Скачать книгу
tormenti, caldi e geli simili corpi la Virtù dispone che, come fa, non vuol ch’a noi si sveli.
Para sufrir tormentos y calor y frío, la Virtud divina ha hecho aptos cuerpos semejantes; pero cómo lo hace, no quiere que nos sea revelado.
Matto è chi spera che nostra ragione possa trascorrer la infinita via che tiene una sustanza in tre persone.
Loco es quien espera que nuestra razón pueda comprender los infinitos medios de que dispone el que es una sola sustancia en tres personas.
State contenti, umana gente, al quia; ché, se potuto aveste veder tutto, mestier non era parturir Maria;e disïar vedeste sanza frutto tai che sarebbe lor disio quetato, ch’etternalmente è dato lor per lutto:io dico d’Aristotile e di Plato e di molt’ altri»; e qui chinò la fronte, e più non disse, e rimase turbato.
Contentaos, humanos, con los efectos; pues, si hubierais podido verlo todo, no hubiera sido menester el parto de María. Desear visteis sin fruto a quienes, de ser posible, hubieran visto satisfecho un deseo que eternamente los acompaña como pena. Lo digo por Aristóteles y Platón4 y muchos otros». Y aquí inclinó la frente, no dijo más y quedó pensativo.
Noi divenimmo intanto a piè del monte; quivi trovammo la roccia sì erta, che ’ndarno vi sarien le gambe pronte.
Llegamos entre tanto al pie del monte y encontramos unas rocas tan escarpadas que en vano se mostrarían las piernas dispuestas a subirlas.
Tra Lerice e Turbìa la più diserta, la più rotta ruina è una scala, verso di quella, agevole e aperta.
Entre Lerici y Turbia,5 el más desierto, el más quebrado derrumbadero, es una escalera practicable y abierta en comparación con aquellas.
«Or chi sa da qual man la costa cala», disse ’l maestro mio fermando ’l passo, «sì che possa salir chi va sanz’ala?».
«Quién sabe de qué lado es accesible la pendiente —dijo mi maestro deteniéndose— ni quién podrá subir si no tiene alas».
E mentre ch’e’ tenendo ’l viso basso essaminava del cammin la mente, e io mirava suso intorno al sasso,da man sinistra m’apparì una gente d’anime, che movieno i piè ver’ noi, e non pareva, sì venïan lente.
Y mientras tenía la vista baja y meditaba examinando el camino, yo miraba hacia arriba en torno al peñasco. Apareció entonces a mano izquierda un grupo de almas que caminaban hacia nosotros y no lo parecía por la lentitud con que avanzaban.
«Leva», diss’ io, «maestro, li occhi tuoi: ecco di qua chi ne darà consiglio, se tu da te medesmo aver nol puoi».
«Levanta los ojos, maestro —dije—, que aquí hay quien nos dará consejo si tú por ti mismo no lo encuentras».
Guardò allora, e con libero piglio rispuose: «Andiamo in là, ch’ei vegnon piano; e tu ferma la spene, dolce figlio».
Miró entonces y, con rostro sereno, respondió: «Vamos allá, porque ellos vienen despacio, y tú afirma tu esperanza, hijo mío».
Ancora era quel popol di lontano, i’ dico dopo i nostri mille passi, quanto un buon gittator trarria con mano,quando si strinser tutti ai duri massi de l’alta ripa, e stetter fermi e stretti com’ a guardar chi va dubbiando, stassi.
Aún estaba aquel grupo tan lejano como un buen tiro de honda después de que habríamos andado nosotros unos mil pasos, cuando se arrimaron todos a las duras peñas de la escarpada orilla y se quedaron quietos y apretados como se queda mirando el caminante dudoso.
«O ben finiti, o già spiriti eletti», Virgilio incominciò, «per quella pace ch’i’ credo che per voi tutti s’aspetti,ditene dove la montagna giace, sì che possibil sia l’andare in suso; ché perder tempo a chi più sa più spiace».
«¡Oh los que habéis muerto bien! ¡Oh espíritus ya elegidos! —comenzó Virgilio diciendo—. Por aquella paz que creo os espera a todos vosotros, decidnos por dónde la montaña es accesible, de modo que se pueda subir andando, que perder el tiempo disgusta más a quien más sabe».
Come le pecorelle escon del chiuso a una, a due, a tre, e l’altre stanno timidette atterrando l’occhio e ’l muso;e ciò che fa la prima, e l’altre fanno, addossandosi a lei, s’ella s’arresta, semplici e quete, e lo ’mperché non sanno;sì vid’ io muovere a venir la testa di quella mandra fortunata allotta, pudica in faccia e ne l’andare onesta.
