Tratamiento del dolor en los 106 puntos tendinomusculares™ (Color) Flossing. Colette Bacchetta
Читать онлайн книгу.en la célula. Contiene los potenciales identitarios ancestrales, las energías psíquicas, las memorias nacidas de la historia del ser y el alma del mundo. La singularidad del individuo se consagra a la unidad de su sustancia fundamental. Nutrida por el aliento del Espíritu, se identifica por su sangre. El ser humano, por su necesidad de distensión, por su aspiración a la clemencia, su deseo de belleza interior, cuestiona la existencia de la vida y de la muerte. Sin embargo, esta singularidad es indisociable del estado de relación, esencial para la vida del hombre.
«Sin contactos, no somos; ser es ser en estado de relación; el estado de relación es la existencia en sí misma».11
En su vida cultural, social y afectiva, el ser siempre busca recursos, paz interior, y tiene la posibilidad de activar los potenciales activos y valores añadidos de su patrimonio genético. La persona traza su propia estela, por ella y en ella misma.
LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES Y SU QUINTAESENCIA
Los puntos cardinales son la matriz direccional que ayuda al hombre a orientarse. Estas puertas de orientación son la raíz de todas las formas y de todos los intercambios.
La cuadratura de los puntos cardinales, ejes direccionales y geométricos, se une en un punto central considerado por los filósofos antiguos como el eje del mundo, llamado «éter o alma del mundo». «No solo el hombre tiene alma, sino que también existe un «alma del mundo» (Platón, Timeo), de la cual cada alma en concreto es el reflejo. Esta alma del mundo es una «anima movens»; es decir, gracias a ella giran las esferas celestes y la vida se propaga por la tierra, al mismo tiempo que el poder del amor, que recuerda al hombre su condición inicial».12
El eje del mundo sigue fundamentalmente el ritmo de las relaciones y los movimientos que tiene con el cosmos.
La circulación energética Yin y Yang, los cuatro puntos cardinales y el quinto, la quintaesencia, se hacen visibles en las cuatro estaciones. Los cuatro puntos cardinales unidos en el punto central, ejes direccionales y en la esfera de influencia de sus «cuerpos» cósmicos, son guías para orientarse; su espacio geométrico perpetúa la metamorfosis por la Naturaleza, en el seno de los universos.
El número 4 se asocia fundamentalmente a la Tierra, número que se representa mediante un cuadrado.
Para los hermetistas, el cuaternario se representa con los nombres simbólicos de FUEGO, AIRE, AGUA y TIERRA, determinados como los elementos de la naturaleza. Mario Meunier13, en La leyenda de Sócrates, escribe: «Anaxágoras de Clezómenas osó proclamar que no había en la naturaleza una inteligencia que ordenara cada cosa al final. Esta gran idea fue para Sócrates una iluminación». «Cuando era joven, decía a su edad adulta el hijo de Sofronisco, deseaba, no te puedes hacer una idea de hasta qué punto, interesarme por la historia de la naturaleza, porque me parece sublime la ciencia que se ocupa del origen de los seres y las cosas». Hasta Sócrates, los antiguos filósofos andaban a la búsqueda de la sustancia que constituía, bajo distintas apariencias, el fundamento primordial de la Unidad del mundo. «Tales de Mileto imaginaba el futuro del mundo como procedente del agua para volver al agua. Anaxímenes de Mileto pensaba que el aire era la primera materia universal. Heráclito de Éfeso quiso ver en el fuego la sustancia original de los seres y las cosas. Ferécides de Siros y Jenófanes de Colofón proclamaban que todo venía de la tierra y todo volvía a ella».
Los filósofos Empédocles, filósofo y médico de Agrigento, Anaximandro y Filolao desarrollaron en la Grecia antigua el concepto de los cuatro elementos...
El doctor Jean Choain14 lo explica a su manera: 1) «Se remonta hasta Empédocles la teoría de los cuatro elementos occidentales: Fuego-Tierra-Aire-Agua, que también llevan el nombre de divinidades: «Zeus que brilla, Hera que da la vida, Edoneo (nombre de Hades) y Nestis» (Empédocles §6). Pero también vemos que el pitagórico Filolao habla de un «quinto cuerpo».
