Milton Friedman: la vigencia de sus contribuciones. Rolf Lüders

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Milton Friedman: la vigencia de sus contribuciones - Rolf Lüders


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previo, hipótesis específica y supuestos

      La construcción de conocimiento económico suele ocurrir en contextos en que es escasa la información fácilmente disponible, pero, y como señala F/53, antecedentes completos y comprehensivos son claves en el proceso de selección de la hipótesis específica. Ello, entonces, por un lado aconseja no desdeñar antecedentes que con un esfuerzo “razonable” puedan ser reunidos y empleados en la descripción más precisa del fenómeno a estudiar –siempre un primer paso en la selección de hipótesis y por ende de supuestos– y, por otro, obliga a reconocer que contar con “todos” los antecedentes pertinentes para realizar la selección ideal estará fuera del alcance del investigador en más de algún caso.

      Solo con el fin de ilustrar este punto, imagínese una situación en la cual la construcción de la hipótesis requiera identificar el tipo de organización o grado de competencia del mercado, pudiendo, y para simplificar, tratarse tanto de una situación competitiva como de un monopolio. En la medida en que los antecedentes que se haya logrado reunir no despejen el punto, el investigador, para desarrollar su hipótesis específica, elegirá uno u otro supuesto, basado seguramente en una gama de consideraciones, desde su impresión a priori alimentada por la “intuición educada”, hasta una en que se guíe por indicadores más objetivos pero parciales, todo esto sin dejar de lado consideraciones de costo asociadas a la complejidad de la hipótesis resultante. Con esta perspectiva en mente se aprecia también que el supuesto finalmente seleccionado difícilmente podrá ser clasificado en el contexto de la dicotomía: real-no real.

      Pero la cuestión va más allá del costo y de la disponibilidad de información. Aunque evidente, en este momento es oportuno recordar que el lenguaje de la economía opera con conceptos que son construcciones, o sea, abstracciones. Entonces, y a modo de ejemplo, tanto “competencia” como “monopolio” en el lenguaje económico son meras abstracciones y son ellas las que se han de confrontar con los retazos de evidencia que el investigador haya logrado reunir para así conocer en detalle el asunto que interesa examinar. De modo que llegar a establecer el realismo o no realismo de un supuesto tampoco podrá ser independiente del potencial de adecuación del concepto respectivo para traducir y sintetizar la descripción de la situación base, supuestamente la mejor que se pudo obtener. Entonces la discusión referente al realismo de los supuestos no debiera perder de vista ni el costo de la información ni la misma maleabilidad del concepto teórico para recoger y expresar rasgos relevantes de la realidad. Pero hay otro ángulo a considerar. El fenómeno bajo estudio, así como el conocimiento que se logre tener del ambiente y contexto en que este se presenta no solo condicionarán la selección de la teoría y de los supuestos, sino que también podrán llegar a repercutir en el planteamiento más preciso de la predicción.

      Continuando con la situación señalada, la incertidumbre implícita en el diagnóstico –mercado competitivo o monopólico– podrá proyectarse a la hipótesis específica y así a la predicción teórica. Supóngase para ello que la industria x será objeto de un tributo específico y que la pregunta de interés se refiera a la incidencia de este en el precio del bien. Una predicción podrá señalar, por ejemplo, que dicho precio aumentará en el monto del impuesto, mientras que otra se contentará con proponer que a causa del tributo el precio de x se incrementará, sin precisar la magnitud. En el terreno teórico es fácil mostrar que el tributo implicará un costo y que este se trasladará íntegramente a precio en el caso competitivo, pero que en el caso monopólico esto además dependerá de la respectiva elasticidad del precio de la demanda, otro dato que eventualmente no ha sido observado. Entonces, si el analista quisiera poner a prueba la segunda predicción –el precio aumenta (a secas)–, en tal evento no incidirá mayormente si el modelo supone competencia o si se inclina por la presencia de poder monopólico. Pero, y en tanto la predicción fuese la de un traslado íntegro del tributo, se podrá sospechar que el analista ha elegido esta hipótesis específica, por cuanto, al estudiar el contexto en que se plantea el problema, de uno u otro modo ha alcanzado cierto convencimiento de que x se acerca bastante al concepto de industria competitiva. Por último, lo que no cabe ignorar es que las predicciones se refieren al largo plazo económico y este precio no coincidirá necesariamente con su trayectoria antes de alcanzar este equilibrio.

