#Manifestante. Álvaro Acevedo
Читать онлайн книгу.es inerte, su dinámica es parasitaria, su norma es económica. El capitalismo maduro ya no conoce la política democrática, ignora la expresión del interés general, o mejor, la presenta bajo la forma de la generalización burocrática, de la globalidad necesaria y absoluta […] las luchas, por el contrario, muestran un renacimiento de lo político como poder constituyente, como síntesis entre actividad de los sujetos y nuevos objetivos sociales33.
Las movilizaciones sociales estudiantiles no solo sirven como medida pulsional para evidenciar el descontento de una generación, también son reutilizadas como estrategia política publicitaria para reavivar debates y para que los políticos ganen capital con miras hacia las siguientes elecciones. En las movilizaciones del año 2011, por ejemplo, los estudiantes reciben apoyo de los partidos que hacen oposición al gobierno del presidente Juan Manuel Santos Calderón, entre ellos el Polo Democrático Alternativo y algunos miembros del Partido Verde.
El modus operandi de las movilizaciones del año 2011 se enmarca en la lógica de los neomovimientos sociales, similar al de la Séptima Papeleta entre los años de 1989 y 1991. Si bien desde el año de 1991 hasta el año 2011 se produce toda una evolución acontecimental de apoyo o rechazo al neoliberalismo como alternativa política en Colombia, dicho modelo no es solución o se constituye en un paliativo de las acentuadas desigualdades económicas y sociales en Colombia y el mundo, lo cual conlleva a manifestaciones en distintas latitudes del globo.
Parte del éxito de las movilizaciones estudiantiles en los años de 1991 y 2011 es el uso de estrategias de divulgación. Las cuñas publicitarias en la radio y la televisión son la estrategia del movimiento de la Séptima Papeleta, aunque en aquella oportunidad también existe un apoyo de ciertos sectores del oficialismo político ante la intencionalidad de los estudiantes. En el caso de la movilización de la Mane del año 2011 se recurre a una estrategia divulgativa que enfrenta la institucionalidad del gobierno con los medios de comunicación tradicionales y ciertos medios desmonopolizados y alternativos que usan los estudiantes, como son las plataformas de la Internet, entre las que se cuentan YouTube, los blogs y redes sociales como Twitter y Facebook. Tanto en el movimiento de la Séptima Papeleta como en el de la Mane los estudiantes son conscientes de la necesidad de exportar las necesidades y temores no solo al target universitario sino a la opinión pública para buscar apoyo de otros sectores, y en los dos casos los estudiantes son capaces de unir en un mismo diálogo y propósito a universidades privadas y públicas.
El uso de las herramientas de las tecnologías de la información y de la comunicación y la búsqueda de apoyo de las movilizaciones estudiantiles en sectores tradicionalmente ajenos a la problemática de la educación superior remiten a la noción de enjambre, como ya se ha indicado, un nuevo aspecto de la acción social colectiva que aún está por exponerse. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, retoma a McLuhan para reconstruir en El enjambre una preocupación por el comportamiento de las sociedades contemporáneas embotadas, sordas, ciegas y mudas ante el encuentro con la tecnología34. En este momento crítico de la sociedad se produce un crisol de movilizaciones, las cuales más que actuar como las masas entre los decenios de 1940 a 1970, parecen enjambres. Una nueva etapa en la cual, además, no es solo evidencia de un cambio en el modus operandi de las movilizaciones sino de un cambio en la sociedad. Han retoma el postulado de Gustave Le Bon en el análisis de las coyunturas de su contemporaneidad quien consideró que “la era que entramos, será, verdaderamente, la era de las masas”35. Los acontecimientos presenciados por Le Bon, en los que las masas crean sindicatos en el naciente siglo XX, lo llevan a hacer una lectura fatalista del porvenir, en el que la masa suplanta las soberanías y destruye la cultura36. Lejos de ver un futuro distópico, lo que Le Bon percibe es la germinación de una crisis insostenible debido a las precondiciones políticas, culturales y educativas en las cuales se origina el sentimiento de las masas. La revolución digital abre una era del enjambre digital:
Los enjambres digitales no son masas, no tienen características unificadoras; todos son individuos aislados. Las movilizaciones actuales son concentraciones causales de actores sociales, los individuos no desarrollan ningún nosotros, por tal razón no tiene voz, sino una multiplicidad de voces, inclusive apuntando a objetivos distintos, con filtración e inconsistencia en los contenidos. Por eso es percibido como un ruido37.
