Formación en Psicología. César Augusto Sierra Varón

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Formación en Psicología - César Augusto Sierra Varón


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académico facilitador del proceso fundacional

      Durante el estudio de Eysenck en la USB vino una fuerte crítica al psicoanálisis y al conductismo, lo que facilitó el trabajo sobre los planteamientos de teóricos como Clark, Mowrer y otros psicólogos experimentalistas, no conductistas estrictamente, y el modelo de neuropsicología soviético a partir de los aportes de Vigostky y Luria, con aplicación al escenario educativo.

      Los temas de la neuropsicología y la terapia de la conducta fueron llevados a la USB por Walter Riso, quien dio a conocer una serie de autores de los que no se había escuchado hablar. Eran autores que trabajaban temas muy novedosos para la psicología colombiana en ese momento: el procesamiento de la información. A partir de ese momento, Riso inicia una campaña de introducción y socialización de los autores que trabajan el tema del procesamiento de la información, lo que introduce en Medellín la psicología cognitiva, no por la vía de la terapia cognitiva beckiana, sino por la perspectiva cognitivo-informacional, como la llamaría el propio Riso. Se formaron grupos de estudio en torno a los documentos que Riso proponía y se discutieron conceptos completamente novedosos para los asistentes, tales como estructuras, procesos y productos, y la relación de estos con la depresión (Riso, 1996).

      Como producto del trabajo de esos grupos de estudio, Riso formaliza la Fundación Formar (Centro de Investigación y Terapia del Comportamiento) y con ello la publicación de sus primeros libros: Entrenamiento asertivo (1988), Aprendiendo a quererse a sí mismo (1996), Terapia cognitivo-informacional (1996) y Depresión (1992). Estos textos pueden ser considerados pioneros de la terapia cognitiva en la ciudad y de la divulgación en el contexto local de los autores representativos de la terapia cognitiva (Ellis y Beck).

      Los actores de esa época (años ochenta) recuerdan la entrada de lo que se tituló el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM III) y sus impactos para la consolidación disciplinar de la psicología en la ciudad de Medellín. Este manual empieza a convertirse en un libro de descripción teórica y brinda una posibilidad para que los psicólogos de diferentes orientaciones puedan llegar a acuerdos, puesto que en el contexto antecedente a su publicación la interlocución entre profesionales de la salud mental era una torre de Babel. La nueva versión de este manual aumentó el trabajo interdisciplinar con psiquiatras y neurólogos, entre otros (Ferrer, comunicación personal, marzo de 2011).

      De esta manera, numerosos profesionales de la medicina (psiquiatría y neurología) de larga trayectoria –como el doctor Luis Eduardo Yepes, el doctor Ricardo Luis Toro y el doctor Jorge Holguín– asisten a congresos y a eventos organizados por Formar. Por esta época también se cuenta en la ciudad con SONA (Sociedad Neurológica de Antioquia), en la cual se discutían en sesiones de staff semanal los principales trabajos de sus profesionales vinculados y de los estudiantes asistentes. A esta sociedad pertenecen, entre otros, el neurólogo David Pineda, la psicobióloga Silvia Mejía –psicóloga formada en la USB y con maestría en psicobiología en México– y los psicólogos bonaventurianos Alberto Ferrer Botero, Mauricio Lopera y Luz Marina Galeno; todos ellos docentes de las facultades de psicología de la USB y la U. de A. Será en el espacio de SONA donde se presente por primera vez el modelo beckiano de la depresión, a cargo de Alberto Ferrer Botero y Mauricio Lopera (Ferrer, comunicación personal, marzo de 2011).

      Para la consolidación de la psicología cognitiva en la ciudad es de vital importancia el trabajo del grupo Formar, puesto que la tradición neuropsicológica no tiene sus orígenes en Medellín, sino en Bogotá, de la mano de Alfredo Ardila y Mónica Rosselli en el modelo luriano. Pero el énfasis cognitivo en las terapias no existía en Colombia, nace en Medellín y se desarrolla a partir del grupo Formar.

      De manera paralela, se presenta en los inicios de la década del ochenta en la USB una distinción entre psicoanálisis de orientación lacaniana y psicología dinámica. La expresión “psicología dinámica” bien puede ser una iniciativa de la psicóloga Mónica Schneiter en la ciudad, quien se forma en Estados Unidos y establece una línea de trabajo de psicología con visión psicoanalítica a partir de los trabajos de Kernberg, Kohut y Mahler. Así, crea una corriente que se identifica con la profesión del psicólogo y deja una marca profunda en el escenario de la clínica psicológica en la ciudad (Muñiz, comunicación personal, marzo de 2011).

