Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino. Rafael Martí de Viciana

Читать онлайн книгу.

Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino - Rafael Martí de Viciana


Скачать книгу
hallar si fuéramos vencidos, vamos pues hallá y cobraremos nuestro bien.

      E luego encendieron cirios y velas y en processión acompañaron al sacerdote a la palma. Y cobrado el santo depósito, bolvieron al Codol. E quando el sacerdote desembolvió los corporales encima del altar del Codol, halló y vido que las sanctas seis formas consagradas se havían transfigurado en color de sangre y estavan apegadas a los corporales. El sacerdote, admirado de ver tan alto misterio, se detuvo como a traspassado en la contemplación durante esta suspención por larga hora, y los capitanes estavan arrodillados esperando la comunión y estavan cansados de pelear; y el turbado sacerdote puesto al altar, parescióles a todos que se le havía olvidado, o que por ventura no tenía complimiento a seis formas. Levantóse en pie don Berenguer d’Entença y dixo al sacerdote:

      — Padre, recuérdese vuestra reverencia de nosotros y de lo que esperamos.

      Y entonces, el sacerdote bolvióse de cara a los capitanes y a toda la hueste y mostróles los corporales en la forma antedicha. ||26v E como aquella christiana y cathólica turba contemplasse la grande maravilla, todos se prostraron, y con humilde y profunda reverencia, invocando la misericordia del Señor, sus ojos corporales con lágrimas arrasaron.Y en la fe y devoción mucho más se confirmaron.

      El otro día que fue domingo, celebrada la missa por el sacerdote e oída con mucha attención por los de la hueste, acordaron todos de romper y dar batalla a los agarenos. Y mataron tantos de ellos que la tierra con sus cuerpos cubrían. E los que bivos quedaron, tan amedrantados huyeron que no esperaron tercera batalla.

      Vencidos que fueron los agarenos por los pocos christianos con el favor divino, el sacerdote, capitanes y cavalleros acordaron llevarse la divina joya del thesoro inefable del cabeço del Codol, porque no les paresció dexarla allí ni ellos para entonces haver de quedarse allí, porque toda la tierra de los contornos estava ocupada de agarenos. E ya que huvieron determinado de llevársela, tuvieron muchas pretenciones y grandes debates entre ellos, porque cada uno pretendía llevar aquel sacro don a su propia tierra. E assí echaron suertes entre ellos y cupo la suerte a Daroca, de donde el sacerdote era natural. E como no se contentaron de esta forma de suerte que aun otra nueva quisieron, y fue que tomaron una mula domada, empero no avesada de el camino de Aragón ni de Cataluña; y compuesta y adereçada con los mejores atavíos que pudieron, una arquilla y dentro en ella puestos los sanctos corporales con las consagradas formas. Assentaron la arquilla encima de la mula, de manera que no pudiesse caher. E la mula encaminada a la salida del monte, y sin freno ni cabestro, començó de caminar. Y los christianos, confiados de la fe que la mula sería guiada por la sancta carga que llevava, pusiéronse en orden de guerra, con || sus banderas y armas siguieron los passos de la mula. Y en todo el viage de la mula, jamás se le puso hombre delante, ni la endereçó en el camino, ni ella quiso comer cosa alguna de las que le davan. Aunque en Segorve y en Xérica y otras tierras por do passava la combidavan con cevada y algarrovas, nunca quiso comer, sino que al mediodía y a la tarde salíase de el camino a pascer, y después bolvía al camino sin persona alguna que la encaminasse. En este camino se siguieron muchos milagros al tiempo que la mula con el sancto don passava, según lo recita la historia. Llegada que fue la mula a Daroca, morada escogida divinamente para la sancta reliquia, abaxóse en el suelo, y quitado el sancto peso de encima de ella por el devoto sacerdote, la mula murió, para denotar que aquel lugar era para el depósito, e que encima de mula que el santo don fue llevado no se havía de poner otra cosa mortal ni perescedera. En esta ciudad de Daroca hasta hoy permanescen los sanctos corporales guardados y conservados para la confirmación de nuestra sancta fe. No solamente por el misterio celebrado, pero aun por haver discurrido cccxxviii años hasta hoy y que el lienço de los corporales esté entero y las formas en su propio ser. ||27

      Dichosa tú, Daroca, do tanto bien se encierra y a la qual tantos christianos sus peregrinaciones endereçan. Tus dichas y gracias nos perdona si al presente contar dexamos, porque si queremos tratar de las sanctas formas consagradas, las hallamos conservadas y permanescientes tan sanas y enteras como estavan el día primero que acontesció el tan alto misterio; e si queremos tratar de los milagros que se obraron en el camino desde el Codol hasta Daroca y en Daroca hasta hoy, merescen muy larga y particular historia, de la qual al presente no podemos tratar, porque nuestro intento es proseguir la chrónica de Valencia, por ende bolveremos a tratar de los sanctos corporales y del suscesso del cabeço del Codol.

