Capitalismo gore. Saya Valencia

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Capitalismo gore - Saya Valencia


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Para revisar el concepto de nacionalismo citamos a Clifford Geertz, quien lo definía, a mediados de la década de 1970, como: «amorfo, con inciertas metas, a medias articulado, pero así y todo en alto grado inflamable.»15 Y lo dividía en dos tipos de evocaciones para legitimarse:

      1. Esencialista: apela a los términos de tradición, cultura, carácter nacional, parentesco sanguíneo, lengua, etc.

      2. Epocalista: apela a la historia de nuestro tiempo, su dirección y el significado de ésta.

      Si bien es cierto que el Mercado-nación ya no se reduce geográficamente a un país, también es cierto que el neoliberalismo tiene como principal representante a los Estados Unidos quienes extienden su cultura a través de la tecnología, los mass media, el networking, la publicidad y el consumo a todos los confines de la tierra; creando deseos consumistas incluso en aquellos lugares donde difícilmente podrán ser satisfechos por la vía legal; fortaleciendo la emergencia y el afianzamiento del Mercado como la Nueva Nación que nos une.

      Cabe aclarar que la implantación de este discurso no se da de forma directa, expuesta, sino por el contrario, se da en una especie de travestismo discursivo, donde los términos del mercado son intercambiados por otros conocidos y defendidos desde una perspectiva identitaria e incluso nacionalista, por lo cual este intercambio es propuesto de manera casi «natural». Cuidándose todo el tiempo de que el uso y la popularización de los conceptos del Mercado-nación no desplacen bruscamente a los usados por los distintos nacionalismos y/o naciones. Tratar de no hacer desaparecer el discurso (pero sólo en teoría) de las naciones es una estrategia para usarlo como envoltorio de legitimación que encubra al discurso consumista del Mercado-nación.

      Hemos revisado el estallido del Estado y el desmantelamiento del concepto de nación en el Primer Mundo. Sin embargo, cabe aclarar que dichos procesos han tomado una dirección distinta en el Tercer Mundo, donde el estallido del Estado se ha dividido entre la integración de las demandas neoliberales y la interpretación literal de estas demandas por parte de la población tercermundista que ha devenido en la creación de un Estado alterno hiperconsumista y violento.

      Narco-nación

      En el caso de México podríamos decir que el estallido del Estado-nación se ha dado de forma sui generis puesto que el nuevo Estado no es detentado por el gobierno sino por el crimen organizado, principalmente por los cárteles de droga, e integra el cumplimiento literal de las lógicas mercantiles y la violencia como herramienta de empoderamiento, deviniendo así en una Narco-nación.

      De esta manera, la mafia se entreteje con el Estado y cumple (o financia) muchas de las funciones de aquél, creando un entramado indiscernible y difícil de impugnar de forma eficaz, dado que las necesidades de la población civil se ven atendidas gracias a la creación de escuelas, hospitales, infraestructuras, etc., patrocinadas por el narcotráfico. Se difuminan así las fronteras donde situar las funciones del Estado y las del narcotráfico, todo ello coadyuvado por el encubrimiento y el silencio de la población civil. Como afirma Carlos Resa Nestares:


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