Jamás te olvidé - Otra vez tú. Patricia Thayer
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Editado por Harlequin Ibérica.
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28001 Madrid
© 2020 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
N.º 514 - noviembre 2020
© 2013 Patricia Wright
Jamás te olvidé
Título original: The Cowboy She Couldn’t Forget
© 2013 Patricia Wright
Otra vez tú
Título original: Proposal at the Lazy S Ranch
Publicadas originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Estos títulos fueron publicados originalmente en español en 2014
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial. Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
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Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited. Todos los derechos están reservados.
I.S.B.N.: 978-84-1348-943-8
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Capítulo 1
ANA se agarró a la crin del caballo, bajó la cabeza y dejó que el animal la guiara por el prado cubierto de rocío. El aire frío de Montana le quemaba las mejillas, pero no se detuvo. Temía romperse en mil pedazos si se detenía. Y Analeigh Maria Slater siempre estaba en calma; siempre tranquila. No tenía más remedio. Era la hija mayor y, desde el abandono de su madre, la responsabilidad de sus hermanas menores recaía sobre ella.
Cuando por fin llegó a su destino tiró de las riendas. La yegua no quería parar, pero al llegar a la vieja cabaña terminó cediendo. Ese era el sitio al que solía ir cuando era niña y necesitaba estar sola… cuando necesitaba pensar… cuando necesitaba llorar.
Bajó del caballo. Las piernas casi le fallaron al dar con el suelo. Llevaba mucho tiempo sin montar y ese día se había esforzado mucho. Después de atar a la yegua a un poste, subió el escalón que llevaba al porche. Empujó la puerta con el hombro y entró.
La cabaña era tal y como la recordaba, humilde y pequeña. Tenía una única habitación, con un fregadero y una bomba de agua, una estantería con latas de conservas… Había una hilera