La transición española. Eduardo Valencia Hernán
Читать онлайн книгу.antagónicas84. Desde la clandestinidad los medios de comunicación utilizados por la oposición en Cataluña fueron muy limitados, centrándose exclusivamente en folletos informativos o algunas ediciones de libros prohibidos por la censura que procedían del exterior. A este respecto es importante destacar la interrelación que tuvo el informativo clandestino Avui con otras agencias informativas, API y ADI. Mientras que Avui trataba la información desde un prisma político nacional-catalanista y progresista, para este medio, API y ADI empleaban su óptica particular de la problemática nacional de Cataluña, es decir, problemática de opresión política, económica, social, cultural y lingüística, extraña a esta realidad nacional que el equipo de Avui intentaba explicitar a través de su boletín85. La radio tuvo también su protagonismo mediático, aunque con certeza limitado como veremos posteriormente en algunas emisiones realizadas por la Asamblea y ya, más generalizada, las emisiones radiofónicas provenientes de más allá del telón de acero, protagonizadas por Radio España Independiente, «la Pirenaica»86.
82. RIQUER, Borja de, op. cit., pp. 329-343.
83. PUJOL, Jordi, op. cit., pp. 185-186.
84. Ampliar en CEBRIÁN, Juan Luis, El tamaño del elefante, Madrid, Alianza, 1987. También en MARÍN, José Mª, «La transición sindical y la conflictividad social», en TUSELL, Javier, Hª de España. Siglo XX, op. cit., p. 442.
85. FRC, AJR, «Avui, Equip», Carpeta 67/1, 14-4-1973.
86. Jordi Solé Tura en sus memórias dedica un capítulo completo a esta etapa radiofónica. Ver SOLÉ TURA, Jordi, Una Historia Optimista, op. cit., pp, 167-186.
1.8. De la Caputxinada a la Taula Rodona Democrática. La lucha del movimiento universitario antifranquista
Desde los años cuarenta hasta la transición española el movimiento obrero y el estudiantil encabezaron la resistencia más notable al franquismo desde el interior del país con un sacrificio notable de víctimas represaliadas, encarceladas o ejecutadas. Llegados a finales de los años sesenta, el conflicto antifranquista se institucionalizó en el ámbito universitario con una fuerte hostilidad contra el poder, reaccionando este con la intervención de las fuerzas de orden público en los estamentos universitarios, efecto que incrementó considerablemente el número de detenciones, registros y suspensiones; sin embargo, a pesar de los numerosos estados de excepción aprobados por el gobierno, estos no consiguieron disminuir en absoluto la creciente politización de las aulas. Las protestas estudiantiles se originaron en parte como resultado de un excesivo crecimiento del número de estudiantes universitarios, síntoma de la evidente mejora económica en el país, y también por el cambio ideológico de un sector del profesorado que se inclinó favorablemente hacia posiciones más progresistas y de izquierda. Este efecto, calificado por el régimen de subversivo, trajo consigo nuevos expedientes de expulsión con la consiguiente incitación a nuevas movilizaciones estudiantiles enmarcadas en un contexto de rebeldía contra el sistema represor y por la influencia externa de los movimientos sociales internacionales que surgieron en plena Guerra del Vietnam y el «mayo» francés de 196887. Daba la sensación de que después de décadas de estricta vigilancia desde el poder, el final del Sindicato de Estudiantes Universitarios (SEU) estaba próximo, ya que, aunque por ley todavía seguía siendo el sindicato único obligatorio, la mayoría de los estudiantes ya habían roto con él88. Como ya se esperaba, el gobierno aprobó el cinco de abril de 1965 el decreto de creación de las Asociaciones Profesionales de Estudiantes (APE) como sustitutivo del obsoleto Sindicato de Estudiantes (SEU), aunque esto no alteró la tarea represora del régimen contra algunos de los profesores emblemáticos por su lucha contra el régimen. Numerosos profesores como: José Luis Aranguren, Enrique Tierno Galván y Agustín García Calvo fueron expulsados de la universidad a perpetuidad, otros como Santiago Montero Díaz y Mariano Aguilar Navarro fueron suspendidos por dos años, mientras que algunos como José Mª Valverde en Barcelona, Eloy Terrón y Antonio Tovar en Madrid, dimitieron de sus cátedras89.
