La transición española. Eduardo Valencia Hernán
Читать онлайн книгу.Ainaud fue detenido el 11 de febrero de 1946 pero fue puesto en libertad con prontitud, aunque este contratiempo no influyó en su posterior actividad clandestina. También tuvieron su protagonismo los llamados Grupos Nacionales de Resistencia (GNR), una organización radical catalanista que actuó entre 1945 y 1947, siendo su principal acción reivindicativa el despliegue de banderas catalanas en la Sagrada Familia de Barcelona, en el monasterio de Montserrat y en el Palacio de la Música durante las fiestas de entronización. Antoni Boronat y el médico Oriol Domènech formaron parte de su dirección38. Joan Reventós39 describía el clima social que se vivía en 1945 como estudiante universitario en la Universidad de Barcelona cuando tomó contacto con los que él llamaba «los hijos de los perdedores de la Guerra Civil», dentro de una politización embrionaria y clandestina pero real:
«En aquellos primeros años de facultad, los tres grupos que populaban por derecho, descontados los adocenados de siempre, se centraban en cuatro grandes familias: los adictos al régimen, aglutinados alrededor del SEU y capitaneados por Pablo Porta que, en su etapa estudiantil, puso un marchamo de violencia a lo largo de varios meses en las aulas de la Facultad de Derecho, contra todos aquellos estudiantes susceptibles de ser miembros del FUC, o simplemente como catalanistas; los de orientación catalanista, divididos en múltiples familias; los preocupados exclusivamente por la creación artística, que se resumirían en el grupo poético, Carlos Barral, Eduard Castellet, Alfonso Costafreda y el que sería después el grupo del Dau al Set, formado básicamente en torno al escritor Joan Brossa y al pintor Antoni Tàpies; y finalmente, los monárquicos juanistas, envalentonados por el manifiesto de Don Juan de Borbón en Estoril, grupo que en aquellos años era el que podía desarrollar una más amplia actividad anti régimen por cuanto su oposición no pasaba de ser penada con unas noches en la Jefatura Superior de Policía. La clandestinidad de aquellos años se refleja en algo que ahora puede resultar pueril: tomar contacto con la gente tras observar que tipo de libro extraacadémico leían o llevaban solapadamente en los bolsillos.»40
Algunos años después, tras las manifestaciones estudiantiles ocurridas en Madrid entre el 8 y el 9 de febrero de 1956, se produjo en la Universidad una ligera reacción antifranquista acompañada de una cada vez mayor politización universitaria contraria al régimen, apareciendo diversos grupos políticos de diferentes tendencias (ASU, FLP, UED, FUDE, etc.) dentro de las facultades. Dichas protestas surgieron tras la convocatoria del Congreso Democrático de Estudiantes promovido por dirigentes estudiantiles como Víctor Pradera, Ramón Tamames y Enrique Mújica, utilizando eslóganes como: «¡Abajo el SEU!», «¡Abajo la Falange!», «¡Queremos sindicatos libres!». Irremediablemente, la reacción y el enfrentamiento con los estudiantes falangistas fue inevitable, llegando estos últimos incluso a asaltar la Facultad de Derecho de la Complutense41.
Por otro lado, la burguesía y la clase media en Cataluña se balanceaba entre el catalanismo y el nacionalcatolicismo imperante, mientras que la clase obrera e intelectual pasaba desapercibida en su rechazo al régimen franquista, siendo sus acciones reivindicativas de escasa importancia debido al férreo control gubernativo que impedía cualquier tipo de exaltación opositora bajo la represión, la cárcel e incluso la muerte. Los derechos humanos y la libertad de expresión, anulada por la censura, brillaban por su ausencia, pero aun así hubo organismos como la Societat d’Estudis Juridics, Economics i Socials, vinculada al Institut d’Estudis Catalans, que continuaron su labor política en la clandestinidad utilizando domicilios particulares o locales de la Societat Económica Barcelonesa d’Amics del País, sin menoscabo de su actividad académica.