      A modo de síntesis, digamos que se han mencionado tres razones que de acuerdo con F/53 debieran aconsejar prudencia en cuanto al realismo de los supuestos y a su importancia. Primero, si la información base es limitada –casi siempre lo será–, la discusión resulta un tanto inútil, ya que no hay cómo zanjarla. En segundo lugar está la misma capacidad de los conceptos para sintetizar la situación base. Tercero, también cabe preguntarse sobre la diferencia práctica de adherir a uno u otro supuesto, lo cual, a su vez, se combina con la selección de la hipótesis específica. Todos estos puntos son cuidadosamente discutidos en el artículo con el estilo franco y simple tan característico de un autor que no se anda con rodeos. Su síntesis breve y punzante es: los supuestos no son ni reales ni irreales, la cuestión importante es si ellos son conducentes a sustentar la hipótesis y, en particular, la predicción específica (no corresponde a sus palabras exactas).

      1.2.3 Construcción de Economía. Extendiendo el ejemplo

      A mayor conocimiento referente a una determinada situación, más precisa y específica podrá ser la hipótesis que en definitiva se someta a confirmación, asunto que F/53 ilustra con la incidencia de un tributo específico, ejemplo que ya fue mencionado en la sección previa, pero que aquí se extiende. La incidencia del tributo, en el terreno estrictamente conceptual, dependerá de la correspondiente elasticidad de la oferta. En tanto elástica, esto es, los productores actuales o potenciales proveen el bien a un precio que será independiente de la cantidad que se demande, la situación lleva a predecir una determinada incidencia. Por otra parte y en tanto el tributo sea absorbido solo parcialmente por consumidores, entonces la variación del precio podrá ser menor (oferta en algún grado inelástica).

      Como se decía, un aspecto crítico es la evidencia previa, antecedente que jugará un rol, entre otros, a la hora de determinar la hipótesis específica. Supóngase dos caracterizaciones (parciales) de la evidencia previa: en un caso el investigador “infiere y por ende sabe” que la industria gravada está caracterizada por una oferta totalmente elástica, mientras que en el otro este solo dispone de antecedentes más generales, llegando a conjeturar que dicha elasticidad podrá ser positiva, pero sin conocer si ella es infinita o, tal vez, igual a uno o a dos.

      El modelo abstracto es único, un esquema de oferta y demanda, pero las reglas de uso diferirán en ambos casos, generando así dos hipótesis específicas. Con la primera, sustentada en el conocimiento de que la oferta es elástica, podrá pronosticar y luego poner a prueba que el aumento de precio a causa del tributo será igual a la magnitud del impuesto, mientras que para la segunda –solo logra formarse la idea de que dicha elasticidad será positiva– la pregunta tal vez llegue a ser ¿en qué proporción aumentará el precio? Es decir, difiere la clase de fenómenos a que se refieren estas hipótesis, pues sus predicciones son distintas, tal como la evidencia adicional que el investigador deberá reunir para su corroboración o rechazo.

      Volviendo ahora a la cuestión del realismo de los supuestos, supóngase que en el primer caso el investigador finalmente encuentra que el precio se ha incrementado en 20%, y que esto resulte ser menor que el monto del impuesto (para simplificar se trata de un tributo específico expresado como monto por unidad de producto). En tal evento la predicción de la hipótesis –precio sube en la misma magnitud del tributo– no calzaría con la evidencia con que se pretendía validarla. Sin embargo, de tal observación no sería posible deducir que sea falso el supuesto de una elasticidad de la oferta igual infinito. Alternativamente se podrá decir que el modelo general combinado con el supuesto de elasticidad infinita no se ha visto desautorizado. Entonces ¿qué podrá hacer nuestro economista?

      Tal vez comience por revisar nuevamente la evidencia previa, pero, y para fines de esta ilustración, encuentra que no ve motivos para cambiar su diagnóstico inicial. Entonces, y pensando que la hipótesis lo siga convenciendo, podrá prestar más atención a las condiciones que dicha hipótesis mantiene constantes de manera implícita. Con el fin de seguir ilustrando el asunto, podría plantearse la siguiente posibilidad: la deducción de la hipótesis específica


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