Simple-Mente un caballo. Marta Prieto Asirón

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Simple-Mente un caballo - Marta Prieto Asirón


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de cuatro elementos fundamentales:

      Gráfico 1. Los cuatro elementos que construyen y mantienen la confianza

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      [Autoestima-Seguridad]

      “La confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito”

       Ralph Waldo Emerson

      Una persona con alta autoestima y confianza en sí misma tendrá mayor capacidad para conducir casi cualquier caballo. Proyectará su confianza al animal, que se sentirá seguro. La confianza del jinete proviene de su carácter pero también del conocimiento que tiene de su propia capacidad o competencia para manejar su montura.

      Cuando nacemos, caballos y personas tenemos intacta esa cualidad ya que ambas especies somos confiadas por naturaleza. Luego, la confianza dependerá del ambiente en el que se desarrolle y fortalezca nuestro carácter que, como dijo una vez Eleanor Roosevelt, es un proceso que continúa hasta la muerte.

      Potros y niños necesitan un lugar seguro para desarrollar la confianza en sí mismos. Arianna Huffington, fundadora del exitoso The Huffington Post, habla de su madre como uno de los factores fundamentales de su éxito: “Creo que nada de lo que he hecho en la vida hubiese sido posible sin mi madre. Ella me proporcionó ese lugar seguro, esa sensación de que estaría allí pasara lo que pasase, tanto si lo lograba como si fracasaba. Me dio la sensación de que podía ambicionar las estrellas junto con la certeza de que si no las alcanzaba, ella no me querría menos por eso. Me ayudó a entender que el fracaso forma parte de la vida”. Construir “lugares seguros” es responsabilidad de todos aquellos que cuidan o dirigen a otros.

      Esta cualidad innata es, además, frágil. La desaprobación de otras personas puede bastar para destruir la confianza en uno mismo. Ya advirtió Bernard Shaw de lo “fácil, terriblemente fácil, que es hacer tambalear la confianza de un hombre en sí mismo. Aprovecharse de esta ventaja para conmover el espíritu de una persona es una labor diabólica”. También puede ser relativamente fácil restablecerla mediante una retroalimentación oportuna y positiva.

      Nuestra responsabilidad es evitar quebrar a toda costa la autoestima de otros y nuestro trabajo es afianzar la confianza de otros en sí mismos.

      La mayoría de los deportistas, políticos, científicos o empresarios de éxito destacan por la enorme confianza que destilan en sí mismos, muy superior a la del resto de sus congéneres. Una cualidad que les ha llevado a perseguir su sueño muchas veces, a pesar de los indudables fracasos por los que todos ellos han tenido que pasar. El empresario de principios del siglo XX Henri Ford arrancó su empresa de producción de coches en serie con el modelo Ford T, después de pasar por todas las letras anteriores del abecedario. Fue el más ferviente promotor de su proyecto y de su revolucionaria visión de un mundo sin caballos (curioso ejemplo para este libro). Steve Jobs, uno de los líderes empresariales más exitosos del siglo XXI, apostó valientemente por su empresa cuando Apple estuvo en el 2001 al borde de la quiebra. Su determinación le puso en el camino para la creación de su primer blockbuster, el iPod, del que se han vendido más de 100 millones de unidades en todo el mundo y que ha revolucionado la industria musical. En febrero del año 2012, Apple es la primera compañía del mundo con un valor en bolsa de 418.000 millones de euros.

      [Competencia-Entrenamiento]

      “Sin piernas, no hay jinete”

       Anónimo

      Un buen jinete es el resultado de muchas horas de equitación para desarrollar no sólo unos buenos músculos, sino también una técnica depurada de control del caballo. Únicamente el trabajo de perfeccionamiento constante permite adquirir y desarrollar las habilidades necesarias para montar con destreza.

      Todos los grandes deportistas son, por encima de todo, personas con una gran fuerza de voluntad, con una perseverancia fuera de lo común. Su destreza física es, fundamentalmente, resultado de una gran capacidad mental.

