Chile: ¿más equitativo?. Claudio Sapelli

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Chile: ¿más equitativo? - Claudio Sapelli


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década de nacimiento de una persona determina en gran medida el tipo de país en el que nació, creció y tomó decisiones.

      En los años veinte también era más probable que una persona naciera en una zona rural, ya que más de la mitad de la población vivía en el campo, pero ya hacia los años cincuenta la mayoría habitaba en zonas urbanas, lo cual sugiere mucho acerca de los cambios en la estructura económica y social del país.

      Finalmente consideremos el caso de un chileno nacido en los años ochenta y noventa. La realidad de esta persona es completamente distinta a las anteriormente relatadas. Esta persona es hijo o hija de padres con un ingreso promedio anual de 6.000 dólares y que hacia finales de los noventa se acercaba a los 10.000, más de cuatro veces el ingreso de una persona nacida ochenta años atrás (aproximadamente $6.000.000 al año, lo que al día de hoy equivaldría a $500.000 mensuales). También tienen una expectativa de vida mejor, ya que el promedio de la población vive más de 70 años. Sus padres lo criaron en un contexto de creciente bienestar económico y muy probablemente esperaban un futuro optimista. Esta persona comienza sus estudios y crece en un país con una economía cada vez más sólida y disfruta de los beneficios del libre comercio, como el contacto con avances tecnológicos y científicos y el acceso a productos de mayor calidad y menores precios. Con mucha seguridad podemos decir que esta persona probablemente nació en alguna zona urbana del país, con los consiguientes beneficios de acceder a una mayor cantidad de bienes y servicios y es casi un hecho que terminará la educación primaria y secundaria.

      Nuevamente nos hacemos la pregunta de qué país tiene hoy los indicadores del Chile de los años 80-90, y la respuesta es que los sudamericanos más pobres. Como hemos visto, en cincuenta años, Chile pasó de ser África a ser Sudamérica.

      ¿Puede imaginar la diferencia para una familia de vivir con un ingreso cuatro veces mayor? Esto tiene directas implicancias en la salud y educación que reciben las personas. Por otro lado, la tasa de alfabetismo en Chile ha pasado de niveles de países no desarrollados a una tasa cercana al 100%, es decir, prácticamente la totalidad de la población sabe leer y escribir. La provisión de bienes públicos clave, como el acceso a agua potable y electricidad, también mejoró de manera sustancial en el siglo pasado.

      Cuadro 1.3. Porcentaje de personas con educación secundaria

Cohorte:25-6425-3435-4445-5455-64
Alemania8586878682
Australia7082736655
Austria8188857971
Canadá8792908680
Chile6885746539
Finlandia8190888266
Francia7083776455
Italia5369574935
México3440363019
Holanda7382777162
Nueva Zelanda7279747162
Noruega8184827878
Portugal2847292013
España5165574529
Suecia8591908475
Reino Unido7077706763
Estados Unidos8988898989
Promedio OCDE7180756858

      Fuente: Education at a Glance (2010, OECD), Capítulo A.

      Sin embargo, al desagregar este número por cohortes vemos una situación bastante más positiva: las cohortes más jóvenes (entre 25 y 34 años) tienen un porcentaje más alto de educación secundaria (85%) que el promedio de los países de la OCDE (80%) y mayor que países como Australia, Holanda, Noruega y el Reino Unido. La visión por cohortes exhibe un panorama distinto al que nos muestra un análisis de la población como un todo.

      De hecho, al observar el cuadro 1.3 puede verse que Chile pasa de estar 19 puntos porcentuales por debajo de la media de la OCDE para la cohorte de 55 a 64 años, a estar 5 puntos por arriba del promedio en las generaciones entre 25 y 34 años: un cambio importante. Es decir, las cohortes más antiguas tienen un promedio peor que el de la OCDE, mientras que a las cohortes más nuevas les está yendo mejor en relación con este promedio. Nuevamente, los promedios para toda la población de alguna forma esconden que a las generaciones nuevas les está yendo mejor que a las antiguas.

      El punto es sencillo: las distintas cohortes que nacieron en los últimos cien años lo hicieron en distintos Chiles. La evolución de muchas de estas variables nos ayuda a comprender el proceso del país hacia el desarrollo. Este libro se concentra en analizar la distribución del ingreso y la movilidad social en esos diferentes Chiles: en el de ayer, de hoy y en el de mañana. Es con este espíritu que los siguientes capítulos utilizan evidencia empírica para ilustrar el camino que ha seguido el país y el que, en función de dicho análisis, podemos estimar seguirá en el futuro.

      A primera vista puede observarse el gran alcance de la perspectiva que nos permite el análisis de cohortes. Para confirmarlo, los invitamos a revisar los capítulos que vienen. Las conclusiones no solo son interesantes, sino que también en muchos casos rebaten visiones muy arraigadas.