El desafío crucial. José Antonio Bustamante

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El desafío crucial - José Antonio Bustamante


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las máquinas pensantes y descubrir, en lo esencial, cómo lo hacen para ser cada vez más inteligentes, igualar o superar ciertas competencias consideradas hasta ahora exclusivamente humanas y provocar el temor en muchas personas respecto de sus posibilidades laborales. No obstante lo anterior, también interesaría saber si tal vez no son enemigos reales, sino aliados que pueden contribuir de manera positiva a incrementar nuestra creatividad y el desarrollo de nuevo conocimiento. En el siguiente paso tendremos que dejar el terreno sólido de lo predecible para navegar en aguas cuya característica principal es la incertidumbre de su curso, sin embargo entender y actuar en ellas será clave para generar conocimiento pues, como veremos, la complejidad constituye hoy por hoy un componente esencial del escenario en que pueden surgir grandes oportunidades, en la medida que ésta se asocia a hechos, sucesos o problemas no lineales, es decir aquellos en que su causa y su solución son sistémicas y se relacionan con un conjunto de variables a considerar para entregar propuestas creativas que los resuelvan. Por último, luego de hacer todo el recorrido, será necesario extraer de lo aprendido en las diferentes etapas del viaje los insumos de un modelo para generar nuestro propio conjunto de métodos y herramientas que nos sirvan para crear e innovar, sin importar mayormente el campo profesional o laboral en que nos desempeñemos.

      Atrapando la luz

      La vida es un proceso de adquisición de conocimientos. Toda la evolución no sería otra cosa que un proceso por el cual los sistemas vivos, para adaptarse a su medio, o por ello mismo, extraen conocimientos o leyes del mundo.

      Konrad Lorenz

      Parménides fue un filósofo griego presocrático, nacido en 530 a. C., que relata haber vivido una experiencia mística con una diosa que le habla y le dice que va a revelarle dos cosas diferentes: has de aprenderlo todo, tanto la imperturbabilidad de la convincente verdad, como las opiniones de los mortales, en las cuales no hay que confiar, pues en ellas no hay creencia verdadera. Esta revelación no sólo se queda en lo expresado, sino que la diosa le da argumentos para creer en esa verdad y también para distinguir lo que no lo es. No te dejes llevar por el antiguo hábito de aceptar lo que habitualmente ves y oyes, basados en lo que la gente dice y hace; sino que sigue mis razonamientos y juzga con tu propia razón lo que has escuchado de mi boca… Todo ello forma parte de un ya muy famoso y estudiado poema, referente obligado de lo que se define como “conocimiento proposicional”, y que se basa en tres partes esenciales: 1. Tener una creencia acerca de algo. 2. Que dicha creencia sea verdadera, y 3. Que sea justificada. La justificación de una creencia será algo fundamental para que determinada proposición, afirmación o creencia, se considere como conocimiento y será lo que lo distinga de una mera “opinión verdadera”. Por ejemplo, Juan cree que va temblar mañana y efectivamente tiembla, pero no tiene ninguna base para su creencia; es una opinión verdadera, pero no conocimiento. De los tres componentes del conocimiento en este caso se cumplen sólo dos, falta la justificación. En uno de los diálogos de Platón, el Teeto, se argumenta que las creencias verdaderas “accidentales” no pueden ser conocimiento. Por otra parte la actitud de creer se presenta en grados de intensidad o fuerza, que tiene que ver con el nivel de confianza respecto de la proposición. Por ejemplo, si estamos muy convencidos (creyentes) de que va temblar mañana (proposición verdadera), entonces estaremos dispuestos a organizar un kit de emergencia, acumular agua o estar atento a las noticias, pero si el grado de creencia es bajo, seguiremos con la vida en forma normal. Esta dinámica entre grado de creencia y acción o comportamiento, tiene una alta incidencia en la toma de decisiones y otras consecuencias a nivel de flexibilidad y apertura frente a nuevas perspectivas, que pueden hacer una gran diferencia en nuestra disposición a investigar, profundizar o razonar sobre un tema.