      Hace poco asistí a un interesante desayuno en el que Toni Nadal, entrenador y tío del campeón de tenis, Rafa Nadal, hablaba de los valores que inspiran su enfoque de trabajo. Toni contaba cómo, en un partido de final, le decía a Rafa que él no era mejor que su contrincante, el suizo Roger Federer, ni en el drive, ni en el revés, ni restando ni mucho menos sacando. Pero que su coraje y su fuerza de voluntad eran, sin duda alguna, muy superiores a las de su rival. Esa dosis extra de confianza ayudó a Rafa en ese partido, que remontó y ganó al formidable adversario que es Federer. El conocimientos sobre la propia competencia hace que aumente la confianza en nosotros mismos. Esta es, sin duda, la clave de gran parte del éxito del tenista mallorquín (camino de convertirse en el más grande jugador de tenis de todos los tiempos) y lo que le hace sobresaliente sobre cientos de otros jugadores con condiciones físicas también excepcionales.

      Neurólogos como Daniel Levitin afirman que dominar una disciplina se consigue después de unas diez mil horas de práctica. Malcom Gladwell, ha escrito un libro (titulado Fueras de Serie) sobre este tema en el que explica que “gente como Bill Gates, o los Beatles necesitaron no sólo una gran inteligencia, haber estado en el lugar y momento adecuados, un gran talento y visión para lograr el éxito, sino también y por encima de todo, innumerables horas de entrenamiento y práctica”.

      Según Michael Bungay Stanier (autor del libro Do less Good Work and more Great Work), ser extremadamente competente requiere enfoque, coraje y resistencia. Hay que tener claro qué es importante para uno, dónde están las oportunidades, y la voluntad de empezar un trabajo genial, incluso si es más cómodo quedarse con un “buen trabajo”. Pero, por encima de todo, hace falta resistencia para continuar cuando las cosas se ponen difíciles.[6]

      “Mis cuadros son una suma de destrucciones”

       Picasso

      Aumentar el grado de competencia requiere, sin duda alguna, enorme esfuerzo pero a cambio tiene una elevada recompensa. Además de proporcionar en cada momento la inigualable satisfacción del trabajo bien hecho, sólo el dominio de una disciplina permite la confianza necesaria para poder desmontar lo conocido y volver a construirlo de otra manera. Este es uno de los puntos de partida de un gran proceso creativo. Picasso creó el cubismo después de dominar todos los estilos conocidos de pintura. Desconstruyendo lo que conocía es cuando empezó de verdad a ser el enorme artista que ha sido. El director de cine Woody Allen, gran aficionado a tocar el saxo en un grupo de jazz, lo decía de esta manera: “Cuanto más entreno más improviso”.

      Los que nos dedicamos al complejo mundo de la empresa sabemos que ser un buen profesional no se consigue de un día para otro sino después de muchos años de trabajo en muchos campos y disciplinas de conocimiento técnico y humano. Sólo después de acumular mucho conocimiento y experiencia y a partir de nuestra propia reflexión e interpretación de lo que sabemos, nuestra contribución personal puede empezar a ser verdaderamente significativa.

      [Retroalimentación]

      “No necesitamos tanto la ayuda de nuestros amigos como la confianza en esa ayuda”

       Epicuro

      Caerse cuando se monta destruye la confianza (y también el orgullo) del jinete. Tras una caída es importante volver a montar inmediatamente tanto para reestablecerla como para evitar que se deteriore la relación con el caballo.

      Después de la infancia, la confianza se desarrolla desde la percepción de que el mundo es seguro y se alimenta con la consecución de los objetivos previstos o con el apoyo o el reconocimiento de otros. Igual que en nuestro entorno personal, esta es nuestra primera tarea en nuestras organizaciones: construir entornos seguros, definir objetivos alcanzables, asegurar que el éxito se produce en algún momento para mantener la motivación del equipo, y reconocer sistemáticamente el esfuerzo y el talento de los que dependen de nosotros.

      “No


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