías sobre la posibilidad de que el hombre acceda al conocimiento de las “cosas como son”?, ¿cuáles son las formas o caminos que puede seguir para lograrlo? ¿Existen límites como ser humano que le impidan alcanzar este conocimiento esencial y en ese mismo sentido, es posible perfeccionar las maneras de actuar para intentar alcanzarlo? “Todos los hombres, por naturaleza aspiran al saber”. “El ejercitar la sabiduría y el conocer son deseables para el hombre por sí mismos, en efecto, no es posible vivir como hombre sin estas cosas”, “Su expresión visible es el asombro al comienzo ante las dificultades más simples y luego lo más complejo como es el origen del Universo entero”, escribe Aristóteles en el libro I de su Metafísica. No obstante lo anterior, inicialmente este conocimiento son sólo “sombras” de lo verdadero, pero tiene una opción: seguir el camino, el “método de preguntar” para avanzar hacia la sabiduría. Así se busca transformar la opinión o juicio en una verdad profunda para encontrar lo que las cosas son. Este saber puede ser enseñado y aprendido a través del “diálogo”. Platón por su parte distingue las siguientes clases de conocimiento: Opinión o doxa, el cual es el conocimiento que surge de la experiencia sensible, cuyo objeto son las cosas materiales y Ciencia o episteme que es el conocimiento inteligible, que nos permite comprender las leyes que rigen el Mundo, cuyo objeto son las Ideas, el “ser eterno e inmutable”.

      Los conceptos definidos por Platón serán una referencia muy frecuente en la búsqueda de nuevo conocimiento desde la perspectiva de las estrategias para lograrlo que se basen en las conversaciones y el diálogo, pues deberá cambiarse la doxa u opinión, que se apoya en supuestos y creencias por la episteme, es decir la ciencia, en otras palabras en la formulación de ciertas ideas, que serán en su conjunto hipótesis a ser comprobadas. Giovanni Reale, autor de una muy completa Historia de la Filosofía, señala que Aristóteles distingue varios niveles o grados de conocimiento: el conocimiento sensible deriva directamente de la sensación y es un tipo de conocimiento inmediato y fugaz, desapareciendo con la sensación que lo ha generado. Sin embargo, al mezclarse con la memoria sensitiva y con la imaginación puede dar lugar a un tipo de conocimiento más persistente. Ese proceso tiene lugar en el hombre, generando la experiencia como resultado de la actividad de la memoria que, sin permitirles a los hombres conocer el porqué


Скачать книгу