Género y juventudes. Angélica Aremy Evangelista García
Читать онлайн книгу.lo que explicaba la “supuesta” omisión sociohistórica de la infancia y la juventud. El nacimiento de las juventudes urbano-populares y su estudio en los años ochenta fueron antesalas de las juventudes indígenas y rurales de los noventa, mientras que los procesos de modernización, migración e interculturalidad lo fueron para la conformación de líderes y representantes en los movimientos indígenas y grupos en lucha.
Los primeros estudios sobre juventud indígena reprodujeron la visión colonialista, paternalista, etnocéntrica, clasista, sexista, adultocéntrica y, sobre todo, gerontocrática.5 Esto se debió al parámetro del joven occidental, el tipo ideal, un adolescente varón urbano no indígena, de clase media medianamente ilustrado, con acceso a la educación y a los medios de comunicación, y apto para navegar en los mundos de la telecomunicación y las tecnologías de la información. De ahí que muchas veces se hablara de la temprana adultez en infantes y adolescentes indígenas sin dar cuenta de las condiciones, los tránsitos y los procesos juveniles indígenas.
Los estudios más recientes han tendido el puente entre: 1) las causas vistas como “externas” a las comunidades, por ejemplo las de orden educativo, económico, migratorio, tecnológico o comunicacional, y 2) los elementos identitarios supuestamente “endógenos”, asociados a sentidos y significados étnicos, la lengua, el territorio y el vestido, de los cuales se desprenden diferenciales de poder para que las muchachas y muchachos desempeñen cargos y compromisos comunitarios, así como roles de género y generacionales que otorgan filiación. Dicho puente aborda las juventudes indígenas desde su movilidad y agencia. En esta línea están los trabajos de Pacheco (1997,1999), Pérez Ruiz (2002; 2008, 2014), Cruz Salazar (2009, 2012a, 2012b), Urteaga (2008, 2010), García Leyva (2005) y García Martínez (2009). Tales estudios dignifican a los jóvenes indígenas como sujetos históricos involucrados en la resistencia, la visibilización, la reinvención y el cambio sociocultural, precisamente porque sus actuares muestran voluntad de pertenencia étnica. Muchos de estos trabajos han sido elaborados por los propios académicos, literatos, artistas y activistas indígenas que recuperan la memoria histórica y oral de sus pueblos, al tiempo que otros revisan etnografías clásicas para descifrar los sentidos juveniles registrados. Otros más se enfocan en la producción cultural juvenil indígena y en los estilos artísticos fundamentados en “el relato”, en el “acto de presencia” y en la “creación y recreación del sí mismo”; en ese mostrarse aquí y ahora trayendo a la memoria la historia de los abuelos y los jóvenes juntos, construyendo dialécticamente un presente tradicional y moderno con la lengua indígena y la música contemporánea —rock, hip hop, rap, punk—, junto con expresiones etnojuveniles —el grafiti, el break dance, el skateboarder, la poesía, el cuento, la pintura—, para retomar las lenguas indígenas como armas de lucha, como banderas de visibilización (Gama, 2008; Serrano, 2015; López Moya, et al., 2014). La interculturalidad, lo fronterizo, la vulnerabilidad, la transculturalidad, la migración y la globalización han sido temas recurrentes en estos trabajos (Pacheco, 1999; Pérez Ruiz, 2008; Urteaga, 2008).
Aún nos falta mirar de manera transversal, interdisciplinaria y descolonizada los cambios en los grupos indígenas latinoamericanos que viven lo juvenil de otros modos. Los procesos vinculados con las narrativas de la colonialidad en comunidades “no letradas” y de tradición oral colaboran al desconocimiento lingüístico tanto de las narrativas, como de las cosmovisiones etnojuveniles. Es necesario hacer lecturas del mundo a través del territorio, la comunalidad, el ejido, la memoria, la corporeidad, los roles, los cargos, las prácticas sociales y los saberes locales, como coordenadas para entender los ciclos de la vida de modo integral y con una mediana duración. Entendemos que el reto es ver las distintas dimensiones identitarias —género, clase y etnia— a la par y en interacción con otros sujetos y en diversos contextos. Sólo así se podría observar el modo en que se priorizan filiaciones para navegar, sobrevivir o luchar en distintos espacios, en los que la sujeción/dominación cotidiana se lee a partir de las relaciones joven/adulto, indígena/no indígena, ricos/pobres y mujer/varón.
