Actividades físicas y deportes adaptados para personas con discapacidad. David Sanz Rivas
Читать онлайн книгу.deporte, recreación y rehabilitación como áreas de subespecialización dentro de la AFA (DePotter, Van Coppenolle, Djobova, Dobreva, Wijns y Van Peteghem, 2003).
Aunque el término “disciplina emergente” ha sido usado por algunos investigadores de reconocido prestigio en el ámbito de las AFA (p. ej., Sherrill, 1998), la investigación es el medio a través del cual un cuerpo de conocimientos o disciplina crece y se desarrolla (Reid y Stanish, 2003). Estos autores apuntan una serie de criterios que deben reunirse para que un área de estudio sea considerada como una disciplina, a saber: a) dominio identificable en el que se planteen cuestiones vitales; b) una teoría sustancial y una tradición pública reconocida; c) una estructura conceptual única; d) integridad única; e) reconocimiento de los métodos y procedimientos utilizados; e) reconocimiento de los procesos y de los productos, y f) utilización de un lenguaje claro y correcto que garantice la comunicación. El trabajo realizado por Reid y Stanish (2003) analiza las publicaciones aparecidas en una de las revistas más relevantes en AFA (Adapted Physical Activity Quarterly), dada su especificidad y su inclusión en dos áreas del Journal Citation Reports, donde se analizan sus publicaciones durante el período comprendido entre 1984 y 2000. Las conclusiones más reseñables de dicho trabajo, en relación con los criterios que debe reunir para ser considerada una disciplina, las resumimos a continuación:
• Se cumple el primer criterio de un cuerpo de conocimientos propio, al existir numerosos trabajos específicos de poblaciones especiales, tanto en esta revista como en otras.
• No existe predominancia de técnicas y metodología propias, sino que suelen aplicarse unas procedentes de otras disciplinas.
• Existe disparidad en el establecimiento de un marco conceptual en el que se desarrolla la investigación, si bien muchos de ellos proceden de disciplinas como la psicología del deporte, el aprendizaje motor o el desarrollo motor. De hecho, muchos trabajos han tenido como objetivo primordial determinar si el modelo teórico creado en otras disciplinas se cumple en personas con discapacidad o en contextos de AFA (p. ej., Tripp, French y Sherrill, 1995). Por ello, no cabe considerar que cumpla el criterio de posesión de un marco conceptual único.
• La mayor parte de la terminología empleada procede de otras disciplinas como la cinesiología, la educación especial, la educación física o la rehabilitación, y son menos los términos específicos como paraolimpíadas, goalball, boccia, quad rugby, twin-basketball, entre otros (p. ej., Evaggelinou y Grekinis, 1998).
A tenor de la discusión planteada en párrafos anteriores, Reid y Stanish (2003) consideran que la AFA no puede ser considerada como una disciplina, sino como un campo de estudio profesional, con una base de conocimiento interdisciplinario.
Una profesión hace referencia a la ocupación de un servicio, normalmente tras la realización de unos estudios superiores o especializados, la cual está guiada por unos códigos éticos y tiene unos órganos de representación formales (Reid y Stanish, 2003). La consideración de la AFA como una profesión comienza al principio de la década de 1970, cuando se empezaron a ofertar los primeros programas de formación (Sherrill y DePauw, 1997). Baker y Wade (1995) realizan un análisis acerca de la consideración de la Educación Física como una profesión, mientras que nosotros, partiendo del trabajo de Reid y Stanish (2003), analizaremos las implicaciones específicas de esos criterios para la AFA:
a) Es en esencia una actividad intelectual. Dada la heterogeneidad de personas que trabajan en el campo de las AFA (p. ej., voluntarios), este criterio es difuso, si bien la investigación en este campo cumpliría este requisito.
b) Basa su conocimiento en la investigación. Cabe indicar que dicho conocimiento no ha sido equitativo para las diferentes subdisciplinas que podemos en contrar en las AFA. Por ejemplo, en el caso del deporte adaptado, si bien el origen de éste se ubica a mi tad del siglo pasado, la investigación ha desempeñado en él un rol menor en la evolución que se le asigna a las AFA desde la década de 1980 (Reid y Prupas, 1998). Así, podemos encontrar numerosas revistas con trabajos de investigación en relación con las AFA, mientras que las específicas existen en menor medida (p. ej., Adapted Physical Activity Quarterly o Palaestra).