      En relación con la condición de verdad, podría objetarse que ¿cómo es posible que forme parte de la definición de conocimiento, si el alcanzar la verdad absoluta ha sido visto como algo no posible o muy difícil? Sin embargo, el problema de esta objeción es que del ignorar que una proposición sea verdadera, no se puede inferir que no lo sea. Esta posibilidad, como podrá observarse, hace que la búsqueda de la verdad sea más un camino que tiene muchas opciones y no un fin que puede resultar tal vez inalcanzable, pero que no invalida esas aproximaciones sucesivas a las que nos lleve la justificación, dependiendo del peso que ésta tenga en un momento determinado y los cuestionamientos que de ella emerjan.

      Podríamos decir que la relevancia de la búsqueda de nuevo conocimiento implicará la búsqueda de nuevas creencias, corrección de las anteriores y búsqueda de justificaciones que garanticen su verdad, todo ello generando nuevas fuentes y procesos por medio de los cuales podamos adquirir dicho conocimiento, que a su vez será nuestra forma de relación (adaptación, transformación, evolución) entre el ser (yo) y las “cosas” del mundo, es decir aquellos hechos, sucesos y objetos que forman la realidad. La relación permanente entre esta triada, como se observa en la Figura 2 (Hombre, Verdad, Mundo), será la base permanente sobre la cual se puede explorar y descubrir nuevas opciones y resolver los desafíos que nos presenta permanentemente la realidad para adaptarnos, transformarla y evolucionar, generando conocimiento útil y valorable.

      Sin embargo, la relación entre los componentes de esta triada, como podrá suponerse, no es algo estático. Lo que sabemos y hacemos va cambiando en la medida en que se proponen nuevas teorías, tecnologías, métodos y técnicas para acercarnos a la verdad y este propósito puede verse facilitado o dificultado por nuestra posición frente a ello, dado que existe un elemento mediador de gran importancia: los supuestos, teorías y prácticas que constituyen nuestra “verdad” y no la verdad.

      Figura 2: La triada que une al hombre en la búsqueda de la verdad sobre el mundo, a través del conocimiento.

      De esta acotada descripción acerca de las razones de la búsqueda de conocimiento para alcanzar una verdad justificada y reducir las “incertezas” acerca del mundo, que aumenten la adaptación y evolución, podríamos deducir un primer fundamento importante que estará en la base de las siguientes etapas en el camino de crear nuevo conocimiento, pues los comportamientos que tengamos al respecto, así como los supuestos, las hipótesis que necesitan ser probadas, las conversaciones que se generen como parte de la justificación, los conflictos que se manifiesten y resuelvan de un modo constructivo, además la creatividad para abordar los hechos del mundo, serán parte esencial del proceso. Es necesario decir algo más respecto a este primer factor clave encontrado en el camino: el mayor debate y surgimiento de nuevas teorías, se ha dado sobre la justificación de nuestras creencias, más que sobre la parte dos, es decir la verdad de la creencia. ¿Qué significa que una creencia esté justificada? Implica que en cierto sentido se nos entregue “una garantía” que no es correcta o verdadera por accidente. La condición de verdad es completamente no controversial, es decir lo que es falso no puede ser conocido. Si algo es falso podemos creer en ello, pero no saberlo en el sentido de tener conocimiento de ello. Aunque se puede cuestionar que es muy difícil alcanzar la verdad, no se puede negar que algo no lo sea en la medida que a través de sucesivas justificaciones nos acerquemos a ella y no sea desechada como falsa. Por ejemplo, lanzar una moneda en una pieza oscura: no podemos saber si salió cara, pero ello no implica que no salió cara. Para saberlo tendremos que emplear algún proceso de búsqueda de justificación y evidencia que nos permita saber y no se debe confundir que algo es verdad con algo que esté en condiciones de ser conocido. Pero sí podemos saber a priori lo que es falso: que haya caído cara y sello al mismo tiempo. Esto son los principios de bivalencia, será lo uno o lo otro (verdadero o falso), pero no ambas cosas a la vez, que se denomina principio de no contradicción, muy importante para la búsqueda de nuevo conocimiento, ya que podemos no saber si es algo verdadero, lo cual no quiere decir que no lo sea, ya que tiene por lo menos un 50% de posibilidades de serlo. Se puede decir que existen razones o evidencias (experiencias directas, como percepciones, recuerdos, intuiciones y lógica) o experiencia indirecta (inferida de ciertos principios que se dan en la realidad), testimonial, es decir dependiente de otras personas para justificar la creencia. No obstante lo anterior, esta forma de evidencia puede ser cuestionada porque depende de mecanismos cognitivos que no son necesariamente confiables y se exigen otras evidencias “externas” para


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