Actividades físicas y deportes adaptados para personas con discapacidad. David Sanz Rivas

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Actividades físicas y deportes adaptados para personas con discapacidad - David Sanz Rivas


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capacidades perdidas a la persona para que pueda desenvolverse en su medio habitual, por lo que nos servimos nuevamente de la AFA como objeto de estudio y campo de acción de la rehabilitación (Castellote, 2003). En este sentido, Josep Oriol Martínez (2003; pág. 21) indica que, en el ámbito de las Ciencias de la Salud, el desarrollo de actividades físicas o deportivas para personas con alguna discapacidad es de vital importancia en la aplicación de planes integrales de salud, orientados principalmente a:

      • La conservación, y si es posible la mejora, de las capacidades físicas, sensoriales o mentales afectadas, dentro de los programas de readaptación funcional.

      • Fortalecer la autoestima, aumentando la confianza en sus positivas capacidades y verdaderas competencias.

      • Favorecer su salud, en su concepto más amplio, tanto física como psíquica y psicosocial.

      Un buen ejemplo de la aplicación de las actividades físicas y deportivas en este ámbito es el programa Hospisport, que es un programa de iniciación al deporte adaptado para personas con movilidad reducida que estén ingresadas en centros hospitalarios o sociosanitarios (p. ej., Instituto Guttmann de Barcelona). El objetivo general del programa es favorecer el proceso de readaptación y reinserción social de las personas con discapacidad física ingresadas para su rehabilitación en los hospitales o bien ingresadas en centros sociosanitarios, utilizando el deporte como estímulo y complemento de la rehabilitación. El programa agrupa a los pacientes por características, posibilidades e intereses deportivos, y les ofrece la posibilidad de realizar una o dos sesiones por semana en diferentes instalaciones deportivas adaptadas. Hospisport ofrece la oportunidad de continuar durante un largo período de tiempo haciendo deporte en las mismas instalaciones y con los mismos monitores, una vez que el paciente ha recibido el alta hospitalaria.

       Ámbito recreativo

      Cuando nos referimos al ámbito recreativo, nos referimos a la práctica de actividad física que la persona realiza en su tiempo libre, que la Real Academia Española (RAE, 2001; pág. 1.475) define como “el tiempo del que dispone una persona al margen de sus ocupaciones habituales”. De acuerdo con Laura Ruiz (2002; pág. 55) consideramos el tiempo libre “como aquel tiempo en el que no hay obligación de realizar una determinada tarea y que, en la mayoría de personas, es un espacio deseado y elegido libremente”. Por su parte, el ocio sería “la parte del tiempo libre empleado en actividades con las que disfrutamos, haciendo referencia más a la actividad que al tiempo” (Ruiz Rivas, 2002; pág. 56). El ocio, por tanto, poseerá unas características propias tales como: a) es libre y voluntario; b) es motivante en sí mismo, siendo las actividades gratificantes para la persona; c) es hedonístico, buscando la satisfacción, el placer y el disfrute, y d) cumple funciones importantes como el descanso, la diversión y el desarrollo personal.

      Los beneficios que aportan las actividades de ocio han sido descritos por varios autores y abarcan varias dimensiones de la persona (ver revisión de Ruiz Rivas, 2002; pág. 57):

      • Físicos: combate el estrés, permite la rehabilitación de determinados déficits, etc.

      • Cognitivos y conductuales: ayuda al aprendizaje y mejora las habilidades sociales, desarrolla la creatividad, etc. A su vez, es un buen instrumento para el aprendizaje y desarrollo de conocimientos y destrezas, permitiendo trabajar mediante el juego contenidos curriculares diversos: áreas perceptivas, motrices, verbales, afectivosociales, etc.

      • Emocionales: favorece el crecimiento personal y el desarrollo de la autoestima al proporcionar experiencias positivas de éxito, de competencia personal y autoconfianza.