Referencias bibliográficas
Aggleton, Peter (2001), “Prácticas sexuales, enfermedades de transmisión sexual y sida entre jóvenes”, en Claudio Stern y Juan Guillermo Figueroa (coords.), Avances y retos para la investigación, México, El Colegio de México.
Alpízar, Lydia y Marina Bernal (2003), “La construcción social de las juventudes.” Última Década, núm. 19, pp. 105-123. Doi: 10.4067/S0718-22362003000200008.
Ariza, Marina y Orlandina de Oliveira (1999), “Inequidades de género y clase”, Nueva Sociedad, vol. 1, núm. 164, pp. 19-23.
Berger, Peter. L. y Thomas Luckmann (1976), La construcción social de la realidad, Buenos Aires, Amorrortu, pp. 19-23.
Bonder, Gloria (1998), “Género y subjetividad: avatares de una relación no evidente”, en Sonia Montecino Aguirre y Alexandra Obach (coords.), Género y epistemología: mujeres y disciplinas, Santiago de Chile, PIEG-Universidad de Chile, pp. 29-55.
Bonder, Gloria (1999), “La construcción de las mujeres jóvenes en la investigación social”, en VI Anuario de Investigaciones, Buenos Aires, Facultad de Psicología-Universidad de Buenos Aires.
Butler, Judith (2001), El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad, México, Paidós.
Butler, Judith (2002), Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del sexo, Buenos Aires, Paidós.
Caballero, José Ramiro (2008), “Factores de comportamiento asociados al riesgo de ITS y del VIH en adolescentes y jóvenes mexicanos. Revisión de estudios publicados entre 1983 y 2006”, en Claudio Stern (coord.), Adolescentes en México: investigación, experiencias y estrategias para mejorar su salud sexual y reproductiva, México, El Colegio de México.
Chafetz, Janet Saltzman (1984), Sex and Advantage, Totowa, NJ, Rowman & Allanheld.
Cohen, Stanley (1972), Folk Devils and Moral Panics, Londres, MacGbbon and Kee.
Coleman, James S (1961), The Adolescent Society. The Social Life of the Teenager and Its Impact on Education, Nueva York, The Free Press of Glencoe, pp. 1-51.
Cruz Salazar, Tania (2009), “Mudándose a muchacha. La emergencia de la juventud en indígenas migrantes”, en Graciela Freyermuth-Enciso y Sergio Meneses (coords.), De crianzas, jaibas e infecciones. Indígenas del sureste en la migración, México, CIESAS, pp. 169-212.
Cruz Salazar, Tania (2012a), “La norteada juvenil. Representaciones de la migración tzotzil”, en E. Rashkin y N.E. García Meza (eds.), Escenarios de la cultura y la comunicación en México. De la memoria al devenir cultural. Xalapa, Veracruz, Universidad Veracruzana, pp. 39-89.
Cruz Salazar, Tania (2012b), “El joven indígena en Chiapas: el reconocimiento de un sujeto histórico”, Liminar. Estudios Sociales y Humanísticos, año 10, núm. 2, julio-diciembre, pp. 145-162.
De Barbieri, Teresita (1991), “La tecnología del género”, en Carmen Ramos (coord.), El género en perspectiva: de la dominación universal a la representación múltiple, México, UAM-I, pp. 231-278.
De Barbieri, Teresita (1992), Alicia ya no. Feminismo, semiótica y cine, Madrid, Cátedra.
De Barbieri, Teresita (1993), “Sobre la categoría género. Una introducción teórico-metodológica”, Debates en Sociología, núm. 18, pp. 145-169.
Duits, Linda (2008), Multi-Girl-Culture. Ethnography of Doing Identity, Amsterdam, Universidad de Amsterdam.
Elizalde, Silvia (2006), “El androcentrismo en los estudios de juventud: efectos ideológicos y aperturas posibles”, Última Década, núm. 25, diciembre, pp. 91-110.
Evangelista, Angélica, Rolando Tinoco y Esperanza Tuñón (2010), “Investigación social sobre juventud en el sureste de México”, Suplemento Diario de Campo, vol. 56, México: INAH y CONACULTA.
Feixa, Carles (1998), El reloj de arena. Culturas