El rey festivo.. AAVV

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El rey festivo. - AAVV


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las primeras páginas del Felicísimo viaje, el autor nos presenta lo que él llama el «Catálogo de los autores, así antiguos como Modernos que en esta obra he seguido», en el cual y entre los nombres de escritores clásicos como César, Cicerón, Plinio, Ptolomeo, Seutonio, Estrabón, Tito Livio o Virgilio, se citan también los de Alberti o Vitrubio. Estas fuentes, las cuales tienen como fin primordial analizar y explicar el arte efímero del viaje y los textos e imágenes que lo decoraban, hacen del texto de Calvete de Estrella algo más que una mera crónica del viaje. Nos encontramos, pues, ante un hombre erudito e ilustrado en las artes plásticas y literarias, que pondrá su talento al servicio de la monarquía española contribuyendo a su exaltación desde la literatura y el arte.

      Por desgracia, la crónica de Calvete de Estrella únicamente se ilustró con el grabado que reproducía el arco que construyen los españoles para la entrada de Felipe II en Amberes (Fig. 5). Posiblemente Calvete de Estrella no encontró el artista que pudiera complementar sus textos con imágenes del viaje, lo cual hubiera hecho de la crónica un documento de mayor trascendencia. De ahí la importancia que adquieren otras crónicas de la jornada de 1548-1550 que disponen de grabados. Es el caso de la obra de Corneliis de Schryver (Cornelius Grapheus), secretario de la villa de Amberes, cuya obra Le Triumphe d’Anvers... será ilustrado con treinta y un excelentes grabados que pudieran haber sido realizados por el artista Pierre Coeck, cuya relación con la entrada del futuro Felipe II en Amberes se puede contemplar también desde otros parámetros. Esta misma razón hace que la obra Arcus triumphales Quinque..., en la que se publican los grabados de los arcos triunfales de Gante construidos por Van de Velde, otro texto importante que complementa la crónica de Calvete de Estrella (Fig. 6).

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      Fig. 5. Arco de los Españoles. Entrada triunfal. Amberes, 1549. Juan Calvete de Estrella, El Felicísimo viaje..., Amberes, 1552.

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      Fig. 6. Arco triunfal. Entrada triunfal de Gante, 1549. Frans Van de Velde, Arcus triumphales Quinque..., Amberes, 1549.

      Otro hombre de similares características a las descritas para Calvete de Estrella es Juan de Mal Lara, que también es ejemplo de otro tipo de cronistas, como es el de aquellos que además de describir el suceso participan en la organización del mismo. Con Juan de Mal Lara nos encontramos ante un humanista de amplia formación adquirida en Sevilla, Barcelona, Salamanca y Bolonia, siendo compañero de estudios de hombres como Hernán Núñez, Nebrija y Arias Barbosa.

      Nuestro cronista no será conocido tanto por su relación del recibimiento que organiza Sevilla a Felipe II en 1570 como por su erasmista Philosophía Vulgar. Con esta obra, Mal Lara será además el segundo español que comenta la Emblemata de Alciato, lo cual realiza al parecer por la poca calidad que le merece la traducción de Daza y por su conocimiento de la obra de Alciato (Sebastián, 1985: 171).

      La erudición emblemática de Mal Lara se dejará sentir en el propio programa iconográfico del aparato efímero y decorativo que la capital hispalense dispone para recibir a Felipe II y en el que, como ya hemos señalado, participa el humanista sevillano. Pero, además, Mal Lara es el autor del poema dedicado a los trabajos de Hércules y que escribe en 1568 en octavas. El poema estaba dedicado al príncipe D. Carlos y del mismo, que se creía perdido y que nunca llegó a imprimirse, se ha publicado recientemente una edición crítica bajo el título del Hércules animoso, merced a la copia, en su mayor parte hecha por el propio Mal Lara, que se conserva en la biblioteca de Ajuda (Escobar, 2015). La crónica de la entrada de Felipe II en Sevilla de Mal Lara está inspirada en el ambiente humanista y renacentista de la Sevilla del siglo XVI y constituyó, como la entrada en sí, una muestra más del afán de reconciliación entre el humanismo antiguo y el cristianismo (Lleó, 1979: 178).