Como las ovejas salen del redil una a una, dos a dos, tres a tres, mientras las demás permanecen tímidas bajando a tierra los ojos y el hocico, y lo que hace la primera hacen las demás, deteniéndose con ella si ella se detiene, sencillas y quietas, sin saber el porqué de lo que hacen, así vi caminar hacia nosotros la primer alma de aquella tímida y afortunada grey, con rostro púdico y recatado andar.
Come color dinanzi vider rotta la luce in terra dal mio destro canto, sì che l’ombra era da me a la grotta,restaro, e trasser sé in dietro alquanto, e tutti li altri che venieno appresso, non sappiendo ’l perché, fenno altrettanto.
Cuando las que iban delante vieron interrumpida la luz en tierra a mi derecha, porque mi sombra iba desde mí a la roca, se detuvieron y echaron un poco atrás, y todas las demás que venían con ellas, no sabiendo por qué, hicieron otro tanto.
«Sanza vostra domanda io vi confesso che questo è corpo uman che voi vedete; per che ’l lume del sole in terra è fesso.
«Sin que me lo preguntéis, os confieso que este que veis aquí es un cuerpo humano, por lo cual ha interceptado la luz del sol sobre la tierra.
Non vi maravigliate, ma credete che non sanza virtù che da ciel vegna cerchi di soverchiar questa parete».
No os asombréis, pero creed que solo por virtud venida del cielo está tratando de escalar esta pared».
Così ’l maestro; e quella gente degna «Tornate», disse, «intrate innanzi dunque», coi dossi de le man faccendo insegna.
Así dijo el maestro, y aquella digna multitud respondió: «Volveos y seguid más adelante aún». Y al mismo tiempo nos hacían señal con el dorso de las manos.
E un di loro incominciò: «Chiunque tu se’, così andando, volgi ’l viso: pon mente se di là mi vedesti unque».
Uno de ellos empezó a decir: «Quienquiera que seas, conforme vas andando, vuelve el rostro y piensa si en el mundo me viste alguna vez».
Io mi volsi ver’ lui e guardail fiso: biondo era e bello e di gentile aspetto, ma l’un de’ cigli un colpo avea diviso.
Me volví hacia él, mirándolo fijamente. Era rubio, hermoso y de gentil porte, pero tenía una ceja rota de un golpe.
Quand’ io mi fui umilmente disdetto d’averlo visto mai, el disse: «Or vedi»; e mostrommi una piaga a sommo ’l petto.
Cuando negué humildemente haberlo visto nunca, él dijo: «Mira, pues», y me mostró una herida en lo alto del pecho.
Poi sorridendo disse: «Io son Manfredi, nepote di Costanza imperadrice; ond’ io ti priego che, quando tu riedi,vadi a mia bella figlia, genitrice de l’onor di Cicilia e d’Aragona, e dichi ’l vero a lei, s’altro si dice.
Después, sonriendo, añadió: «Yo soy Manfredo,6 nieto de la emperatriz Constanza, y te ruego que cuando regreses vayas a visitar a mi bella hija, madre de los que son honra de Sicilia y de Aragón,7y le digas la verdad, si es que se dice otra cosa.
Poscia ch’io ebbi rotta la persona di due punte mortali, io mi rendei, piangendo, a quei che volontier perdona.
Después de tener mi cuerpo herido por dos golpes mortales8 me volví llorando hacia Aquel que se complace en perdonar.
Orribil furon li peccati miei; ma la bontà infinita ha sì gran braccia, che prende ciò che si rivolge a lei.
Horribles fueron mis pecados, pero la bondad infinita tiene brazos tan largos que toma en ellos a quien a ella se vuelve.
Se ’l pastor di Cosenza, che a la caccia di me fu messo per Clemente allora, avesse in Dio ben letta questa faccia,l’ossa del corpo mio sarieno ancora in co del ponte presso a Benevento, sotto la guardia de la grave mora.
Si el pastor de Cosenza,9 que fue enviado en mi persecución por Clemente, hubiese leído bien entonces esta página de Dios, los huesos de mi cuerpo estarían aún en la entrada del puente cerca de Benevento, bajo la guarda de las pesadas piedras.
Or le bagna la pioggia e move il vento di fuor dal regno, quasi lungo ’l Verde, dov’ e’ le trasmutò a lume spento.
Ahora los moja la lluvia y los empuja el viento fuera del reino, casi a orillas del Verde, donde él los trasladó con cirios apagados.10
Per lor maladizion sì non si perde, che non possa tornar, l’etterno amore, mentre che la speranza ha fior del verde.
Por su maldición, uno no se pierde de modo que no pueda volver al eterno amor mientras florezca la esperanza.
Vero è che quale in contumacia more di Santa Chiesa, ancor ch’al fin si penta, star li convien da questa ripa in fore,per ognun tempo ch’elli è stato, trenta, in sua presunzïon, se tal decreto più corto per buon prieghi non diventa.
Verdad es que quien muere contumaz con la santa Iglesia, Скачать книгу