Contratos de comercio internacional. Aníbal Sierralta

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Contratos de comercio internacional - Aníbal Sierralta


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503 millones de habitantes que tienen un alto grado de bienestar. Es, por ende, uno de los mayores mercados del mundo, con un crecimiento previsto de 2,25% anual y que funciona dentro de un bloque institucional con Parlamento, tribunal y moneda común.

      Australia y Nueva Zelanda, aun cuando se mantienen dentro del cada vez más debilitado commonwealth británico, son países que actúan interdependientemente y, aunque recién han salido (1982) al mercado internacional, después de que lo hicieron las naciones de América Latina, se están expandiendo especialmente en el área de servicios —transporte aéreo y marítimo— y en el comercio de commodities.

      China sola es casi económicamente un continente constituyendo la segunda economía mundial con más de 1500 millones de habitantes, de los cuales 535 mil tienen una fortuna superior al millón de dólares. Sus exportaciones crecen a un promedio de 7% anual desde 1980.

      El mundo árabe, no obstante ser confuso y apasionado, es otro bloque económico que se abre hacia los países con los cuales no hay una fuerte oposición religiosa o ideológica. El hecho de ser los mayores productores de petróleo del mundo, que es un commodity que ha venido creciendo en precios desde 1995, los coloca en una posición atractiva pero también de interés político y económico por parte de los países consumidores, como Estados Unidos de América.

      África es un enorme continente de inmensas potencialidades, pero con una infinidad de problemas. A pesar de que sus históricas relaciones con Europa y su vinculación a través del Tratado de Lomé la unen más íntimamente a los países de ese continente, África busca en forma insistente una nueva interdependencia con otras naciones, particularmente con Brasil, en razón de la cercanía idiomática y cultural. Pero también con China e India.

      Finalmente, América Latina, aun cuando avanzando el siglo XXI se encuentra en crítica situación social, ha venido superando los regímenes políticos autoritarios y corruptos que la agobiaron desde el inicio de los noventa. Su comercio intrazonal ha sido muy atractivo en los últimos veinte años, tanto por el lado de las exportaciones como de las importaciones, particularmente lo que corresponde a las exportaciones. Así, en el correr de los años noventa, experimentó un dinámico crecimiento, con tasas promedio anuales de 18,5%. Esta tendencia se acentuó principalmente en países como Argentina, Colombia, Paraguay, Uruguay, El Salvador y Guatemala; en menor medida en Perú y Ecuador. Cabe destacar, igualmente, que a partir de 1985 crecieron las exportaciones entre la región, con la sola excepción de 1999, en que se produjo un fenómeno coyuntural.

      Por el lado de las importaciones, podemos apreciar países en los que casi la mitad de sus adquisiciones provienen de naciones latinoamericanas, como Bolivia, Paraguay, Uruguay y Nicaragua. Los motivos de cada uno de ellos son diferentes. En los casos de Paraguay y Uruguay, el hecho de que sus importaciones intrarregionales sean casi 50% se debe a las relaciones con el MERCOSUR, fundamentalmente Brasil, que posee una gran industria manufacturera cuyo desarrollo económico se basa en el incremento de su mercado interno. La participación de Argentina es también importante, pero mucho menor.

      En el caso de Bolivia, sus importaciones intrarregionales llegan casi al 70% en el año 2001, con una media durante el decenio de casi 63%. Definitivamente, la influencia de su frontera con Brasil tiene un efecto similar al de Paraguay y Uruguay, pues Bolivia también posee una industria manufacturera incipiente; el otro aspecto que se debe tomar en cuenta es que Bolivia forma parte de la Comunidad Andina de Naciones, cuyos miembros, salvo Ecuador, son más industrializados.

      La situación de Nicaragua se explica por su cercanía con México, otro de los grandes países industrializados de Latinoamérica. Debemos indicar que Nicaragua es uno de los países más pobres de la región y quizás el menos industrializado después de Haití.