      Discurrieron algunos años mientra el venturoso rey tomó a Valencia y Xátiva y muchas otras tierras; entonces, don Berenguer d’Entença, que havía sido capitán general en la jornada de la presa del castillo Chío y en el misterio que poco antes celebramos e, por ende tenía gran devoción en el cabeço del Codol, y el rey le havía hecho merced del castillo del Chío241 y de otras tierras comarcanas, pues que la tierra era ya de christianos se fue apossentar al castillo del Chío. Y le mandó reparar y fundar una pequeña capilla, y truxo las losas y piedras con que el sacerdote encubrió los sanctos corporales debaxo de la palma, y las puso en el altar de la nueva capilla, la qual dedicó al nombre de Sant Salvador. En esta capilla, afirman los ancianos de la tierra por fama confirmada de mayores a menores, que nuestro Señor hazía muchas mercedes a los devotos que la visitaron, e que muchas vezes, de noche, aparescía gran claridad de lumbrarias encima de la capilla.

      Passaron algunos años después, y por fallescimiento de don Berenguer d’Entença, el castillo del Chío vino en roína || y decaimiento, y los moradores de la tierra perdieron el conoscimiento del codol donde fue la consagración y de la palma donde se depossitó el sancto misterio. E la tierra havía passado en dominio de una noble y virtuosa señora nombrada doña María de Bidaure, biuda muy honesta y recogida, la qual muchas vezes desseava saber donde estava el Codol i la palma. En este mesmo tiempo residía en Luxent mossén Balaguer Figuera, clérigo de honesta vida y rector de la iglesia. Este rector y la señora instituyeron que cadaldía, el clérigo que celebrasse la missa conventual en la iglesia de Luxent, en el memento hiziesse commemoración, suplicando a la esencia y bondad divina que les hiziesse merced de mostrar y señalar los tan desseados lugares del codol e de la palma, y que en esta hora sonassen la campana, para que todos los christianos rezassen oraciones por la misma devoción. Y este sacrificio duró por muchos años. E quando vino la hora que nuestro señor Dios fue servido revelar a sus siervos estos dos lugares sacros, proveyó que con el señal de la cruz y en el día de la cruz lo que ignoravan se les mostrasse. Fue assí que un día de viernes, contado a vi de julio del año de mcccxxxv, al punto de mediodía, estando el cielo y tiempo sereno y reposado, aparesció vesible en la cumbre del cabeço del Codol una cruz muy grande y elevada que a la vista humana se figurava de cincuenta braçadas en alto, e veinteicinco de cruzero e quatro palmos de tabla, toda resplandeciente, tanto que al sol escurescía. Esta cruz celeste fue vista del castillo de Luxent por la devota doña María de Bidaure y de todas las poblasiones de la valle de Albaida por los moradores de ellas, y caminantes, pastores y trabajadores en los campos, de que todos rescibieron immensa alegría y confirmaron por esta señal que Dios les hazía merced de revelarles lo que tanto desseavan. E assí luego ||27v entendieron que aquella aparición era obra de Dios y para otorgarles lo que tanto desseavan. E, por ende con toda la presteza possible, acudieron a la villa de Luxent. E ajuntados en la iglesia, ordenaron que con devota processión subiessen al lugar donde la misteriosa cruz se les mostrava. Salió pues aquella cathólica congregación ordenada a dos coros. Y eligieron un sacerdote y tres varones legos, ancianos y honestos, para que estos quatro antecediessen y se acercassen a la cruz, para sentir y denotar el misterio. En este passo y lugar que se hizo esta elección de los quatro, que es en un barranco al pie del monte, assentaron una cruz en señal, assí como hasta hoy permanesce por memoria. E de allí procediendo caminaron. E quando los quatro electos llegaron casi a medio camino de la cruz celeste, aquella movió y se vino para los electos y se les assentó delante. Los turbados coraçones de ellos y regalados con precordiales lágrimas, les causaron admiración grande. Y prostados en el suelo, contemplaron la cruz ha ellos venida, la qual, por tiempo de un quarto de hora, allí firme se detuvo, y después se alfó y bolvió a la cumbre del cabeço donde primero estava. En este lugar aguardaron los quatro electos a la processión, y por su relación acordaron de assentar una cruz, como hasta hoy por memoria permanesce. Y cabe la cruz, donde estava una palma, fundaron una capilla a denotar que el divino thesoro allí estuvo.242


Скачать книгу