      En un caso parecido al de Juan de Mal Lara nos encontramos con Juan López de Hoyos, sacerdote y literato madrileño que, desde su condición de catedrático de buenas letras, sería maestro de Miguel de Cervantes. Autor de varias obras literarias y diversas crónicas, además de escribir la relación del aparato triunfal con el que Madrid recibe por vez primera a la reina Ana de Austria en 1570, debió participar en la organización de aquel, como se desprende de la lectura de su relación, la cual enriquece con abundantes notas eruditas sobre los temas que ilustraban los arcos de triunfo. En cierto momento de la relación, López de Hoyos expresa su participación en la entrada de Madrid de 1570, cuando al describir el arco de la Calle Mayor afirma que: «Contiene otra tanta harmonía de cosas, e historias de razonable invención, conforme a la pobreza de nuestro ingenio» (López de Hoyos, 1572: 183). La misma situación nos presenta Alvar Gómez de Castro, autor de una de las crónicas sobre la entrada del rey en Toledo en 1559 por encargo de la propia ciudad, el cual, según Covarrubias, tendría otra intervención en aquella al seleccionar los textos que ilustraban el arco triunfal que se ubicó cerca de la Puerta de Bisagra (Covarrubias, 1896: 68). Sin embargo, la erudición con la que Gómez de Castro explica al lector los motivos decorativos del conjunto de los elementos artísticos del recibimiento de Toledo, nos anima a pensar en la posibilidad de que la participación de aquel en estos fuese más amplia de la que nos dice Covarrubias. Es preciso tener en cuenta que Gómez de Castro, además de autor de importantes obras dedicadas a Cisneros, Martínez Sicileo y Toledo, fue profesor de griego y latín en el Colegio de San Ildefonso de Alcalá de Henares. Por tanto, su conocimiento de la cultura clásica apoya nuestra hipótesis en favor de dicha participación.

      Fuera de España nos encontramos también con el caso de Corneliis de Schryver (Cornelius Grapheus), que, además de secretario de la ciudad de Amberes, era un conocido humanista en cuya juventud había tenido contacto con Erasmo y Tomás Moro. Por otra parte, era un gran latinista y buen conocedor de la cultura clásica. No es demasiado desacertada la hipótesis de Marlier en el sentido de considerar a Schryver como el autor del programa general de la entrada triunfal de Felipe II en Amberes en 1549 (Marlier, 1966: 379-390; 388 y ss.). Por otra parte, el cronista se declara autor del diseño de los arcos triunfales de las naciones extranjeras a excepción de los que levantan los españoles y los genoveses. Fue Schryver un cronista especializado en este tipo de relaciones, siendo autor también del De magnificentissimis Urbis Anverpiae, Carolo dudum Imperatore designato, aeditis, publicado en Amberes en 1519, así como de las crónicas con motivo de las visitas que realiza Carlos V a Amberes en 1540 y en 1545 (Landwehr, 1971: 68 y 70).

      Semejante es también el caso de Jean Oste (Otho u Othonis), natural de Brujas y profesor de lenguas antiguas. Además de autor de la crónica que narra la entrada de Felipe II en Brujas en 1549, en Oste recaería la responsabilidad – compartida con el arquitecto Van de Velde- de organizar el programa general de aquella entrada, como demuestran las cuentas de la villa. Algunos de los gastos que comprenden dichas cuentas fueron las referidas a los viajes que realizó Oste a Colonia y otras ciudades europeas con el fin de consultar en sus bibliotecas los temas con los que podía ilustrar la entrada triunfal (Lageirse, 1975: 306). Bajo su dirección se definirían los temas, motivos y textos que adornaban e ilustraban los arcos de triunfo de Gante.

      Del valor que en esta época se da a las crónicas de los viajes reales nos da idea el hecho de que un hombre de la importancia de Sebastián de Covarrubias y Orozco sea autor de una de ellas, concretamente de una de aquellas a las que dio lugar la entrada de Felipe II en Toledo en 1560. El autor del Tesoro de la lengua... y de los Emblemas Morales, entre otras obras de su producción, se manifiesta como un cronista que, contrariamente a lo que era la norma general, introduce en su relación alguna intencionalidad crítica.

      Caso singular como cronista es el del arquero holandés del Cuerpo Real, Enrique Cock, que, al parecer y en calidad de tal, permanece en España entre 1581 y 1592. Era además un erudito escribano y un hombre curioso, como demuestra su faceta de cronista de los viajes de Felipe II a las ciudades de la Corona de Aragón en 1585 y a Tarazona en 1592. Las crónicas de Enrique Cock son las más eruditas de cuantas se escriben durante el reinado de Felipe II referidas a los viajes y jornadas reales. De hecho, la abundancia de datos en sus relaciones, convierten sus textos en libros de viajes. Su gran espíritu de observación y su interés por


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