c) Deben existir objetivos prácticos, apoyados por la investigación. No cabe duda de la naturaleza práctica de las AFA, si bien hay multitud de propósitos, determinados por las características, necesidades y orientaciones que se dé a la citada práctica.
d) Autoorganización. Existen numerosas organizaciones que tratan de coordinar las directrices de los programas de intervención para con estas poblaciones.
e) Capacidad de comunicación. Aquí se hace referencia a las numerosas fuentes bibliográficas en las que podemos encontrar trabajos en relación con las AFA.
f) Servicio público. Dada la voluntariedad que suele acompañar a la puesta en práctica de programas de AFA, así como la persecución de una serie de objetivos y beneficios a nivel biológico, psicológico y/o social, este criterio podría considerarse cumplido.
Por esta justificación que hemos apuntado anteriormente, Reid y Stanish (2003, pág. 215) consideran que la AFA incluye muchos de los criterios para que ésta sea considerada como una profesión.
A tenor de lo apuntado anteriormente, resulta complejo decantarnos por considerar la AFA como un campo profesional, donde los argumentos parecen ser más sólidos, que una disciplina o ámbito de estudio con entidad propia, ya que recoge argumentos de los dos. En opinión de Hernán Ariel Villagra, en los Cursos de Verano de la Universidad Politécnica de Madrid (2007), es posible que el mercado laboral acabe demandando a aquellos profesionales que satisfagan las necesidades específicas de estas poblaciones, sin importar tanto la titulación específica del profesional en cuestión. En cualquier caso, no debemos olvidar que el International Council in Sport Sciences and Physical Education (2007), reconoce la Actividad Física Adaptada como una disciplina de investigación con entidad propia, junto con otras dieciocho, a saber: 1. Pedagogía del Deporte; 2. Sociología del Deporte; 3. Historia del Deporte; 4. Filosofía del Deporte; 5. Psicología del Deporte y del Ejercicio; 6. Biomecánica; 7. Fisiología del Ejercicio; 8. Ciencias del Entrenamiento; 9. Comparativa Educación Física y Deporte; 10. Cineantropometría; 11. Psicología Neuromotriz, Control y Aprendizaje Motores; 12. Ciencias Políticas del Deporte; 13. Instalaciones Deportivas; 14. Información Deportiva; 15. Derecho Deportivo; 16. Gestión Deportiva; 17. Medicina del Deporte, y 18. Visión y Deporte.
Finalizaremos este apartado indicando una serie de reflexiones críticas que Hutzler y Sherrill (2007) apuntan en su ar tículo reciente acerca de las perspectivas internacionales en torno a la definición del concepto de Actividad Física Adaptada:
• Es probable que la AFA siga prosperando como una profesión si se la considera un campo de estudio multidisciplinario (o disciplina) o una subespecialización de la educación física, las ciencias del deporte o la cinesiología.
• La categorización apuntada en la ICF de la OMS (2001) puede servir como marco teórico para la integración de la discapacidad y los estudios sobre motricidad, así como para especificar las poblaciones objeto de estudio.
• La AFA abarca la participación en diferentes contextos (inclusión, integración o segregación).
• La subespecialización de la AFA podría incluir la educación física, deporte, recreación y rehabilitación. Algunos países optan por subespecializaciones en componentes académicos separados, mientras que otros prefieren un enfoque multi-disciplinario.
• Los estándares para proporcionar servicios de AFA varían en función del país y de los recursos disponibles. Esta cuestión también podemos extrapolarla a la hora de estimar los recursos disponibles para hacer investigación de calidad en este campo. No obstante, dichos estándares requieren diversas competencias, tanto para los especialistas como para los generalistas que haya en los diferentes puestos laborales afines.
• La AFA es un campo de estudio con una creciente evidencia empírica de base, que debe avanzar en la elaboración de un cuerpo único de conocimientos.
• En algunos países el término