ADN pyme. Jonatan Loidi

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ADN pyme - Jonatan Loidi


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el administrador, debe tener una agenda ordenada, administrar bien sus tiempos, ir dejando de lado la ejecución de las tareas operativas (corto plazo) –reservándose solo el control de las mismas–, para dedicarse a tareas de mayor valor agregado, estratégicas (mediano y largo plazo).

      ¿Qué sucede en la práctica de las empresas?

      La experiencia permite afirmar que en la mayoría de los casos la función del gerente NO es comprendida, ni por los propios dueños de un negocio y menos aún por el personal, que no tienen dimensión de su importancia. La falta de definición del negocio que se quiere, la ausencia de objetivos, la discreta capacitación, el bajo nivel de competencia, el buen pasar económico, la cultura del “a mí siempre me fue bien así, para que cambiar”, la escasa visión estratégica, la ausencia de consejos externos, entre otras causas, ocultan la necesidad de gerenciamiento que tienen todas las empresas y fomentan la no compresión de la importancia fundamental de este rol. Es común observar que las personas que deberían encargarse del gerenciamiento en las empresas, se ocupan de realizar tareas equivocadas, que no les pertenecen; se encargan de hacer de tareas operativas, y no utilizan apropiadamente sus tiempos en actividades más valiosas. Algunas de estas causas son: dificultad para delegar, falta de confianza en el personal, la engañosa creencia de que el empleado va a lograr mejor rendimiento si lo ve trabajar a la par de ellos, entre otras.

      ¿Cuáles son las consecuencias para estas empresas?

      En las empresas marginales –donde el objetivo es percibir un beneficio mínimo para mantenerse–, existe cultura pobre de trabajo y escaso entusiasmo por el negocio. La ausencia de gerenciamiento profundizará el estancamiento, la pasividad de la gente, y serán para siempre empresas marginales sin ninguna posibilidad de futuro.

      Por el contrario, en empresas emprendedoras, con potencial comercial técnico, con altos objetivos de rendimientos, con incorporación gradual de personal idóneo, el no interpretar claramente el rol del gerente, puede traer problemas muy serios, como pérdida de visión estratégica del negocio y del contexto, escasos niveles de control, disminución de la rentabilidad, incremento de costos, baja de la eficiencia, deterioro en las relaciones con los clientes, bajo grado de desarrollo de relaciones con los proveedores, entre otros.

      Conclusiones y sugerencias

      Así como una persona necesita de sus padres para desarrollarse adecuadamente, las empresas también requieren de una apropiada conducción, que alguien las administre, les marque lineamientos y políticas. Los negocios no marchan solos, las empresas con cultura y pasión por el trabajo son las que se diferencian, y son las que están lideradas por el gerente.

      Una persona puede ser dueña de un negocio, lo que no significa que esté gerenciando. En la actualidad todavía se observan muchas empresas sin objetivos estratégicos, que caminan por inercia, que perduran porque aún no les ha tocado un competidor fuerte o que han tenido el beneficio de gozar de un buen momento económico. En algún momento, esa necesidad de contar con conciencia empresarial, les llega a todos; es mejor anticiparse y adecuarse a las nuevas exigencias, porque los cambios y el adaptarse posteriormente al acontecer de los hechos suele ser más duro y costoso.

      El antimanagement

      Este concepto lo creé o pensé hace ya varios años, luego de una seguidilla de consultorías con nuevos clientes –empresas medianas–, con aparentes buenos resultados económicos pero, que cuando entraba a analizar en profundidad su realidad, veía con claridad que podía tranquilamente prender fuego todos los libros que había leído, incluyendo mi título universitario. Nada, absolutamente nada de lo que los libros y las buenas costumbres dicen sobre cómo gestionar una empresa, se aplicaba aquí.

      Los empresarios antimanagement desconocen por completo cualquier teoría o regla básica de gestión.

      Se caracterizan por no tener claridad en ninguna de las variables críticas; no construyen indicadores, no tienen una clara división de tareas y difícilmente pueden explicar su visión o estrategia.