      • Sociales: permite a la familia disponer de tiempo libre para sus propias ocupaciones, un mayor apoyo social y grupos de ayuda. También se previenen problemas de aislamiento y, muy especialmente, es un recurso para la integración, ya que a través de las actividades planteadas se inician y consolidan relaciones, educándose en la solidaridad y el respeto.

      Así pues, las actividades físicas que podemos realizar en este ámbito estarán enmarcadas en contextos de intervención como clubes de tiempo libre, colonias y/o campamentos, campos de trabajo, ludotecas, terrenos de aventura, casas de la juventud, casas de la cultura, centros de información juvenil o centros cívicos, entre otros (Ruiz Rivas, 2002).

       Ámbito preventivo

      Dentro del ámbito preventivo ubicaríamos toda actividad física que se hace con el fin de mejorar la salubridad de la persona. Ello implica la superación de la concepción tradicional de la salud, en la cual los comportamientos para con la actividad física eran pasivos y cualquier problema de salud se solventaba acudiendo a los profesionales sanitarios. Tal y como vimos en la concepción actual de salud, es preciso que la persona adopte e integre en su vida unos hábitos saludables, tales como una correcta alimentación, un descanso adecuado y, por supuesto, una actividad física regular.

      Desde nuestra perspectiva, consideramos que las aportaciones que podemos hacer desde cualquiera de los otros cuatros ámbitos de intervención pueden ser muy variadas, previniendo la aparición de problemas de tipo fisiológico, físico o psicosocial.

      Cada uno de los programas de actividad física que planteemos para un colectivo especial en cualquiera de los ámbitos vistos hasta ahora podrá realizarse de diferentes formas, en función del nivel de integración que consigamos dentro la actividad física catalogada como “formal”, es decir, aquella actividad física practicada por personas que no tengan ningún tipo de discapacidad o disfunción de sus condiciones normales. Detallaremos un poco más cada uno de los programas que podemos clasificar en función de su relación con la actividad física formal (figura 1.16):

      a) Programas segregadores. Se refiere a los programas en los que aquellas personas que tengan una discapacidad o condición especial realizan la actividad física al margen del resto de componentes de la sociedad o grupo en el que se hallen inmersos. Un ejemplo lo encontraríamos cuando se celebra un campeonato deportivo para un colectivo determinado (p. ej., Copa del Rey de Baloncesto en Silla de Ruedas), al margen del deporte equivalente para personas sin discapacidad (p. ej., Copa del Rey de Baloncesto ACB6).

      b) Programas paralelos. Este tipo de programas significa un avance en la normalización de las prácticas deportivas y de actividad física para colectivos especiales, ya que implica el compartir las instalaciones, materiales, horarios, entre otros, dispuestos para su actividad equivalente para el resto de la población. El ejemplo más claro de este tipo de programas lo hayamos en el Movimiento Olímpico-Paralímpico en el cual, desde Seúl ’88, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos se volvieron a celebrar en la misma ciudad organizadora y en las mismas instalaciones. La diferencia reside en que no comparten el mismo momento de celebración, ya que los Juegos Paralímpicos se celebran una vez han finalizado los Olímpicos. Otro ejemplo lo tenemos en determinados torneos del circuito profesional de tenis (ATP), donde, durante la celebración del torneo, transcurre igualmente su equivalente de tenis en silla de ruedas, concretamente en los Grand Slam.

      c) Programas integrados. Este tipo de programas implican que debe existir una “convivencia” entre ambos colectivos durante la realización de la actividad física en cuestión. Sin embargo, para la correcta práctica conjunta debemos realizar una serie de adaptaciones en las tareas o en el programa que permitan que las personas con discapacidad puedan tomar parte en la actividad de una forma lo más normalizada posible. Por ejemplo, las adaptaciones, en cualquiera de los elementos del currículo, que podemos hacer dentro de la clase de Educación Física son un buen ejemplo de la intervención que debemos llevar a cabo para desarrollar un programa integrado.

      d) Programas Inclusivos. Este tipo de programas representa la total normalización en la práctica, en la medida en que no hacemos distinción en nuestra intervención o tareas planteadas en función de las características


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