Han sostiene que los modelos colectivos de estos movimientos son fugaces e inestables, además, actúan de manera carnavalesca, lúdica, pero muy poco vinculante; por tal razón, no desarrollan una energía política38. Las acciones colectivas de los enjambres funcionan más como shitstorms39 o aluviones de críticas insultantes en los que no se cuestionan las relaciones de poder, sino que se recurre al escándalo mediático como mecanismo para ejercer presión.
Estas nuevas formas de movilización son resultantes de dos fuerzas contrapuestas que crea la globalización. Está el orden capitalista de dominación, mejor conocido como imperio global, y la multitud como una composición de singularidades que se comunican entre sí a través de la red. Este postulado es propuesto primeramente por Hardt y Negri con base en el modelo de la lucha de clases40. La clase multitud es la única que tiene la capacidad de realizar acciones en común.
Ahora bien, para Han no es necesario reavivar la lucha de clases para tematizar el antagonismo entre dos fuerzas. De hecho, la multitud es la única clase que existe, a ella pertenecen todos los que hacen parte del sistema capitalista. La creencia de que existe una clase con ínfulas oligárquicas que explota a los demás debe ser estudiada con mayor cuidado; hoy, cada quien se explota a sí mismo. Hoy todos somos explotadores y multitud; por demás, una connotación y dinámica capaz de producir mayor capital que cualquier forma anterior de capitalismo: hoy es posible una explotación sin dominación41. Uno de los principales factores que influyen en esta lógica de autoexplotación y la hace posible, es la transición de seres sociales a sujetos neoliberales en los que el egoísmo y la atomización destruyen cualquier capacidad de pensar en términos de “nosotros”. La erosión de lo comunitario hace cada vez menos probable una acción común, esto explica la continua intención del sistema de finalizar con cualquier representación de lo público –como es la educación superior– bajo la excusa de optimizar y generar rentabilidades.
En el estado social de esta contemporaneidad existe una lógica de autodominación: el máximo aporte de la democracia neoliberal es convertir a cada uno en su propio explotador, pequeños hologramas de capitalistas que buscan generar rentabilidad y capitalizar lo que tienen a mano, en este caso, el sí-mismo. La capitalización del sí-mismo es posible por la educación, esta se convierte en una estrategia de mercadotecnia para autopromocionarse. Los capitales económicos colosales invierten en universidades, programas educativos y cursos de corta y mediana duración como alternativa de “democratizar” el acceso a la capitalización.
Ahora bien, en una sociedad con una creciente desigualdad social es necesario crear alternativas para que las personas que no pueden acceder a la capitalización, puedan hacerlo, no por un espíritu altruista sino por la codicia de capitalizar al máximo, es por ello que aparecen cuotas de endeudamiento flexibles para créditos educativos. La propuesta del sistema capitalista nunca ha sido tan avasalladora como hoy, hasta el punto de generar capital con la idea de futuro; es un capitalismo que está por encima de la misma tensión temporal. Para lograrlo aparecen holdings educativos que venden una educación insuficiente a cuotas, en los que el “cliente” debe cursar para aspirar a un trabajo mal remunerado. Esta educación no concibe ningún tipo de investigación e incrementa la desigualdad educativa.
La desigualdad educativa es el apartheid del siglo XXI, limita la investigación y el desarrollo científico en zonas específicas; desde los países del “primer mundo” se domina no solo la industria, la economía y la geopolítica, sino el conocimiento y los avances tecnológicos. Espacios como Silicon Valley se convierten en la meca de la civilización del siglo XXI, mientras que la investigación en otras latitudes es recortada y condenada a reproducir lo investigado en una ilusión de innovación.
§ Nuevos actores sociales y psicopolítica
Si se habla de una nueva construcción en los movimientos sociales, de una nueva forma de protestas y de organizarse, es posible que también haya una nueva formación de actores sociales. Las innovaciones tecnológicas del siglo