      México es el país con menor importación de productos de la región. Su porcentaje durante el decenio alcanza un promedio de 3%. Una de las razones se asocia con el hecho de ser un país productor de petróleo, cosa que no sucede con los demás países industrializados de la región, salvo Venezuela. Otro factor es su política comercial e industrial enfocada a la exportación, por su cercanía a un gran consumidor como es Estados Unidos de América.

      Todo ello es una brevísima muestra de que el mundo vive dentro de una interdependencia creciente según afinidades geográficas, culturales y económicas, y que es necesario revisar las políticas comerciales de la región.

      2.3. El intercambio y la balanza de pagos

      Los países —particularmente los latinoamericanos— buscan cada vez más un fluido intercambio y también mecanismos para que su comercio exterior mantenga el equilibrio de sus balanzas de pagos.

      La balanza de pagos es el instrumento que permite analizar el sector externo de la economía nacional y estudia fundamentalmente el flujo y los negocios de determinado país. Es, igualmente, un registro sistemático de las actividades económicas que se realizan entre residentes y no residentes del país durante un período de tiempo que usualmente es un año.

      Una operación económica es un intercambio de valor, normalmente un contrato en el que hay una tradición de un bien, una locación de servicios o un uso de derechos no patrimoniales, entre mercados distintos y sujetos a un pago y un ingreso de dinero. Sin embargo, bueno es advertir que en el caso de los contratos de countertrading, los bienes se intercambian por bienes; y en la compensación privada, los activos por activos. Cada una de estas operaciones económicas internacionales ha de ser registrada en la balanza de pagos. Pero también se efectúan algunos asientos cuando no se produce una gestión internacional en el sentido de un pago internacional; por ejemplo, la reinversión de utilidades que hacen las empresas extranjeras en el país, sin pagar dividendos o royalties a su casa matriz.

      En teoría, la balanza de pagos se lleva de acuerdo con las normas de contabilidad por partida doble; en consecuencia, cada operación internacional produce un crédito y un débito de igual cuantía. La exportación de vinos, de melones o de cerraduras es un crédito; los medios de pago aparecerán como un débito; en tanto que la importación de insumos para hacer tales cerraduras, que sería un débito, puede ser pagada con un aumento de las obligaciones ante los extranjeros —registrado como un crédito—. Como se ve, todas son operaciones posibles de ser registradas, pero aun en administraciones eficientes hay una serie de otras que no son informadas y solo pueden ser estimadas. Así aparece la partida de «errores y omisiones», que salda lo no registrado específicamente y con frecuencia oculta operaciones impublicables.

      La balanza de pagos no está invariablemente en «equilibrio», pues no siempre coinciden ingresos con egresos. Entonces, cuando existe un déficit o superávit sustancial, se dice que la balanza está en desequilibrio y deben tomarse medidas correctivas que afectan a quienes están operando en mercados externos, que merecen, por ello, un examen detallado. El estudio de la balanza de pagos permite efectuar una medición del sector interno sobre la base de dos conceptos básicos: la capacidad de pagos y la capacidad para importar. Así, un país que desea penetrar en mercados externos deberá auscultar no solo la demanda del producto o servicio; sino, también, la capacidad que tiene ese mercado para pagar el monto del contrato. En el acto previo de una exportación, que es la negociación comercial, el operador deberá determinar, a través de un simple análisis de la balanza de pagos del país comprador, la capacidad que tiene para importar. El comprador extranjero puede tener la voluntad de comprar y los recursos para pagar —su moneda nacional—; pero el país importador puede no tener capacidad para pagar —falta de divisas— y entonces el contrato internacional nace con una imposibilidad de cumplimiento.

      La capacidad de pagos está determinada por la suma de exportaciones de bienes y de servicios, la entrada por remesas y utilidades, y la entrada de capital no monetario:

Capac. de pagos = x b y s + entrada utilidad + entrada K no monetario

      En tanto que la capacidad para importar está representada por esa capacidad de pagos, menos la salida de capital no monetario y la salida de remesas de intereses, utilidades y salarios.

Capac. p. importar = (capac. de pagos) – salida de K no monetario – salida de remesas de intereses, utilidades y salarios

      Si se compara el monto de la capacidad para importar


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