Capitalismo gore. Saya Valencia

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Capitalismo gore - Saya Valencia


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sicarios, secuestradores, etc.] que trabajan en las fronteras de todo el planeta.»16

      No es casual que el narcotráfico constituya actualmente la industria más grande del mundo (seguida de la economía legal de los hidrocarburos y del turismo), que el narcodinero fluya libremente por las arterias de los sistema financieros mundiales, ni que el narcotráfico mismo sea uno de los más fieles representantes del capitalismo gore.

      Inversión de términos donde la vida ya no es importante en sí misma sino por su valor en el mercado como objeto de intercambio monetario. Transvalorización que lleva a que lo valioso sea el poder de hacerse con la decisión de otorgar la muerte a los otros. El necropoder aplicado desde esferas inesperadas para los mismos detentadores oficiales del poder.

      La explosión de la violencia ilimitada y sobreespecializada da noticia de la ausencia de un futuro (regulable) y del hecho de que en los intersticios del capitalismo nadie tiene nada que perder, porque la vida (el último de los grandes tabúes) ya no es importante. La violencia aquí y ahora como iterancia desdibuja las posibilidades de pensar el concepto de Futuro en la manera en que se ha venido haciendo en Occidente. La violencia implica una revisión de dicho concepto.

      En la ignorancia y el menosprecio que pesa sobre el Tercer Mundo, que se sustenta en el monopolio interpretativo del capitalismo, hemos aprendido a ver otros elementos y dinámicas históricas (las de los Otros) como insignificantes y, ahora, ese descuido y menosprecio, desde el silencio y la invisibilidad, ha ido fraguando una respuesta que parece indetenible e irreconociblemente violenta.

      El resultado es un proceso de duplicación deformada del capitalismo, un desdoblamiento en identidades paralelas en lugares, espacios y sujetos que in-corporan, retraducen y fusionan esta experiencia como algo simultáneamente, emancipador y fragmentador. Entendemos entonces, que:

      Es precisamente en este intersticio donde se centra la relevancia y el interés de esta investigación.

      1. Denominamos necroempoderamiento a los procesos que transforman contextos y/o situaciones de vulnerabilidad y/o subalternidad en posibilidad de acción y autopoder, pero que los reconfiguran desde prácticas distópicas y autoafirmación perversa lograda por medio de prácticas violentas.

      2. VV. AA. (2004), p. 81.

      3. En esta ocasión entendemos capital en un sentido cotidiano de acceso a la riqueza, a la acumulación de dinero que permitirá que estos sujetos accedan a una cierta movilidad social, a un cambio de status, a una legitimidad otorgada por su capacidad monetaria de engrosar las filas del mercado de hiperconsumidores.

      4. Marx (2000), p. 73.

      5. Jamenson (1995).

      6. El término distopía fue acuñado, según datos del Oxford English Dictionary, a finales del siglo xix por John Stuart Mill, quien lo creó como antónimo a la utopía de Thomas Moro y con el cual buscó designar una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal.

      7. Curbet (2007), p. 63.

      8. Friedman citado por Curbet (2007), p. 64.

      9. Pratt (2002), p. 1.

      10. Es preciso aclarar que las cifras que se manejan respecto a la economía criminal son aproximadas dada la dificultad para verificarlas. En dicha dificultad coinciden tanto Curbet, Jaume (2007), como Resa, Carlos (2003c).

      11. Heritage (1984), p.126.

      12. Pratt (2002), p. 2.

      13. Cfr. Capítulo 2, p. 89.

      14. El resurgimiento y auge que ha venido tomando, desde hace dieciocho años y que se ha radicalizado desde el año 2008, la presencia de buques piratas en el puerto bucanero de Eyl, en Somalia, da cuenta de esta afirmación hecha por Pratt (2002). Este tipo de economía se ha vuelto de lo más rentable generando paradojas impresionantes como que el crimen se vuelva deseable como profesión: «El armamento de los delincuentes es ahora tan sofisticado, sus ganancias tan cuantiosas y el tren de vida tan alto y atrayente que los chavales del enclave costero de Eyl, en la paupérrima Somalia, quieren ser piratas.» (En: Aznárez (23/11/2008), p. 6). Esto rompe con las lógicas de Occidente. Sin embargo, resulta perfectamente comprensible que esto suceda puesto que como algunos de estos piratas afirman: «Lo que nos forzó a ser piratas fue que las flotas extranjeras nos robaron la pesca. Ahora nos lo cobramos con los rescates. El hambre nos hizo piratas.» (Ibid.). Este tipo de redes son difíciles de desmantelar puesto que aunque «la marinería pirata es reducida, la mayoría de la población participa del negocio indirectamente.» (Ibid.). Se sabe que la economía ilegal y del crimen se basan en la necesidad, en la mala gestión del gobierno y en la corrupción de sus autoridades, por lo cual queda claro que ni el problema de los piratas en Somalia ni el de los cárteles de droga en México podrán ser erradicados, eficazmente, mientras estos países no cuenten con una estabilidad económica sostenible que funcione a medio y largo plazo.

      15. Términos con los que se designa en Latinoamérica, especialmente en México, a los traficantes de personas.

      16. Aznárez (23/11/2008), p. 4.

      17. Ibid.

      18. Pratt (2002), p. 5.

      19. Pratt (2002), p. 15.

      Nota aclaratoria sobre lo gore: el devenir snuff


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