Filolao de Crotona (485-385 a.C.), filósofo, astrónomo y matemático griego del siglo v a.C., alumno de Pitágoras, sostenía que la naturaleza elemental del cuerpo dependía de su forma. Asociaba el tetraedro al fuego, el octaedro al aire, el icosaedro al agua y el cubo a la tierra. También atribuía al dodecaedro regular un quinto elemento, «un quinto cuerpo», el éter, que otros llamarían universo, cosmos o espíritu divino.
Anaximandro, filósofo considerado jónico, explica cómo se forman los cuatro elementos de la física antigua (aire, tierra, agua y fuego) y, gracias a sus interacciones, cómo se forman la Tierra y los seres que la habitan. Además, asocia el engendramiento no a la alteración del elemento, sino a la separación de los contrarios a través del movimiento eterno. Anaximandro, en su búsqueda del principio del mundo, lo llama el «infinito». Teofrasto, cuyo nombre real era Tirtamo pero que se le conoce más bien por su apodo Teofrasto, filósofo, escribió que Anixamandro es el primero que llamó al universo «Mundo». En su conjunto, los puntos cardinales, el sistema cuadrático de estructuración del espacio, el movimiento circulatorio que genera las corrientes geográficas norte-sur, este-oeste y el cenit que se opone al nadir tienen su punto de unión en el centro, como el movimiento del aparato circulatorio que incluye corazón y vasos.
El punto de vista de Filolao en cuanto a la atribución del éter para el quinto elemento, que se podría ubicar en el punto de intersección de los puntos cardinales, se une a la búsqueda del vacío y de la interioridad de cada uno, el Xu Li, el aliento de energía del alma. Aristóteles, por su parte, sostiene que «el alma tiene su origen» en el quinto elemento, «su oriente espiritual15 “me levanto”: “renazco”».
También se subraya la importancia de este tema en el Antiguo Egipto, en el Libro de los muertos o Libro de la salida al día.16
«Para volver perfectos a los espíritus santificados
¡Observad! Abiertos están el Cielo y la Tierra,
el Oeste está abierto, el Este está abierto,
está abierta la mitad del Cielo del Sur,
está abierta la mitad del Cielo del Norte,
[....] Kebehsenuf, Imset, Duamutef, Hapi, hijos de Horus, hermanos gemelos»
RELACIÓN ENTRE LOS PUNTOS CARDINALES Y LOS 106 PUNTOS TM
Como ya he explicado, entre los 106 puntos tendinomusculares del cuerpo hay dos puntos medios y unilaterales que están en los vasos extraordinarios, los primeros que se forman durante la creación de la embriogénesis, en el momento de la concepción del futuro bebé. Solo dos vasos extraordinarios, Du Mai o vaso gobernador y Ren Mai o vaso de la concepción, tienen sus propios puntos. Los puntos tendinomusculares se inician con el primer destello del alba de la vida. El punto 20 TM vaso gobernador (VG) se encuentra en el ápice del cráneo. En cuanto al punto 3 TM vaso de la concepción (VC), se ubica en la cara anterior del cuerpo.
En el plano corporal, en acupuntura, en la embriogénesis, el número cuatro se corresponde con los primeros meridianos que se forman; es decir, con el primer grupo de los cuatro vasos extraordinarios, que orientan los alientos diferenciados en la diferenciación embriológica celular, Tchrong Mo (vaso vital), Tou Mo (vaso gobernador), Jenn Mo (vaso de la concepción) y Tae Mo (vaso cintura).
Tabla de los puntos cardinales, fundamento de todas sus correspondencias:
CAPÍTULO 3
Xu Li
La puerta de entrada, Colette Bacchetta (1999), pastel al óleo sobre Velin d’Arches.
Xu Li
En mi primer libro hablé de los recursos de Xu Li, gran Lo del estómago o decimosexto Lo y su trayecto, que empieza en el estómago, pasa por el diafragma,