Cabe destacar entre los socios de esta Societat d’Estudis Juridics sus primeros presidentes, Lluís Duran i Ventosa (Lliga Regionalista), Francesc Maspons i Anglasell (independiente nacionalista), y la participación de Maurici Serrahima (UDC), Frederic Rahola (ERC), Edmon Vallés, Antoni Piferrer, Lluís Torres, Alexandre Cirici (MSC), Jaume Carner, Joan Hernández Roig, Agustí Bassols, Francesc Casares, Joan Cornudella, Joaquim Camp i Arboix y Ramon Mª Roca Sastre, Josep Mª Ainaud, Joan Reventós que ingresó en el MSC (fundado el 15 de enero de 1945) en 1949 a través de Edmon Vallés; Ramon Porqueras (alias Ramon de la Gorra), detenido en febrero de 1953 que militó en la UGT y en el PSOE histórico; Miquel Casablancas, Anton Canyellas , Josep Benet y Jordi Pujol —que en aquella época estaba ocupado en problemas de la inmigración—.
Por otra parte, Maurici Serrahima organizó entre 1947 y 1948 otra asociación cultural llamada Miramar, organizando conferencias y mesas redondas sobre temas políticos e históricos, lugar donde participaron asiduamente: Alexandre Galí, Jordi Rubió, Jaume Vicens Vives y Jordi Carbonell42.
33. BENET, Josep, L’intent franquista de genocidi cultural contra Catalunya, Barcelona, Publ. Abadía de Montserrat, 1995, pp. 208-209.
34. MOLINERO, Carmen y Pere YSÀS, Catalunya durant el franquisme, Barcelona, Empuries, 1999, p. 144.
35. MHC, «Campanya per a l’us oficial de la llengua catalana», en ASSEMBLEA, op. cit., pp. 124-125.
36. MHC, «Escrito en España», en ASSEMBLEA, op. cit., pp. 177-178.
37. MARTÍ, José, op. cit., p. 73.
38. FABRÉ, Jaume, HUERTAS, Josep Mª, Vint anys de resistencia catalana 1939-59, Barcelona, La Magrana, 1978. También en COLOMER, Josep Mª, Els Grups polítics a Catalunya, Barcelona, Avance, 1976. Ver MOLAS, Isidro, op. cit., p. 128.
39. Reventós Carner, Joan. Político y dirigente del Moviment Socialista de Catalunya (MSC), fundador de Convergencia Socialista de Catalunya, PSC, y presidente del Parlamento de Cataluña (1995-99).
40. MARTÍ, José, op. cit., p. 72. Nota del autor: Pablo Porta fue en años posteriores presidente de la Federación Española de Fútbol.
41. TUSELL, Javier, Manual de Historia de España. Siglo XX, Madrid, Historia 16, 1994, p. 677. También ver Mundo Obrero, 1-2-1956.
42. MARTÍ, José, op. cit., p. 85.
1.4. El aislacionismo y el periodo autárquico (1945-1955)
Recién acabada la II Guerra Mundial en 1945 con la derrota del fascismo en toda Europa Occidental y en los Estados que formaban parte del Eje, prácticamente no hubo espacio temporal en la política internacional para buscar nuevos enemigos ideológicos de tal forma que un régimen pseudofascista como el español se convirtió, de un día para otro, en un aliado estratégico para las alianzas occidentales ante el peligro bolchevique, favoreciendo de esta forma que desde 1947 hasta 1950 se consolidase el franquismo en España, efecto que trajo como consecuencia la práctica desaparición de la efímera oposición interna antifranquista.
Tanto en Cataluña como en el resto de España las acciones políticas provocadas por la oposición al régimen no llegaron a superar las anécdotas puntuales, aunque alguna de ellas llegara a ser llamativa más por su contenido histórico que político. Véase como ejemplo el relevo en la Presidencia de la Generalitat en el exilio en el verano de 1954, de Josep Irla por el exconseller Josep Tarradellas en la Embajada de la República Española en México43.
Por otro lado, el llamado catalanismo conservador estaba en plena dispersión y el desconcierto era evidente, siendo sus principales dirigentes miembros de la Lliga Catalana que proponían salidas políticas diferenciadas y contradictorias. Ejemplos como la conversión franquista de Ferran Valls i Taberner y la aceptación como procuradores de las primeras Cortes franquistas de Joan Ventosa i Calvell y Ramon d’Abadal como principal promonárquico