Memorias de una época. Álvaro Acevedo

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Memorias de una época - Álvaro Acevedo


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de los Consejos Superiores Universitarios en los cuales tenían representación los gremios y el clero. Sustitución por un organismo conformado por tres estudiantes, tres profesores, el rector (sin voto) y un representante del Ministerio de Educación. Conformación de una comisión (tres estudiantes, tres profesores y un representante del Ministerio de Educación) para estudiar un proyecto de Ley Orgánica de las Universidades. Establecimiento de un sistema democrático para la elección de autoridades universitarias en los establecimientos públicos y privados.

      2 Cumplimiento de la asignación del quince por ciento como mínimo del presupuesto total de educación para la Universidad Nacional. Además, control oficial para las universidades privadas, congelación de matrículas y suspensión de las cláusulas lesivas a la nación colombiana contenidas en los contratos de las universidades con agencias internacionales.

      3 Conformación inmediata de una comisión (tres estudiantes, tres maestros y un representante del Ministerio de Educación) para estudiar el carácter orientador de la Universidad Nacional en la educación superior, liquidación del Instituto Colombiano de Fomento a la Educación Superior (Icfes), financiación estatal y adecuada de la educación superior, investigación científica financiada exclusivamente por la nación y planificada por investigadores nacionales, revisión de todos los contratos celebrados con entidades extranjeras. El informe debería ser aprobado previamente por un Encuentro Nacional Universitario y puesto en marcha por el gobierno.

      4 Retiro definitivo de la Fundación para la Educación Superior (FES) de la Universidad del Valle.

      5 Legalización del derecho a crear organizaciones gremiales en cualquier tipo de establecimiento educativo.

      6 Reapertura de la Facultad de Sociología de la Universidad Javeriana.

      Como puede observarse, el programa contemplaba tanto puntos estructurales como aspectos coyunturales. Los tres primeros y el quinto tocaban aspectos estructurales, ya que exigían cambios de fondo en el control de las instituciones universitarias. Por su parte, el cuarto y el sexto obedecían a aspectos circunstanciales de dos instituciones universitarias. Estudiantes de treinta y tres instituciones de educación superior del país decidieron suscribir el Programa Mínimo170. Este constituía para los jóvenes de la época un avance revolucionario:

      En el Segundo Encuentro Nacional, realizado a mediados de marzo en Bogotá, los estudiantes concretaron sus aspiraciones fundamentales en el Programa Mínimo. Las reivindicaciones consignadas en este se refieren al cambio revolucionario en la educación superior. Se exige la autonomía universitaria con la instauración de un consejo de dirección democrática, integrado fundamentalmente por las fuerzas básicas de la universidad, estudiantes y profesores. Se exige la supresión del dominio imperialista sobre la universidad, así como el de las clases pro-imperialistas, la gran burguesía y los grandes terratenientes. Suspender los programas de asistencia económica, técnica y de cualquier otra índole de las organizaciones imperialistas, mediante los cuales se hipoteca la soberanía cultural y se establece en los centros educativos colombianos una cultura antinacional, anticientífica y antipopular. Se exige en el Programa Mínimo que el Estado responda por la financiación de la educación y que sean las fuerzas democráticas las que sienten los principios y tracen las políticas y programas educativos en la universidad. Se exige también la defensa de la educación pública, especialmente de la Universidad Nacional, y la aplicación de un plan amplio de asistencia y bienestar estudiantil. En estos puntos del Programa Mínimo están contemplados los principios básicos de una reforma revolucionaria de la universidad colombiana, conforme a las reivindicaciones estratégicas de las clases explotadas y revolucionarias171.

      En opinión de Pardo y Urrego, “el Movimiento Estudiantil de 1971 logró un triunfo sin antecedentes en la historia nacional”. Indican que ese triunfo se debió, en primer lugar, a la comprensión que los universitarios tenían acerca de la injerencia que los organismos internacionales –especialmente de Estados Unidos– ejercían sobre “el diseño de la política educativa nacional, a través de los consejos superiores universitarios”; y en segundo lugar, debido a que los estudiantes elaboraron “una propuesta de reforma y de gobierno universitarios”, la cual fue sintetizada en el Programa Mínimo solo después de “intensas discusiones ideológicas, en medio de un gigantesco movimiento de masas y de una brutal represión del gobierno”172.