Desde mediados de los años sesenta el número de estudiantes matriculados en las universidades españolas aumentó considerablemente, cifrándose en 20.289 los alumnos matriculados en el curso 1965-66, llegando hasta 33.413 en 1970. Esta masificación del alumnado trajo consigo la proliferación de nuevos movimientos estudiantiles que, aunque habían sido creados a mediados de los años cincuenta y habían adquirido una fuerte radicalización algunos de ellos, no buscaron las referencias tradicionales ideológicas en el PSOE ni en el PCE, sino en movimientos como el Frente de Liberación Popular (FLP) de tendencia católica o el Front Obrer de Catalunya (FOC).
El FLP fue un movimiento de izquierda que quiso diferenciarse tanto de los socialistas como de los movimientos comunistas buscando una simbiosis entre el marxismo y el cristianismo. Aunque su ideología estuvo influenciada directamente por el Front National de Liberation (FNL) argelino, copiando casi sus siglas, el fundamento de su organización estuvo supeditado a dos cláusulas principales: la primera era que no tuviera nada que ver con los partidos nacionales, responsables, según ellos, de la tragedia del pueblo español; y la segunda, que reuniese a todos los jóvenes contrarios al franquismo, dentro de una fuerza, de frente, esto es, de programa muy breve y de ideología muy ancha, o mejor, muy poco definida para permitir que en ella cupiesen gentes de principios muy diferentes.
Julio Cerón fundó este partido en 1957 aunque también fue el creador de otras organizaciones como Nueva Izquierda Universitaria o Nueva Institución Universitaria, colaborando estrechamente con él: Ignacio Fernández de Castro, Alfonso Carlos Comín, Juan Gerona, Jesús Ibáñez, Luciano Rincón y José Ramón Recalde.
Según Cerón, hubo tres frentes diferentes con supeditación absoluta, al menos en los dos primeros, en su lucha contra el régimen: el FLP I, entre 1958 y 1960, que aspiraba a ser un frente y desde luego una organización nueva; el FLP II, entre 1960 y 1962, que se concebía así mismo como un partido nuevo; y el FLP III, desde 1965 hasta su desaparición, que parecía haber tomado como modelo el Partido Socialista Italiano de Unidad Proletaria (PSIUP). Universitarios como Narcís Serra90, Pascual Maragall91, Joaquín Leguina92, Carlos Zayas, José Mª Maravall93, etc., formaron parte de estos movimientos y con el tiempo evolucionaron algunos a través del MSC a incorporarse al Partit Socialista de Catalunya (PSC)94 y otros al PSOE.
Dionisio Ridruejo, según declaraciones al semanario francés L`Express el 14 de junio de 1962, nos ofrece su versión sobre el FLP algo diferenciada de sus creadores:
«El FLP es un movimiento de inspiración castrista, poco importante numéricamente, pero que ha desempeñado un papel muy activo y ha reforzado mucho su influencia durante las huelgas de los últimos meses. Pero es en Le Socialiste, órgano en el exilio del PSOE, en su publicación del 3 de enero de 1963, donde define su idea e intencionalidad. El FLP ha crecido en el campo obrero a partir de elementos católicos que se negaban a ser engañados (…) Esto fue posible por las facilidades con que contaban sus afiliados de origen católico, para hacer proselitismo dentro de las J.O.C. y de las H.O.A.C., campo que a nosotros (los socialistas) nos estaba vedado de antemano (…) Los jóvenes que lo crearon no eran comunistas, pero nadie ignora como interesa al movimiento comunista internacional estas organizaciones paralelas, confusas, en una palabra, que le hacen su juego desde fuera sin que puedan perjudicarle con sus posibles errores. Así, el partido comunista siempre vio con buenos ojos al FLP, primero porque este llegaba a un medio obrero católico al que directamente no podía llegar la propaganda marxista-leninista y, por otra, porque del confusionismo mismo del Frente solo el partido comunista podía beneficiarse.»95
Otra organización muy extendida en los ámbitos universitarios catalanes fue el Front Obrer de Catalunya (FOC) que fue un partido de ideología disidente de la línea comunista oficial centrada en un socialismo antiimperialista de izquierdas. Sus publicaciones más conocidas a lo largo de su historia fueron Revolución (1961-62), Presencia obrera (1963-65), Cuadernos de presencia