Milton Friedman: la vigencia de sus contribuciones. Rolf Lüders

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Milton Friedman: la vigencia de sus contribuciones - Rolf Lüders


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económico al ámbito de no economistas en la sociedad. Se decía más arriba que la economía tuvo una ventaja respecto de otras ciencias sociales al contar con conocimiento acumulado disponible, permitiéndole a la disciplina concentrarse tempranamente en un conjunto de restricciones con buena respuesta empírica en los pronósticos, abriendo camino de este modo a desarrollos teóricos productivos24. El otro lado de la moneda es que estas observaciones provenían mayoritariamente del mundo comercial, con lo cual no es sorprendente que no economistas terminen asociando la disciplina con algo estrictamente comercial, restándole así su carácter de método general de indagación. En realidad es solo a partir de mediados del siglo pasado que la economía muestra innovaciones sistemáticas y significativas en cuanto a ampliar sus explicaciones incorporando agentes humanos más completos, los que también pueden odiar y discriminar, entre otros atributos que proporcionen algún valor hedónico, sea este positivo o negativo.

      Se pasa a continuación al ejemplo ilustrativo ya anunciado: la disyuntiva entre trabajar o permanecer desempleado, un caso de las casi infinitas situaciones humanas que se podrán explorar adoptando esta perspectiva de decisión. Es un ejemplo que facilita el contraste con otras miradas, como lo sería una en que la desocupación resulte del hecho de que la persona no encuentra trabajo, o que el desempleo se atribuya a la flojera del individuo. Entonces, ¿por qué apartarse de diagnósticos simples como lo son “no encuentra” o “persona floja”, los que, además, no son necesariamente falsos? La idea subyacente es que de este modo crecen las posibilidades de indagación y exploración provechosa, es decir, la idea es incrementar las posibilidades de elaborar hipótesis explicativas, realizar predicciones relevantes y que, a su vez, podrán ser validadas o rechazadas. Por último y en una perspectiva más práctica y utilitarista, el conocimiento que de este modo se pueda alcanzar enriquecerá la comprensión del comportamiento y por ende podrá incrementar las posibilidades de empleo.

      La voluntariedad implícita en el enfoque de decisión y, por otra parte, la mirada de la persona que siente que su destino es involuntario, esto es, que quisiera trabajar pero que no encuentra lo que está buscando, parecen diagnósticos que no corresponden a una misma realidad. Sin embargo, ambos podrán tener algún sentido, aunque cada uno dentro para un individuo: por trabajar en una empresa le ofrecen una recomde su contexto. Para ilustrar el punto, supóngase el siguiente escenario pensa- remuneración de 1.000. Considerando sus preferencias, riqueza y la evaluación de sus alternativas de empleo para el tiempo propio de cada día, lo que al personaje en cuestión le resulta más conveniente es, imagínese, rechazar el empleo ofrecido. En tal caso esta persona podrá pensar y decir que está involuntariamente desempleada, que no ha encontrado aún la oportunidad de trabajo que considera está dentro del rango de sus posibilidades.

      La lectura del economista no discute directamente el autodiagnóstico del afectado; más bien presumirá que bajo el manto de la no voluntariedad podrán ocultarse antecedentes e información relevante, los que, una vez conocidos, pudieran permitir avanzar en la identificación de la causa más básica tras este desempleo. Así y pensando en el enfoque de decisión, el economista en cuestión propone, por ejemplo, el siguiente escenario: el personaje estaría considerando que al rechazar la opción ofrecida, esto es, trabajar por 1.000, implícitamente renuncia a una opción de remuneración mayor, digamos 1.400, para así acortar el argumento. En esta lectura económica del comportamiento, implícitamente el individuo considera o tal vez solo sospecha, o simplemente conjetura, de que existe tal disposición a pagar. Con esta perspectiva en mente su decisión sería enteramente racional, esto sin perjuicio de su explicación sintética para terceros: soy desempleado involuntario.