      La movilización estudiantil de 1970 tuvo efectos de alto impacto en muchas localidades del país. En Bucaramanga el año de 1971 inició con una intensa agitación estudiantil. Los luctuosos acontecimientos que sacudieron a Cali el 26 de febrero intensificaron las protestas que desde hacía algunos días mantenían en estado de alerta a la capital santandereana. Desde el día 11 de febrero el estudiantado de la UIS protestaba contra la elección de Carlos Virviescas Pinzón como rector de la institución. Cientos de universitarios y estudiantes de secundaria marcharon por las calles y gritaron consignas en contra de lo que creían era una “imposición de carácter político de fuerzas extrañas a la universidad y a los intereses de la misma”, tal como lo informaba un periódico capitalino. La protesta terminó en una batalla campal. Al parecer –en insólitas circunstancias–, obligado por el estudiante Javier Castrillón, y en medio de la confusión, Carlos Virviescas Pinzón declinó el nombramiento173. En consecuencia, la malhadada situación dejaba a la universidad en medio de una verdadera crisis institucional y al movimiento ante un horizonte que parecía exigirle una mayor actividad, puesto que Castrillón había sido condenado a prisión bajo el cargo de secuestro.

      La declinación de Virviescas y las circunstancias que envolvieron el hecho significaban un triunfo de los estudiantes ajustado a la legalidad, razón por la cual consideraban inicua la condena de Castrillón. La decisión judicial se convirtió en el detonante de un nuevo conflicto estudiantil. El jueves 13 de abril en las instalaciones de Bienestar Universitario se realizó una asamblea general convocada por la Asociación de Estudiantes Universitarios de Santander (Audesa) para discutir las medidas de presión que se utilizarían para hacer que el gobierno liberara al joven estudiante. En los alrededores de la universidad y con miras a cuidar el “orden público”, la policía hizo presencia desde tempranas horas de la mañana. El bloqueo del tráfico y el desmonte de una malla que separaba a la UIS del Instituto Técnico Dámaso Zapata, al igual que ciertas escaramuzas de parte de los estudiantes, fueron interpretadas por la fuerza pública como una agresión que les facultaba, según decían, para entrar en los predios universitarios. Las instalaciones de la universidad fueron allanadas174.

      Protesta universitaria. Archivo Vanguardia Liberal. 11 de marzo de 1971. Bucaramanga

      El Comando de la Quinta Brigada atribuyó la responsabilidad de los acontecimientos a los estudiantes y a la confusión que se desató en las afueras del campus. La fuerza pública adujo que la reacción de los policías se debió a la agresión de que fuera víctima el Teniente Rodolfo Torres; situación confusa, por demás, que obligó a sus subalternos a entrar a la universidad disparando en legítima defensa175. Además de la versión oficial de los militares, el periódico El Siglo se mostró ultradefensor de la actitud asumida por la fuerza pública. En su opinión, los policías habían sido agredidos por unos manifestantes que estaban pidiendo la libertad de un secuestrador y por la realización de un paro en solidaridad con la Universidad del Valle. Los heridos eran consecuencia de la dura refriega, cuyo listado estaba encabezado por los nombres de los efectivos de los cuerpos de seguridad que resultaron heridos176. La versión de los estudiantes y de las directivas de la universidad señaló directamente como responsables de las acciones de fuerza a los policías. En el boletín institucional se habló del ingreso de agentes a las 3:00 p.m. por la Escuela Nacional de Comercio y de allí hasta el edificio de Ingeniería Mecánica. Esto obligó a quienes circulaban en el campus universitario a refugiarse en las oficinas de Administración. El mismo rector al salir solicitando el cese de la represión fue golpeado y amenazado por efectivos policiales177.

      El 14 de abril la tensión había llegado a su punto sin retorno. Los distintos estamentos universitarios empezaron a reunirse para tratar los temas: el Consejo Superior abrió sesiones extraordinarias contando con la presencia de Virviescas para discutir sobre las reformas a las estructuras


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