Tratamiento del dolor en los 106 puntos tendinomusculares™ (Color) Flossing. Colette Bacchetta
Читать онлайн книгу.corazón y del hara. También son significativas sus referencias al alma, al cuerpo y al espíritu, a los cuatro puntos cardinales asociados a sus ejes vertical y horizontal en un quinto punto. Los puntos cardinales, por sus ejes cruzados en la dimensión vertical cenit-nadir y en la dimensión interior centro, simbolizan la esfera cósmica y el destino humano. Son la matriz direccional, las puertas de la orientación y los animadores de los elementos naturales del cosmos para el destino del hombre. La orientación es la raíz de todas las formas y de todos los intercambios. El hombre se orienta mediante los puntos cardinales para asegurar su paso.
Siempre según el trabajo del doctor A. Thooris Van Borre (pág. 379), el aparato circulatorio central está en el centro de otros cuatro aparatos conexos: el aparato digestivo (bazo páncreas), el aparato respiratorio (pulmones), el aparato cerebral (riñones) y el aparato muscular (hígado).
El aparato circulatorio, que engloba el corazón y los vasos, une las funciones de relación (aparato nervioso) y de nutrición (aparato circulatorio). El corazón es el centro vital del ser humano mediante la circulación de la sangre que él mismo garantiza. El aparato circulatorio y el corazón están en el movimiento del origen constante y del universo. Al proceder de esta forma, el doctor J. Choain reunió el punto de vista de la medicina china tradicional por una parte y de la medicina científica occidental por otra. Pone de relieve las similitudes entre los cinco elementos de la primera y los cinco aparatos de la segunda. La medicina tradicional china coloca a la Tierra en el centro, en referencia a la quintaesencia, a través de los cinco elementos en su interdependencia mediante los modos de relación y de acción de engendramiento, control, subyugación y restricción. El doctor A. Thooris Van Borre describe la unidad de los cuatro aparatos —digestivo, respiratorio, muscular y cerebral— y el quinto, el aparato circulatorio (corazón-intestino delgado), elemento Fuego, en el centro del pentagrama, que consolida el paralelismo. Como podrás constatar al leer el esquema (página anterior), perfilado después de la salida de mi primer libro, dio prioridad al punto de vista de un aparato circulatorio que se propaga hasta el punto de unión de los cuatro puntos cardinales. Los puntos tendinomusculares en el espacio geométrico y su profundidad íntima soportan la impermanencia del eje evolutivo del tiempo y del infinito del tiempo. Por lo tanto, los dos puntos de vista están articulados sobre el mismo concepto de los cinco elementos que constituyen la base esencial del método Pyé-Ko Kan-3®.
LA RELACIÓN ENTRE LOS PUNTOS TM Y LA INTIMIDAD DEL CUERPO
¿Por qué esta correspondencia entre medicina china y medicina tradicional es tan importante para mí en lo que respecta a mis investigaciones sobre los puntos TM? El punto de acupuntura tendinomuscular (TM) en la carne ocupa una posición geográfica microscópica y una posición macroscópica cósmica. La multitud de estos puntos, en lo que respecta a su relación con la piel, son pulsos, neuroejes asociados a energías hereditarias del hombre, en relación con el cosmos. Todos encierran la unidad del cuerpo mediante la imagen de la apariencia exterior del cuerpo, y mediante la distribución y la organización de la imagen corporal. Son portadores del ritmo de cada individuo, contienen la expresión de la gestualidad, el impacto de los mensajes cutáneos, la historia del origen, los acontecimientos de la vida, pero también lo indecible de uno mismo, en su interioridad. Lo íntimo participa de la dimensión ontológica del hombre; es decir, del conocimiento del ser en tanto que «ser en sí mismo, la carne en su origen». La vida y la naturaleza profunda del hombre son engendradas por la energía Principal. El desarrollo en el útero del ser humano, de la fecundación al nacimiento, se divide en tres períodos. Desde la concepción, en el Cielo anterior (apelación en MTC), se da el período de división celular (1.ª y 2.ª semana tras la fecundación), el período embrionario (entre la 2.ª y la 8.ª semana de desarrollo) y el período fetal (entre la 9.ª y la 37.ª semana de desarrollo). Al nacer, en el Cielo posterior (apelación en MTC), la emancipación del ser evoluciona. Su ritmo fundamental se enraíza en Oriente, donde cobra vida y de donde obtiene sus recursos inmunitarios físicos, emocionales y psíquicos.