      Oscar Muñiz es otro de los argentinos que llega a Medellín para formar parte de la historia de la psicología en la ciudad, no porque fuese identificado como psicólogo, sino por su impacto en los procesos formativos de los psicólogos y psicoanalistas. Llega en 1981 a la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de A. al departamento de psicología, y al departamento de servicios, el cual era transversal para toda la universidad. En aquel momento hay conflicto entre estas dos instancias, puesto que “el Departamento de Servicio reclamaba para sí los cursos de psicoanálisis dentro de la universidad, porque apoyándose en algún purismo lacaniano sostenía que el psicoanálisis no era psicología. Entonces, reclamaban el espacio dentro de la Universidad de Antioquia para el psicoanálisis en el Departamento de Servicio” (Muñiz, comunicación personal, marzo de 2011). Este movimiento problematizador fue liderado por el psicoanalista Juan Fernando Pérez, que en ese momento estaba formándose en París.

      Dicho departamento más tarde se convierte en el Departamento de Psicoanálisis, el cual se fortalece a tal punto que hoy cuenta con la maestría en Investigación Psicoanalítica. Ha incorporado a su nómina docentes como Clara Mesa, Mauricio Fernández, Héctor Gallo y Mario Elkin Ramírez, quienes fueron estudiantes en sus inicios, considerados como una nueva generación de clínicos y formadores.

      Por otro lado, está el Departamento de Psicología, fundado gracias al liderazgo de, entre otros, Joel Lotero, quien tenía una marcada influencia del psicoanálisis que provenía del trabajo de Estanislao Zuleta en la ciudad.

      Joel Lotero y otros fundaron algo así como un grupo de lecturas de psicoanálisis o centro de investigaciones psicológicas, pero con gran inconveniente formal, puesto que terminaron el primer semestre y lo llamaron “primer semestre”, al segundo semestre lo llamaron “segundo semestre”, y después se empezaron a preguntar: “¿y semestres de qué?”, lo que terminó siendo el Departamento de Psicología. (Muñiz, comunicación personal, marzo de 2011)

      Entre los académicos vinculados a este proyecto se encontraban Luis Fernando Palacio –quien se forma en París y es fundamental en la tradición lacaniana del Departamento–, Julián Aguilar, Raúl Salamanca, Gustavo Arredondo, Carlos Mario González –profesor de historia de la Universidad Nacional–, Pastor Acevedo y Juan Guillermo Uribe, en un primer momento, y Gloria Patricia Peláez y Gabriel Jaime Trujillo, en un segundo momento.

      En otro escenario están los grupos de estudio que darían lugar a apuestas institucionales, tales como la Fundación Freudiana de Medellín, la cual se dividiría en Asociación de Foros del Campo Lacaniano y Nueva Escuela Lacaniana (NEL), como una historia de “amores y desamores, encuentros y desencuentros”, a partir de las diferencias teóricas que tienen Miller y Soler en Francia. Dichas discrepancias han tenido una marcada incidencia en la ciudad y han representado políticamente la diferencia entre el Departamento de Psicoanálisis y el Departamento de Psicología en la U. de A.

      El proceso de consolidación de la propuesta formativa del Departamento de Psicología de la U. de A. recibe en 1988 un grupo de docentes psicólogos graduados en la USB y que en medio de una crisis administrativa se incorporan al departamento. Entre estos están Walter Riso, Silvia Mejía, Mauricio Lopera y Alberto Ferrer, de los cuales vale la pena destacar el trabajo perseverante de este último, quien por más de veintitrés años ha abanderado la reivindicación de la formación psicológica del Departamento de Psicología de la U. de A. y ha logrado con su liderazgo posicionarlo como un programa acreditado con alta calidad por el Ministerio de Educación.

      Las reflexiones anteriores permiten deducir que la psicología en Medellín ha estado acompañada de una necesidad de dar respuesta, por un lado, a pretensiones cientificistas y, por el otro, a problemas sociales y políticos propios del contexto. El trabajo teórico en la ciudad ha fortalecido las teorías


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