      ¿Qué ha logrado el economista con esta manera de plantear el asunto? Como se decía, visualiza el comportamiento observado como resultado de una decisión, por cuanto espera que de este modo se abran puertas y perspectivas para seguir explorando el fenómeno. Lo distintivo del enfoque son las preguntas y conjeturas que así surjan, aumentando de este modo las posibilidades de comprender “lo que es”. Para ilustrar el punto, el economista podrá, entonces, preguntarse por el origen de la creencia en la opción de los 1.400, para luego ir avanzando en su indagación. En fin, la ilustración podrá continuar, pero el mensaje central ya quedó estampado: el enfoque económico tiene un objetivo analítico. La economía es “una máquina de pensar”, se solía decir, y podría agregarse o enfatizar que no solo ayuda a razonar estableciendo nexos entre causas y consecuencias, también es una luz que permite seguir buscando causas “no tan próximas”, sobre todo cuando las primeras apuestas terminan por ser poco productivas.

      En lo que va de la sección se ha insistido en ejemplos y situaciones que apuntan a individuos, pero la economía no habría llegado a ser lo que es si no fuera por su capacidad analítica de pasar del nivel del individuo al contexto social y viceversa. La idea de la economía es proveer escenarios en que resulta posible representar y entender interacciones entre individuos y de este modo conceptualizar mercados, jerarquías, organizaciones, contratos, movimientos de precios, difusión de innovaciones, decisiones públicas y privadas, etc. La noción de que los incentivos importan ha permitido avanzar en la conceptualización de situaciones en que simultáneamente existe una rivalidad, pero donde un mínimo de cooperación entre las partes podrá resultar beneficioso para todos, algo que Smith (1776) visualiza con claridad al plantear que el intercambio crea riqueza para la sociedad. Continuando por esta línea se abre una perspectiva prometedora para entender y evaluar tanto el rol de instituciones como de regulaciones, impuestos y subsidios, contratos y de organizaciones alternativas, etc., donde el desafío principal es determinar el rol específico que ellas son capaces de cumplir, lo que incluye identificar costos y beneficios asociados.

      Un segundo aspecto de la dimensión social de la economía es su capacidad para concebir las restricciones globales que rijan en cada momento del tiempo, más allá de la percepción de empresas individuales, de personas y de países. En el mismo sentido, la economía conceptualiza sistemas de información social que transmiten a todos sus agentes o partícipes –aunque no necesariamente a todos por igual– la intensidad de tales restricciones, amén de su eventual evolución en el futuro. El funcionamiento de este sistema de señales y comunicaciones es visualizado a través de precios, tasas de cambio que forman parte de los incentivos y restricciones que enfrentan los individuos y organizaciones. Tales precios podrán resultar de mercados reales, en el sentido comercial corriente del término, o bien, de una construcción, finalmente un instrumento, que emplea la disciplina para entender y examinar incentivos y tasas de cambio que surjan de otras instituciones que emplee la sociedad para asignar los escasos recursos a fines múltiples y alternativos, como, por ejemplo, procesos políticos, decisiones de la autoridad ejecutiva cuando dicta resoluciones y establece regulaciones e impuestos, reglamentos internos de empresas, etc.; su efecto e incidencia podrá ser conceptualizado en términos de un mercado analítico. Un caso frecuente que sirve de ejemplo concierne a decisiones en el presente, cuyas consecuencias tan solo se apreciarán en el futuro, entre ellas las decisiones de acumulación de capital.

      Siempre en este mismo sentido corresponde mencionar una de las innovaciones potentes en el método durante el último medio siglo o algo así. Se trata de instrumental que facilita este tipo de análisis con mercados analíticos en el caso de situaciones en que los actores son pocos, posiblemente solo dos, y donde parte importante del desafío es precisamente la tarea de conceptualizar la reacción de la contraparte con el fin de optimizar la propia decisión.

      Entendida de esta manera, la disciplina ha evolucionado constantemente. Solo considerando a partir de los años 1920 en adelante, ella ha seguido expandiendo su equipamiento teórico y afinando el potencial de conceptos para distinguir entre situaciones en apariencia similares, enriquecimiento que le ha permitido incrementar el detalle con que se formulan los interrogantes, ganándose de este modo tanto en capacidad de identificación de problemas como en la configuración de la hipótesis específica para explorar un determinado fenómeno. La acelerada incorporación de la matemática al lenguaje de la disciplina otorga precisión, amplitud, plasticidad y versatilidad al razonamiento deductivo, facilitando de este modo el enriquecimiento, la precisión y la condicionalidad explícita de las proposiciones teóricas, además de rebajar el costo de comunicación entre iniciados (aunque aumentándolo con el resto del mundo).25 La matemática desempeña, además, una potente función de intérprete,


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