LA LUZ DEL CORAZÓN EN LA INTIMIDAD DEL SER
El organismo humano está compuesto por elementos fundamentales del universo en la resonancia de la unidad. El microcosmos y el macrocosmos están unidos por el mesocosmos. Esta relación de interpenetración para el hombre genera la quintaesencia de los movimientos de su vida. Todos los componentes creados por la naturaleza inscriben al hombre y su destino en movimientos direccionales inducidos por los cuatro puntos cardinales y el quinto punto, en el centro, la quintaesencia.
La permanencia de los cinco aparatos combinados en relación con el quinto elemento, por un lado, y la Sangre y la Energía cósmica impulsada por los elementos de la Naturaleza, por otro, nutren el alma en su densidad o ligereza. El aparato circulatorio está animado por una reactividad, mediación entre Cielo y Tierra. El hombre, situado entre naturaleza y cultura, realiza mediante sus intenciones y sus valores sus movimientos en el espacio y el tiempo que atraviesa y anima. Su sensorialidad y sus emociones caracterizan su vida, sus pensamientos, y su relación con él mismo y con el mundo. En su cuerpo de carne y en la alteridad, el hombre, ser cósmico, puede sentir de dentro afuera. Estos lazos suscitan el contacto sensitivo del paisaje interior del cuerpo, de la carne o de las carnes, una apertura, como una luz hacia el corazón. El organismo humano, cuerpo vivo y sensible llevado por el eje vertebral articulado, es espejo del universo. El espíritu se alía con el cuerpo y la psique, el aliento, acompaña al diálogo interior, el sentido del vacío y de la interioridad. La memoria del acontecimiento real en el recurso íntimo se acomoda en el fondo del pozo, ahí donde la embriogénesis tiene sus raíces. Se ilumina y sugiere este movimiento de la energía inicial, aliento inspirado, que irriga el corazón-espíritu del hombre a través del idioma del silencio en sí.
Cada punto TM, sea cual sea su ubicación en el cuerpo, refleja la difusión de la energía del corazón, mediante las funciones de relación y nutrición que las conforman. El corazón, que se encuentra en el centro, cobra vida gracias al Aliento, nutrido por la Naturaleza e inspirado por la filosofía del vivo.
«¡Ah, la verdadera regla no tiene Oriente fijo; los puntos se forman llevados del aliento!».9
La energía viene a nutrir al vivo durante los tres tiempos de la vida: antes, durante y después de su existencia, sobre la cinta infinita en la que se inscribe la vida y la muerte.
LA NATURALEZA Y EL HOMBRE
La naturaleza teje lazos sometidos a la permanencia o impermanencia del cosmos. La energía, en tanto que substrato, es matriz del espíritu en el mundo real y vivo en el que habitamos. Está en mutación permanente en la dimensión tripartita del hombre. La esfera de influencia de la energía y su metamorfosis son infinitas. Ambas encarnan el «infinito en sí mismo», llamado «Apeiron», que François-Régis Ponsin explicó y desarrolló en su libro Prolégomènes à toute acupuncture originelle.10
El ser vivo, en su relación con el cosmos, es Unidad, en lo innato y lo adquirido, entre Naturaleza y Cultura. En su carne y su alma, las metamorfosis del instante vivido son engendradas por el Origen de la Naturaleza y el Oriente en el punto central. En el movimiento de la Naturaleza, estos intercambios, estas corrientes permanentes, estas estratificaciones incluidas en los acontecimientos sociales, en el reflejo del linaje, sostienen el ritmo fundamental del ser vivo, en una dinámica de estructura, forma y función. El hombre vive su vida, cruza el tiempo y aspira a elevarse, a nutrirse y a conquistar su libertad. Al hacerlo, se encuentra en metamorfosis permanente. El hombre lleva en sí mismo, en lo infinitamente pequeño pero también en el infinito del cosmos, el punto de acupuntura, neuroeje, que contiene intimidad y corazón de su carne. La membrana celular contiene en sí misma todas las funciones de la vida. Los lazos energéticos, fluctuantes, estables e inestables, ligeros o pesados, que circulan tanto de día como de noche, se expanden y nutren a cada punto. La membrana celular, elemento fundamental y vibratorio de la vida, es palpitación del mundo.
Cada célula, como un universo vivo, contiene la memoria vibratoria del resto de las células del ser global. Cuando revisó mi manuscrito,