Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino. Rafael Martí de Viciana

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Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino - Rafael Martí de Viciana


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por ende estando en la ciudad de Barcelona, en la iglesia de Sancta Cruz, a nueve de agosto año de mccxviii, en presencia de don Berenguer de Palvisín, obispo de Barcelona, instituyó la sagrada religión de Nuestra Señora de la Mercé para la redempción de los captivos christianos, según de esta religión, fundación y excelencias de ella lo havemos tratado muy extensamente en la primera parte, en el capítulo del monasterio de la Mercé.238 Otrosí, havemos tratado en la mesma primera parte de la confradría de Sant Jaime y otras piadosas obras que este rey don Jaime mandó hazer y fundar.

       De los corporales sanctos de Luxent y de Daroca

      Siendo presa la villa de Buriana por el venturoso rey don Jaime, sus capitanes y cavalleros cadaldía entendían en hazer correrías por las tierras de los agarenos. Y con las presas y cavalgadas // que hazían se bolvían a Buriana, que era el fuerte y refugio de los christianos. Y entre las otras entradas que hizieron los christianos, fue una muy notabilíssima por el suscesso de ella, que fue el misterio divino, del qual trataremos su historia.

      Para haver de scrivir de tan alta maravilla sería y es necessaria la divina inspiración; porque haviendo sido celebrado este sacratíssimo misterio en tiempos antiguos, de que no tenemos más testigos de lo que hallamos scripto por algunos scriptores, y aquellos no bien concordados. Porque escrivió un catalán en lengua valenciana, y casi por los años que acaesció el milagro, y después á scrito un canónigo de Daroca, añadiendo y quitando de la primera scriptura. Otrosí, Anthonio Beuter, curioso scriptor de las cosas de Valencia, hizo de ello special memoria en la Crónica de España. También scrivió maestro Pedro de Medina en el libro de Las grandezas y excelencias de España.239 Scrivo pues yo últimamente en este año de mdlxiii confiado del Spíritu Sancto, pues su auxilio imploro y sus grandezas y alabanças recontar entiendo. E para esto tomaré de los auctores antecitados alguna parte, y de lo que he visto en el Sancto Monte otra parte, e de lo que entendí por los padres conventuales del monasterio de Luxent y de los moradores y ansianos de aquella tierra otra parte. De manera que mediante el Señor entendemos a scrivir lo más verdadero que se ha podido saber y hallar según aquí se sigue:

      En el tiempo felice de nuestro venturoso rey don Jaime como antes diximos, por mandado del rey salieron de Buriana para correr tierra de agarenos don Berenguer d’Entença, por capitán general de las compañías; de don Ferrando Sánchez de Ayerve; don Pedro de Luna, de la casa de Luna de Aragón, que trahe por armas una luna de oro y negro; ||25v don Pero Ximénez Carroz; don Remón de Cardona, sobrino del vezconde de Cardona, e don Guillem de Aguilón, con hasta dozientos cincuenta cavalleros, para que entrassen a correr la tierra como otras vezes lo solían hazer, según que pocos días antes el rey havía hecho jornada para la torre de Silla y al castillo de Cullera y otros pueblos comarcanos. Y passando por Museros, captivó sesenta agarenos, los quales después el rey les dio a trueque y por rescate de don Guillem de Aguilón, que poco antes los agarenos le captivaron. Y de hecho, los seis capitanes con su hueste, por el mes de mayo del año mccxxxv, passaron por encima de Valencia y de Algezira, y por tierra de Xátiva llegaron a la Valle de Albaida hasta el castillo de Luxent y al castillo del Chío.240 Este castillo del Chío está puesto sobre un cabeço, solo e enriscado, y por la parte de poniente tiene en oppósito un cabeço elevado que le nombravan el cabeço del Codol, porque en la cumbre del cabeço havía un peñasco grande que en lengua valenciana se nombra codol. Y en este cabeço del Codol se assentaron los christianos, porque les parescía que desde allí podrían tomar el castillo del Chío. E que fortificados en el castillo podrían correr toda la valle de Albaida y los campos de la Conca de la Çaffor, donde después se fundaron Candía y Oliva, porque a la safón todo era alearías y lugares flacos, sino eran los castillos de Rugat, Bélgida, Penacadell y algunos otros más apartados. E como los agarenos sospecharon el designio de los christianos e que por ello se les recrescería mucho daño en la tierra, a la hora avisaron toda la comarca y acudieron dentro breves días más de veinte mil agarenos. Y pussieron cerco y guarda por el derredor del cabeço del Codol, guardando los christianos que no se les pudiessen ir y que por hambre les podrían vencer y tomar. E quando || los cristianos vieron la muchedumbre de los agarenos que les cercavan y cadaldía les amenazavan de batalla, y que ellos eran pocos y no esperavan socorro del rey, porque no lo sabía ni ellos se lo pidieron, e que tenían mucha falta de bastimentos e que no eran parte para entrar en batalla con los agarenos, por todas estas causas se tuvieron por perdidos. Entonces, usando de su acostumbrado acorro con implorar el ayuda del Señor, que nunca faltó a los que le invocan y demandan auxilio, y endemás donde se lleva el pendón de la cruz e insignias de Aragón e, por ende don Berenguer d’Entenfa, capitán general de la hueste, llamó a todos los clérigos, cavalleros e infantes de su exército; y de que fueron juntados les hizo un solemne razonamiento, exortándoles a la batalla y desseado vencimiento en la forma que se sigue:

      — Reverendos padres, valerosos capitanes y animosos soldados, todos hermanos míos en esta jornada y sancta empresa. Bien tenéis entendido pues que veis, de este alto cabeço del Codol donde estamos aposentados, el grande número de agarenos que nos cercan y de cada hora más su exército se refuerça. Nosotros somos pocos, empero somos christianos y siervos de Christo Jesu, por exalsamiento del nombre del qual hasta oy havemos peleado y siempre en todas las batallas y rencuentros que contra los agarenos havemos tenido, Dios por nosotros ha peleado y nos ha dado la gloria del vencimiento. Pues ¿quién de nosotros osará dudar que llamando a Dios, por cuyo servicio y honra y acrescentamiento de su sancta Iglesia aquí somos venidos, no nos haya de favorescer? No por cierto ninguno de nosotros, por ende sed ciertos que agora que mayor peligro corremos, más crescido favor de su mano veremos. E pues mañana es sábado, día de nuestra Señora, a quien todos invocamos, es menester esta noche ||26 que cada qual de nosotros se disponga en sus oraciones y entendamos en alimpiar nuestras consciencias de los peccados, y nos confessemos y rescibamos el santo cuerpo de Christo Jesu, para que meritemos ser partícipes de su misericordia. E porque los sacerdotes que están aquí son pocos y no bastarán a satisfazer a tantos penitentes, a lo menos vosotros, capitanes, e yo rescibiremos por nosotros y en nombre y boz de todos el sancto sacramento.

      E como el razonamiento fue concluido por el general, todos respondieron:

      — Hágase en nombre del Señor de los cielos y tierra.

      Venido el sábado antes del alva el sacerdote principal, que era rector de la iglesia de Sant Christóval de Daroca, puso el altar encima del codol que ante diximos y comenfó a celebrar la missa. Y acabada aquella, ya que tenía consagradas seis formas en el altar, bolviéndose a los capitanes para exortarles a la sancta comunión, sintieron la grande bozería de los agarenos, y que el día esclarescía y que las sentinelas les descubrieron que subían aprissa contra los christianos; por donde el devoto sacerdote no pudo acabar sus palabras, porque los christianos con sus armas corrieron a defender la subida de los agarenos.

      Mientra los capitanes, cavalleros y soldados pelearon por la fe de Christo contra los agarenos y los llevaron de caída, matando muchos de ellos, siguiéndolos hasta el castillo del Chío, en el qual muchos se encerraron y muchos otros se alargaron por aquellas sierras, e los christianos, vencedores y con victoria, se bolvieron al cabeço del Codol, el devoto sacerdote tuvo grande recelo de la muchedumbre de los agarenos, que, si eran vencedores, qué harían de las formas consagradas. E assí estando solo y atónito, Dios lo permitiendo, embolvió las santas seis formas en los corporales y anduvo por el monte hazia Luxent, a dozientas // braças apartado del Codol. Y debaxo los ramos de una humilde palma lo ascondió y depositó, y con losas y piedras disimuladamente lo encubrió. Y de allí se bolvió al Codol, donde halló los capitanes, cavalleros y soldados muy alegres y sin daño. E como todos los christianos fueron bueltos al Codol, el general con los otros capitanes dixeron al sacerdote:

      — Padre, nosotros, con la fe que tenemos, mediante la gracia y favor de Dios, en esta jornada havemos alcançado victoria de nuestros enemigos. Y pues propusimos rescebir el sancto sacramento de la Eucharestía, agora vencedores lo pedimos.

      A los quales el sacerdote respondió:

      —


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