      No obstante, cuentan con una gran habilidad de interpretación de la realidad, capacidad de anticipación y un gran sentido común. Suelen ser personas con una gran inteligencia emocional y capacidad de relacionamiento. Tienen claro su negocio y saben lo que tienen que hacer, pero difícilmente puedan explicarlo con claridad suficiente para que otros lo puedan hacer.

      Su gran déficit es la delegación y capacidad de entender a los demás en parte porque les es imposible trasmitir su realidad, su claridad en el día a día.

      Ya dijimos y volveremos a decir con seguridad, que el mundo de los negocios es uno de los entornos sociales más complejos, ya que se conjugan de manera aleatoria cientos de conocimientos que a la vez, siempre están dotados de la complejidad de estar formados por seres humanos.

      Esta gran complejidad hace que exista lugar para que, personas sin conocimientos teóricos, puedan desarrollarse como empresarios.

      Ahora bien, si te sentiste identificado, ya seas vos o alguien de tu entorno, quiero que sepas bien algo: los empresarios antimanagement tienen los días contados y ahora les explico por qué.

      Estos empresarios necesitan crecer y desarrollarse en entornos altamente informales y poco profesionales; con competidores de su mismo tipo y en ausencia de las reglas básicas de convivencia en economías de mercado. Tiene que existir la informalidad para así poder arreglar de palabra situaciones con el estado, competidores y clientes. Estos clientes suelen ser rehenes de un mercado poco sofisticado y, donde cada vez que compran sienten que están haciendo un favor.

      La mala noticia es que el mercado ha cambiado y sigue cambiando. No importa el país o la ciudad, todos los mercados se están volviendo más sofisticados y esto quita margen a los informales o improvisadores seriales. En esta era digital los clientes tienen mucho poder y ahora pueden quejarse y hacer daño con sus opiniones online. Ya no se compite contra el vecino, se compite con el mundo. Los estados se han vuelto más sofisticados y tienen herramientas para obligar a las empresas a ser formales y brindar información. Ya nadie presta dinero a una empresa que no pueda justificar, no con palabras sino con números, su realidad y proyecciones.

      ¿Con todo esto estoy diciendo que las habilidades del antimanagement no tienen ningún valor hoy día? De ninguna manera, todas ellas son muy valiosas, ya que forman parte de la inteligencia emocional empresaria y siempre serán un gran activo; pero solo con eso hoy no alcanza. Hay que profesionalizarse y jugar con las mismas cartas que el resto del mundo y hacer la diferencia en el cómo usarlas, y no porque el mazo de cartas esté marcado.

      La pregunta de este capítulo es personal. ¿Sos vos un antimanagment? Si no sos vos, ¿lo es tu jefe o tu padre, o quien lidera la organización? Si tu respuesta es sí, entonces te recomiendo que le hagas leer este libro y lo pongas a reflexionar. Si ves que es imposible, es un lindo momento para bajar la aplicación Linkedin, crear un perfil y empezar a buscar otro destino, porque esa empresa en un futuro cercano no tiene chances de sobrevivir, ¿Cuánto tiempo? No lo sé, pero seguro llegará.

      ¿Cómo competir con las grandes empresas siendo un PyME?

      Estimado lector, si sos un empresario PyME y ves a la gran empresa como tu principal enemigo, si te sentás a ver cuál será la próxima gran innovación para intentar copiarla, si te quejás por no contar con esos enormes presupuestos para marketing de las grandes, si sos uno de ellos, ¡hoy te alegraré el día!

      Me animo a hacer una predicción y les pido que la anoten en un papel. “En no muchos años veremos entrar en crisis a muchas grandes corporaciones, y sus clientes serán captados por PyMEs trabajando de manera asociativa, brindando soluciones hechas a la medida de un consumidor cada vez más exigente y selectivo”.

      En estas líneas argumentaré por qué si ustedes son una pequeña o mediana empresa, tienen grandes oportunidades compitiendo con las grandes. Eso sí, no es fácil y requiere


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