Mercados y bienestar. Varios autores

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Mercados y bienestar - Varios autores


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quiere mostrar que esta economía capitalista es diferente de la comercial, aquella en la que la igualdad de estatus es una de sus premisas, puesto que la capitalista tiene como base una división de clases (heterogeneidad de estatus de los sujetos), y por eso denuncia explícitamente la pretensión de representarla como una economía comercial ampliada, tal como la encuentra en las ideas de Bastiat:

      Esta economía [la de Bastiat] encuentra en todas partes la igualdad y la libertad del intercambio de valores de cambio, determinado de manera simple, y lo reduce todo a pueriles abstracciones [...]. En esta economía, por ejemplo, la relación entre el capital e interés se reduce al intercambio de valores de cambio [...]. De este modo, todas las categorías económicas se convierten en más y más nombres para la misma relación de siempre, y esta burda incapacidad de captar las diferencias reales termina por ser la presentación del common sense puro []. Las “armonías económicasdel señor Bastiat significan que solo existe una relación económica, la cual adopta diversos nombres []. A título de ejemplo: el salario es el pago de un servicio que un individuo presta a otro […]. El beneficio también es el pago por un servicio que un individuo presta a otro. Por consiguiente, el salario y el beneficio son idénticos, y es una primera confusión idiomática que llamemos a uno pago de salario y al otro beneficio3. (Marx, 1971, vol. 1, p. 187) [bastardilla del texto].

      En resumen, la teoría económica básica de Marx quiere explicar dos economías monetarias: la primera, simplemente comercial, entre agentes del mismo estatus, y la segunda, la capitalista, la que además de relaciones de intercambio introduce las relaciones de clases (de desigualdad) generadora de plusvalía en un marco de diferencias de estatus económico entre empresarios capitalistas y asalariados.

      II. LAS EXPLICACIONES MARXISTAS DEL FUNCIONAMIENTO DE LA ECONOMÍA MERCANTIL

      El principio básico del enfoque propuesto por Marx para hablar de la economía mercantil o de la mercancía es la dualidad heredada de la economía clásica entre los conceptos de valor de uso y el de valor de cambio, pero cambiando el significado del segundo término, en el sentido de hacerlo depender de un valor previo al valor de cambio. El texto siguiente es claro:

      Cuando hablamos de la mercancía como materialización del trabajo —en el sentido del valor de cambio— nos referimos a una existencia puramente figurada, es decir, una existencia puramente social de la mercancía, que nada tiene que ver con su realidad corpórea; nos la representamos como una determinada cantidad de trabajo social o de dinero. (Marx, 1980a, p. 155).

      Esto significa que la mercancía debe definirse como un objeto donde se reúnen dos aspectos, uno material y otro social. Respecto al aspecto material, no existe dificultad; se trata de las propiedades físicas del objeto producido que lo definen como un objeto material diferente de los otros y útil para satisfacer determinadas necesidades de consumo, las cuales Marx siempre va a considerar como dadas4. Por el contrario, el componente social de la mercancía, el que está definido por el concepto renovado de valor de cambio, es el que es difícil de precisar, ya que se ha prestado a confusión. Marx al comienzo de El capital nos dice que los valores de cambio o precios de las mercancías se presentan en algunos economistas anteriores a él como algo relativo y contingente, “como relación cuantitativa, proporción en que se intercambia valor de uso de una clase por valor de uso de otra clase, una relación que se modifica continuamente según el tiempo y lugar” (Marx, 1975, p. 45). Vemos aquí, primero, una mención a los precios como proporción entre bienes, a sus precios relativos; segundo, se refiere al carácter contingente entendiendo que “el valor de cambio inmanente, intrínseco a la mercancía sería una contradictio in adiecto” (Marx, 1975 p. 45). Marx piensa que aceptar la relación contingente entre mercancías haría pensar que no habría magnitud inmanente de valor regulatoria, sino precios (proporciones) accidentalmente puestos por los mercados a causa de circunstancias transitorias. Contra esta visión insistirá entonces en que el tratamiento del valor intrínseco es la manera con la que se debe explicar que los bienes generados en una economía descentralizada (producción privada) no tengan las mismas propiedades que los bienes en una economía no mercantil5. La búsqueda o la clarificación de esta magnitud inmanente (lo que va muchas veces se denominará sustancia del valor de las mercancías o valores absolutos) nos parece ser el centro y la originalidad de la reflexión económica inicial de Marx6.

      Si bien el texto arriba citado parece afirmar que cantidad de trabajo o dinero son sinónimos como expresiones del componente social de las mercancías, el llamado valor intrínseco, una lectura crítica de las exposiciones marxistas de la economía simple permite establecer que allí encontramos en realidad dos enfoques distintos, aunque entrelazados en la exposición de Marx: el enfoque del valor absoluto como unidades de trabajo abstracto y el enfoque del valor absoluto como cantidades de dinero.

      A. PRIMER ENFOQUE: EL VALOR ABSOLUTO COMO UNIDADES DE TRABAJO ABSTRACTO

      En este primer enfoque las mercancías se presentan como portadores de trabajo abstracto que circulan en los mercados. Los componentes del enfoque del valor absoluto como trabajo abstracto son los siguientes.

      1. EL PROCESO DE TRANSACCIONES COMERCIALES ES UNA CIRCULACIÓN DE VALOR

      Si cada bien encarna una cuota de trabajo social, la economía comercial simple se describe como un proceso de circulación de una masa de valor económico creado en la generación de las mercancías de tal forma que el circuito mercancía-dinero- mercancía (M-D-M) parece ser la forma general del proceso para cada uno de los productores:

      El mismo valor de cambio […] se mantiene en manos del mismo poseedor de mercancías, primero bajo la figura de su mercancía, luego bajo la figura del dinero en que esta se transforma, y por último, de la mercancía en la que ese dinero se convierte. Este cambio de forma no entraña modificación alguna en la magnitud de valor […]. Por tanto, en la medida en que la circulación de la mercancía no trae consigo que un cambio formal de su valor, trae consigo […] un intercambio de equivalentes. (Marx, 1975, p. 193).

      Según esto, negociando bienes como mercancías lo que se hace es mover el valor de un agente a otro mediante el intercambio de bienes que portan valores equivalentes. Al presuponer el valor absoluto de esta manera, el dinero sería aquí mero intermediario para la circulación de los valores dados desde la producción, de tal forma que en una relación de intercambio se interpreta que se paga dinero porque la mercancía es también una encarnación de valor. Notemos además que aquí se identifica que la ley de la equivalencia, la ley del vínculo económico comercial, reposa en la igualdad de los valores transados: “La igualdad de lo que cada uno da y recibe es aquí [en el intercambio] un momento expreso del mismo” (Marx, 1971, vol. 3, p. 175).

      2. UNA CONCEPCIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE LAS MERCANCÍAS

      Marx propone inicialmente (no para el capitalismo) que los bienes útiles son producidos por el trabajo directo de sus propietarios: “Si ponemos a un lado el valor de uso del cuerpo de las mercancías, únicamente les restará una propiedad: la de ser productos del trabajo” (Marx, 1975, vol. 1, p. 46). Con esta visión, la producción se separa del intercambio en el sentido de que no son necesarias relaciones comerciales para producir mercancías y también que el conjunto de productos tiene como aspecto común ser generados por la actividad laboral de sus propietarios.

      3. UNA CONCEPCIÓN DEL CONTENIDO DEL ESPACIO DEL VALOR ABSOLUTO

      El espacio del valor (el aspecto social del bien o valor


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